Estados Unidos

Hacker a la reina

Crece la tensión en EE UU tras el tercer ataque informático a la campaña de Hillary Clinton. El Departamento de Justicia y el FBI investigan el caso. Nuevas sospechas de que Rusia podría estar detrás de la infiltración para favorecer en las elecciones a Trump, a quien Putin ve como un aliado

Hillary Clinton, en la Convención Demócrata esta semana
Hillary Clinton, en la Convención Demócrata esta semanalarazon

La candidata a la Casa Blanca por el partido Demócrata, Hillary Clinton, ha acusado directamente al Gobierno ruso de introducirse en los ordenadores del órgano ejecutivo del partido, el Comité Nacional Demócrata y acusó a su rival republicano, Donald Trump, de manifestar su apoyo a las autoridades rusas.

¿Ha vuelto la Guerra Fría o es que nunca terminó en realidad? Según el FBI, el sistema informático utilizado por la campaña presidencial de la candidata demócrata Hillary Clinton ha sido pirateado por los servicios de Inteligencia rusos. Este nuevo ataque, el más reciente de una serie de hackeos, llega después de otras dos violaciones de seguridad contra el Comité Nacional Demócrata y la organización que recauda fondos para los candidatos del partido de Clinton a la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

La candidata a la Casa Blanca por el partido Demócrata, Hillary Clinton, ha acusado directamente al Gobierno ruso de introducirse en los ordenadores del órgano ejecutivo del partido, el Comité Nacional Demócrata y acusó a su rival republicano, Donald Trump, de manifestar su apoyo a las autoridades rusas. "Sabemos que los servicios de Inteligencia rusos han 'hackead' el CND y sabemos que consiguieron la publicación de miles de estos correos", declaró Clinton a la cadena Fox en relación a la filtración de estos documentos a través de la web Wikileaks.

"Sabemos también", remachó la candidata demócrata, "que Donald Trum ha exhibido una voluntad muy preocupante de respaldar y apoyar a Vladimir Putin", añadió Clinton en una previa de la entrevista que se emitirá esta noche.

Cuando se le preguntó si Putin desearía ver a Trump en la Casa Blanca, Clinton eludió dar una respuesta concreta -- "no voy a adelantar conclusiones"-- pero argumentó que existe "una cadena de hechos que plantean una grave interferencia de Rusia en nuestra democracia".

"No vamos a permitir eso de ningún país, en particular de uno con el que mantenemos una rivalidad", añadió la candidata.

Ep

Este nuevo episodio añade un punto extra de tensión a la polémica suscitada por el hecho de que la Rusia de Vladimir Putin pueda estar influyendo en la elección del próximo inquilino de la Casa Blanca en noviembre.

Se sabe que el candidato republicano Donald Trump ha prometido una relación especial con Moscú si gana las elecciones. Trump, además, admira la musculatura política de Putin, un dirigente con el estilo y la determinación que le faltan a Obama, siempre según la visión que ha dejado caer el propio Trump. Además de la admiración personal, el entorno del candidato republicano ha mantenido en el pasado vínculos profesionales con Rusia. Un importante asesor de Trump en política exterior trabajó para la compañía estatal rusa Gazprom.

Aunque el magnate ha negado cualquier vínculo comercial y económico con Moscú, su hijo Don dijo en 2008 que Rusia aporta buena parte de los activos de la familia. «The Washington Post» ha publicado que Trump ha intentado en varias ocasiones construir un hotel de cinco estrellas en la capital rusa. Se sabe también que en el pasado, Trump recibió 14 millones de dólares de inversores de aquel país para organizar el desfile de Miss Universo en Moscú en 2013.

El «amor» es recíproco porque los medios estatales rusos han tomado partido en la campaña electoral estadounidense manifestando su apoyo a Trump, al que saludan como un político anti «establishment» deseoso de cooperar con Rusia. Hillary Clinton, en cambio, se ganó la enemistad de Putin cuando ésta cuestionó la legalidad de las elecciones rusas en las que el político ganó la presidencia. Todo ello hace que las sospechas sobre el pirateo ruso de la campaña de Hillary cobre una nueva dimensión ahora que ha comenzado una novedosa y decisiva etapa en la carrera presidencial.

Un portavoz de la campaña de la líder demócrata dijo en un comunicado que un programa de análisis de datos que mantenía el comité y que era utilizado por la campaña y otras entidades fue vulnerado como parte del ciberataque al DNC. «Nuestro sistema de ordenadores de campaña ha estado bajo revisión de expertos en ciberseguridad externos. Hasta la fecha, no han hallado evidencia de que nuestros sistemas internos hayan sido comprometidos», aseguró el portavoz de la campaña demócrata, Nick Merrill. Hasta este momento, se desconoce qué materiales han sido hackeados por los piratas informáticos.

Según fuentes de la investigación que lleva a cabo la empresa CrowdStrike –líder en el sector–, el ataque en el sistema del Comité del Congreso procede de Fancy Bear, una entidad relacionada con el GRU (siglas en ruso del Departamento Central de Inteligencia), el Servicio de Inteligencia Militar.

La agencia Reuters ha indicado que una división del Departamento de Justicia de Estados Unidos está investigando si los ciberataques contra las organizaciones políticas demócratas amenazaron la seguridad del país, un hecho que indica que la Administración de Barack Obama cree que detrás del pirateo existe la mano oscura de un país extranjero. Sin embargo, altos funcionarios del Gobierno han evitado atribuir en púbico el ataque informático a Rusia para no perjudicar los esfuerzos que John Kerry, jefe de la Diplomacia de EE UU, está desplegando con el objetivo de ganar la cooperación de Moscú en la lucha contra el Estado Islámico en Siria e Irak.

El pirateo del Comité Nacional Demócrata se hizo público por primera vez en junio a partir de una filtración de Wikileaks con más de 19.000 e-mails, en los que se reflejaba el favoritismo dentro de la organización del partido hacia Clinton en detrimento de Sanders durante las primarias. Como consecuencia de esta filtración, la presidenta de la Convención, Debbie Wasserman, tuvo que dimitir. El jueves, Donald Trump dio un paso más en la polémica al alentar a Rusia a que espíe los 30.000 e-mails que Clinton borró de su servidor cuando era secretaria de Estado entre 2009 y 2013.

Trump: «Ya no voy a ser amable con Hillary nunca más. ¿Estás lista?»

«Se acabó Mr. Simpatía», indicó Mr. Trump, como quiere que le llamen los medios de comunicación, en un acto electoral en Colorado, uno de los diez «estados batalla», fundamentales para hacerse con la Casa Blanca. «Decidle a Hillary que ya no voy a ser amable con ella nunca más. He sido muy amable con ella, así que, ¿estás lista?». Sus comentarios fueron la respuesta a los gritos de los votantes republicanos que habían acudido a escuchar a Donald Trump, que pedían: «Que la encierren. Que la encierren», señalaban cada vez que Trump pronunciaba el nombre de Hillary Clinton, la candidata demócrata, que según los conservadores debería ser acusada por su política exterior durante su etapa como jefa de la Diplomacia en la primera legislatura del presidente Barack Obama. Más tarde, en otro acto, también en Colorado, Trump rebajó su tono con la demócrata: «Os diré que lo que haría, francamente, es vencerla el 8 de noviembre en las urnas. Sería un desastre», adelantó Trump, en referencia a una posible presidencia de Hillary Clinton. Durante toda la semana, Trump no ha parado de atacar a su rival durante la Convención Demócrata. Todo a pesar de que por tradición debía haberse mantenido al margen de los focos para dejar que toda la atención se centrase en la fiesta demócrata. No fue el caso de la campaña de Trump en esta ocasión, en la que incluso uno de sus integrantes llegó a sugerir que se debía ejecutar a la candidata demócrata.