Estados Unidos
El Supremo salva los pilares del «Obamacare»
El alto tribunal considera legales las ayudas federales a las familias para que puedan tener seguro médico.
Cuando en marzo de 2010 la reforma sanitaria del presidente Barack Obama fue aprobada, éste apareció sonriente junto con su vicepresidente Joe Biden. Entonces, Biden le robó el protagonismo cuando le dijo, sin saber que los micrófonos estaban abiertos: «Es un acuerdo de puta madre». Entonces no lo sabían, pero les esperaban años de demandas y litigios para intentar desmantelar la reforma, piedra angular del primer mandato del presidente demócrata.
Ayer se volvió a repetir la escena. Se presentaron sonrientes después del anuncio del Tribunal Supremo a favor de la reforma ante la última demanda. Fue Obama el que marcó los titulares esta vez: «La reforma sanitaria está aquí para quedarse. Es un buen día para EE UU. Vamos ahora a trabajar», dijo el presidente en referencia a que la decisión de los nueve jueces asegura la permanencia de la reforma tras la salida de Obama de la Casa Blanca en 2017. «Cuando elegimos escribir un nuevo capítulo para Estados Unidos, con una nueva economía, con estadounidenses con libertad para escoger un trabajo o empezar un negocio, para perseguir una idea, tener una familia, libres de miedo, la sanidad asequible tenía que estar ahí y estará. Si nos ponemos enfermos, no vamos a perder nuestro hogar. Si nos quedamos sin trabajo, todavía podremos cuidar de nuestras familias», dijo en referencia a las personas sin seguro médico que se han endeudado para pagar tratamientos muy caros.
El Supremo decidió ayer ratificar la provisión de la reforma sanitaria que permite al Gobierno proporcionar subsidios a las familias de clase media y baja para que puedan pagar el seguro sanitario. En total, este fallo beneficiará a casi nueve millones de personas. Con esta decisión, por seis votos a favor y tres en contra, la Ley de Cuidado Asequible (como se llama a la reforma sanitaria) se convertirá en una parte fundamental de la red de Seguridad Social para los estadounidenses.
Esta decisión es la segunda gran victoria política que el Tribunal Supremo otorga a la reforma sanitaria de Obama. Ya en 2012 el presidente conservador del alto tribunal, John Roberts, sorprendió al votar con los liberales a favor de la norma. Entones, el juez Anthony Kennedy, que suele ser independiente, se puso del lado de los conservadores. Ayer estuvo con la mayoría. «El Congreso aprobó la Ley de Cuidado Asequible para mejorar los mercados de seguros médicos, no para destruirlos», escribió Roberts en la explicación de su voto.
Alrededor de 10,2 millones de estadounidenses se han registrado para comprar un seguro sanitario tras aprobarse la reforma, ya que de no hacerlo se arriesgaban a pagar una multa. Esta cifra incluye a 8,7 millones que reciben de media un subsidio mensual de 272 dólares para completar el coste del seguro. De haber sido una sentencia en sentido contrario, 6,4 millones de estos últimos habrían perdido sus fondos por vivir en Estados gobernados por republicanos que, para obstaculizar el cumplimiento de la ley, no habían puesto a su disposición seguros médicos asequibles como manda el «Obamacare». Los habían suscrito en alguno de los 34 Estados que sí lo hacían. La demanda arguía que cada ciudadano debía suscribir el seguro sólo en su estado. Y aquí es donde el Supremo ha fallado a favor de Obama al entender que ley permitía que se adquiriese el seguro en otro lugar si en el Estado de residencia no existía. Y en contra de los conservadores que esperaban que no se permitiese. Con esta decisión, no sólo respira el presidente demócrata, sino también la industria de seguros médicos, que hará que el mercado se mantenga más estable.
El portavoz republicano de la Cámara de Representantes, John Boehner, evitó conceder la victoria al presidente. «Continuaremos con nuestros esfuerzos de anular esta ley y sustituirla con soluciones que ayuden a los ancianos, propietarios de negocios y familias de clase media», reconoció Boehner, cuyo partido se marcó como prioridad desmantelar esta ley tras ser aprobada.
Para Glenn Cohen, uno de los mayores especialistas norteamericanos en legislación sanitaria, «Jeb Bush no tendría obstáculos jurídicos para hacer cambios si se convierte en presidente. Los problemas vendrían si no tiene el apoyo del Congreso». John McDonough, profesor de la Escuela de Salud Pública de Harvard, aseguró a LA RAZÓN que «se necesitarán varios años para que la ley sanitaria esté totalmente implementada, aunque la mayor parte de las disposiciones se han incorporado al sistema de salud».
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