Crisis en Ucrania

El escritor Boris Akunin acusa a Putin de “dictador imperialista...alejado de la realidad”

El presidente Putin en un acto el pasado 2 de febrero en el Kremlin
El presidente Putin en un acto el pasado 2 de febrero en el KremlinSergei KarpukhinAgencia AP

Boris Akunin, considerado el escritor más popular de Rusia, acusó en una entrevista con Efe al presidente ruso, Vladímir Putin, de ser un “dictador” con ambiciones postimperialistas que ha llevado a su país a un estado de “semidesintegración”.

Me temo que Rusia se encuentra en una fase de semidesintegración. Si las cosas continúan igual, después de Putin habrá una nueva desintegración, como en 1991, sólo que ahora no será la URSS, sino la Federación Rusa”, comentó el autor, que acaba de concluir el último tomo de La Historia del Estado Ruso.

Seudónimo de Grigori Chjartishvili, Akunin se exilió en el sur de Europa coincidiendo con la anexión rusa de Crimea y el apoyo del Kremlin a la sublevación armada en el Donbás ucraniano (2014).

La ira de Putin

Moscú considera a Ucrania y a las otras antiguas repúblicas soviéticas parte de su ‘zona de influencia’ y no quiere que ésta se reduzca. Toda la crisis ucraniana, desde la toma de Crimea a la financiación de la revuelta en el Donbás, es un castigo a Ucrania porque en 2014 el nuevo Gobierno decidió dar un giro del Este al Oeste”, dijo.

En cuanto a la actual tensión militar, agregó, “está provocada en gran medida por las ambiciones postimperialistasdel dictador ruso”.

En su opinión, la “retórica imperialista” es la que lleva a Putin y al resto de altos funcionarios rusos a asegurar que Ucrania no existe y que rusos y ucranianos son un mismo pueblo.

“Difícilmente ellos se lo creen”, resalta.

El autor de origen georgiano considera que “Putin, como cualquier dictador que dispone durante largo tiempo de un poder ilimitado, se encuentra, en alguna medida, alejado de la realidad. Vive, en parte, en una especie de mundo ilusorio”.

“Es una persona del siglo pasado, que no usa internet. Su comprensión del mundo se forma exclusivamente a partir de los informes que le prepara su aparato y los servicios secretos. Esas instancias son sus mayores influencias. Y persiguen sus propios intereses. Es la historia sobre el perro que se muerde la cola”, precisa.

El Estado ruso no nació en Ucrania

Entre los mitos que el escritor ha aprendido durante los años que ha dedicado a escribir la Historia del Estado ruso es que su origen no es el reino medieval de Rus con capital en Kiev (IX-XII) “como se estudia en la escuela”.

“El primero, el Estado primigenio, es precursor lejano por lo menos de tres Estados: Ucrania, Bielorrusia y Lituania”, explica.

En cambio, añade, “el antecesor directo y la matriz del Estado ruso fue la potencia mongola de Gengis Khan”, en alusión a la conquista de territorio ruso por la Horda de Oro (XIII-XV).

“El edificio de nuestro Estado está construido sobre esos cimientos. Las cuatro esquinas de esos cimientos son la hipercentralización del poder, la sacralización del Estado como valor supremo y del ‘Gran Khan’, y la imposibilidad intrínseca de un Estado de derecho”, subraya.

Con todo, niega que el pueblo ruso haya heredado de por vida esa mentalidad imperial y autoritaria, y que los rusos sean incapaces de construir una democracia al uso.

“Al contrario, muchos -no todos y ni siquiera una mayoría- tienen mentalidad imperial porque el régimen imperial lo cultiva a través de sus muchos canales de propaganda, especialmente la televisión. Cambia el formato de poder, cambiará la conciencia de las masas”, opina.

Privatización de la historia

Akunin, de 65 años, admite que Putin no logrará “privatizar” la historia, algo que “ni siquiera lograron los líderes soviéticos”, pero sí ha conseguido limitar al espacio de debate con la censura.

“El Estado concede mucha importancia a la propaganda y, desde su punto de vista, la historia es un elemento importante de su ideología. Algunos eventos rentables para la propaganda hay que hincharlos y exagerarlos. Todo lo relacionado con la grandeza, las victorias y los éxitos. Los que es perjudicial, debe ser acallado o incluso prohibido”, señala.

Ese es el caso de “la vergonzosa historia de los servicios secretos, de donde proceden los que ahora dirigen Rusia”.

“Por eso, recientemente fue prohibida la universalmente respetada organización histórica Memorial, que recaba material sobre las represiones estalinistas”, denuncia.

La censura ha estrechado también el cerco sobre todo suceso relacionado con la Gran Guerra Patria, como es conocido en este país el episodio soviético de la Segunda Guerra Mundial (1941-45).

“No hace mucho se aprobó una ley que contempla la persecución penal, por ejemplo, por comparar el régimen de Stalin con el de Hitler o por afirmar que el pacto Ribbentrop-Mólotov de agosto de 1939 contribuyó al estallido de la contienda mundial”, indicó.

Por ese motivo, Akunin cerró su Historia sobre el Estado ruso en 1917, ya que en la Rusia de Putin es imposible escribir de manera objetiva sobre la Unión Soviética y no pagar las consecuencias.

Con respecto al mandato de Putin, en el poder desde 2000, asegura: “Veremos en qué acaba”.

Si su salida es tranquila, eso será una historia. Si con disparos y sangre, otra totalmente diferente. Pero aún seguirá en el Kremlin. Esto no se termina con 22 años”, asevera Akunin, que reside entre España, Italia y el Reino Unido.