Corea del Norte
El verdadero rumbo del «Carl Vinson», el portaaviones que EE UU mandó a Corea del Norte
La Casa Blanca reconoce que su portaaviones no está en Corea, sino en el océano Índico. Pyongyang eleva la retórica belicista y amenaza a EE UU con una «guerra termonuclear»
La Casa Blanca reconoce que su portaaviones no está en Corea, sino en el océano Índico. Pyongyang eleva la retórica belicista y amenaza a EE UU con una «guerra termonuclear»
El grupo de ataque que encabeza el portaaviones «Carl Vinson», que Washington dijo hace diez días que se dirigía hacia Corea del Norte, se encontraba el fin de semana aún en las proximidades del océano Índico, según una foto publicada ayer por la Armada estadounidense. La instantánea, tomada el 15 de abril, mostraba al «Carl Vinson», que va acompañado de un grupo de ataque que incluye dos destructores con misiles guiados, cruzando el estrecho de Sunda, entre las islas indonesias de Java y Sumatra.
Esto indica que el portaaviones no se encontraba durante la semana pasada de camino hacia el Mar de Japón (Mar del Este) como habían indicado la Casa Blanca o el propio secretario de Defensa, James Mattis. Por el contrario, el portaaviones abandonó Singapur el 8 de abril con rumbo sur, no hacia el Pacífico Occidental, como indicó Washington, que sugirió que el movimiento estaba motivado por la necesidad de reafirmar su compromiso con sus aliados asiáticos ante las provocaciones de Corea del Norte.
Mientras, los juegos de guerra continúan en la península. El régimen norcoreano amenazó ayer a EE UU con hacer estallar una «guerra termonuclear» si continúa creando situaciones de peligro en la región. En un tono inusual, el embajador de Pyongyang ante la ONU, Kim In Ryong, aseguró que «si Washington opta por una acción militar, estamos preparados para reaccionar a cualquier tipo de conflicto». Su ultimátum llega después de que el vicepresidente Mike Pence, que se encuentra de visita por Asia, advirtiera que EE UU y sus aliados darán una «respuesta aplastante y efectiva a cualquier ataque con armas convencionales o nucleares». Pence, que se reunió en Tokio con el primer ministro nipón, Shinzo Abe, quiso mostrar su apoyo a una nación que ha sido objetivo de los lanzamientos de misiles por parte de Pyongyang. «Apreciamos los tiempos difíciles que el pueblo de Japón vive con provocaciones cada vez mayores por todo el Mar de Japón. Estamos con vosotros al 100%», afirmó.
Sin embargo, las advertencias de Washington no han amedrentado a una nación que posee entre diez y 20 bombas atómicas, según Corea del Sur. Por el contrario, su determinación se ha fortalecido. «Vamos a llevar a cabo más pruebas con misiles: semanales, mensuales y anuales», declaró el viceministro norcoreano, Han Song Ryol. El aumento de su capacidad nuclear, que ya ha logrado desarrollar una bomba de 30 kilotones –dos veces la de Hiroshima– y una potencia balística suficiente para amenazar a Corea del Sur y Japón, junto con la posibilidad de que consiga armar un misil intercontinental con una ojiva atómica se han convertido en el principal desafío de Washington.
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