Venezuela

«Ha ganado Venezuela»

La noche fue larga en Bello Monte, el fortín opositor de Caracas. Los vecinos bailaban al ritmo de «Esta vez no nos roban»

Durante la noche del domingo, los venezolanos festejaron en las calles de la capital y desde sus vehículos la histórica victoria de la oposición.
Durante la noche del domingo, los venezolanos festejaron en las calles de la capital y desde sus vehículos la histórica victoria de la oposición.larazon

«Nadie le cree, Maduro», se escuchó desde uno de los balcones de la barriada caraqueña de San Martín cuando el presidente Nicolás Maduro dijo que esa victoria electoral de la oposición era una «contrarrevolución». Los gritos y las muestras de júbilo se desataron en la capital de Venezuela. Una explosión de rabia contenida de una población que sufre desde hace meses acuciantes problemas de escasez. Cuando la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, pronunció «72», se produjo un estallido de bocinas y lanzamiento de petardos, sumados a una cacerolada desde los altos bloques del centro de Caracas. Era el porcentaje que había obtenido la plataforma opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

«No ha ganado la oposición, ha ganado Venezuela», puntualizaba entre abrazos Yimara Araújo, quien se alegraba «porque se acabaron las colas». La mujer, de 67 años, se quejaba de dolor en las rodillas por estar tanto rato esperando. «Cada día lo mismo, no tenemos vida», lamentaba sobre las dificultades para obtener comida y productos básicos. Una epidemia que ha condicionado la rutina de los venezolanos.

Caracas lucía más iluminada la noche del domingo con la mayoría de los hogares con la luz encendida. El volumen del televisor a todo volumen. Nadie se quiso perder ese momento histórico, a pesar de que los resultados tardaron en anunciarse hasta las doce y media de la madrugada. El CNE alargó el cierre de los colegios electorales hasta las ocho de la tarde, aunque ya no había colas o eran mínimas. Varios medios locales informaron de grupos de simpatizantes chavistas llamando a las puertas para ir a votar a última hora o intentos de abrir colegios, aunque la jornada transcurrió sin incidentes destacados.

Ese retraso no impidió, sin embargo, que la fiesta comenzara ya por la tarde. La amplia participación –un 74%–, así como el boca a boca entre los vecinos, auguraban una victoria opositora. Por eso algunos se atrevieron a celebrar el triunfo incluso antes de conocer los resultados. Las calles empezaron a llenarse de coches con banderas de Venezuela y grupos de personas jaleando consignas como «Sí se puede» o «Esta vez no nos roban», en alusión al polémico empate en los comicios presidenciales de 2013. Algunos decidieron quedarse a las puertas de los colegios para evitar amaños de última hora, pero la Policía los dispersó de forma pacífica.

La noche fue cayendo al ritmo que aumentaban los decibelios en las calles. «Aquí cuando se vota, se bebe», aseguraba Eric, a pesar de que el Gobierno había prohibido la venta de alcohol durante estos días. El joven, con su Solera –marca de cerveza venezolana–, rumbeaba con un grupo de amigos el reggeaton que sonaba de uno de los coches. «Si gana Maduro, me voy», bromeaba el joven consciente de que «estas elecciones se ganan, no hay forma». La noche fue larga en el barrio de Bello Monte, de mayoría opositora, aunque muchos prefirieron resguardarse en sus casas por la inseguridad. Pero los colectivos (grupos armados afines al Gobierno) no aparecieron. Nadie pudo empañar la euforia provocada por el inicio del fin del chavismo. Durante el día, el padre y los hermanos de Hugo Chávez fueron abucheados. La punta del iceberg de la cólera de una población que se sentía «engañada» durante años. «Intentaron hacer una locura [la Revolución] que les salió mal, pero lo peor es que se enriquecieron con eso», explica un taxista.

Con lágrimas de euforia y gritos de júbilo celebró en Madrid la oposición el resultado, informa Roberto Herranz. «Se trata de un triunfo democrático», aseguró Leopoldo López Gil, padre del opositor encarcelado, que anticipó que 2016 sería «un año de esperanza para los venezolanos».