Historia

El misil soviético que mató a 269 pasajeros de un avión “por error” porque pensaban que eran espías

En aquel Boeing 747, viajaba un importante congresista de Estados Unidos, lo que desató una alta tensión entre el país norteamericano y la URSS

Imagen de archivo de un misil ESSM
Imagen de archivo de un misil ESSMlarazon

Corría el mes de septiembre de 1983 cuando un avión de pasajeros de Korean Airlanes (aerolínea de Corea del Sur) entró por error al espacio aéreo de la Unión Soviética, lo que provocó que un misil impactara contra ellos. Un piloto que no cumplió con los protocolos de emergencia fue catalogado como responsable de este “incidente” que dejó 269 muertos, que iban a bordo de ese Boeing 747, mientras la URSS sostuvo que pensaban que se trataba de una operación de espionaje en plena Guerra Fría.

Trascurrieron doce minutos de reloj desde que el misil impactó en el fuselaje hasta que el avión cayó al mar. El disparo fue realizado por el teniente coronel Guennadi Osipovich, piloto de un caza SU-15 en una “misión de intercepción de un avión intruso”. Un confuso episodio de invasión de un aeroplano que ya llevaba 150 minutos de tensa duración. Así fue la conversación del tirador con su base.

Base: “Apunten al objetivo”.
Piloto: “Blanco en la mira”.
Base: “Disparen”.
Piloto: “Fuego”.
Base: “Informe”.
Piloto: “El blanco, destruido”.

El vuelo había partido del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy con 269 personas a bordo, entre las que había 105 coreanos (incluidos los 29 tripulantes), 61 estadounidense -entre los que se contaba el congresista republicano Larry MacDonald-, así como personas de otros países como Japón, Canadá o Suecia. Hizo escala en Alaska, y con varios minutos de retraso, se desvió de su ruta y penetró en el espacio aéreo soviético.

Allí, los radares de la estación militar detectaron al avión “intruso”, y desde allí despegaron cuatro Mig 23 en su búsqueda. Tardaron unos veinte minutos en encontrarlo, cuando el aeroplano se metió en la zona internacional del Mar de Okhotsk. Los aviones militares volvieron a la base y se dio aviso a las bases de la isla Sajalin, hacia donde la aeronave coreana parecía dirigirse.

Ni la isla ni su espacio aéreo figuraban en la ruta programada, pero inexplicablemente, entró. El piloto del Boeing, Chun Byung-il y su copito, Kim Si-il no parecían tener idea de dónde estaban realmente, ni tampoco de lo que estaba ocurriendo alrededor de su avión. La URSS pidió que salieran, pero ellos, por error, pensaban que estaban en la ruta adecuada.

Acto seguido, Osipovich recibió la orden de acercarse al Boeing coreano y hacer un disparo de advertencia (aunque los registros no saben si lo hizo o no). Y poco después, disparó el misil para derribarlo.

“Hubiera preferido tomarme una botella de vodka con el piloto”

Para los norteamericanos, se trataba del ataque injustificado contra un avión de pasajeros, mientras que para los soviéticos era solo una operación de espionaje. El trágico desenlace dejó uno de los peores episodios de aquella guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

Tras la caída del Muro de Berlín, se conoció la verdad. En 1993, Moscú reconoció que las cajas negras de ese avión estaban en su poder. Las transcripciones recuperadas de la cabina de mando del 747 indican que la tripulación no era consciente de que estaban fuera de curso.

Osipovich, más tarde, reconoció el error. “No informé a tierra que se trataba de un Boeing. Ellos tampoco me preguntaron. Sí pregunté qué debía hacer. Se asustaron y me dijeron que tenía que obligarlo a aterrizar. Ése fue nuestro gran error. Ya no había tiempo, en 25 segundos estaría en territorio neutral y ya no podríamos obligarlo. Expliqué la situación y dije que lo tenía en la mira. Entonces me dieron la orden de disparar”, explicó en una entrevista a The New York Times, una vez retirado. “Hubiera preferido tomarme una botella de vodka con el piloto”

No era la primera vez durante la Guerra Fría que los soviéticos derribaban de esta forma un avión extranjero. El primer incidente fue en 1960, cuando un avión espía U-2 norteamericano fue derribado por la artillería antiaérea unos 2.000 kilómetros dentro del territorio soviético. El primer caso de un avión comercial fue en 1977. Un avión argentino que volaba de Chipre a Teherán y se internó en el espacio de la Armenia soviética. El Canadair CL-44 argentino fue chocado con un caza que había salido a interceptarlo y los dos aviones cayeron. Tampoco hubo supervivientes.