Estados Unidos

Hillary no quiere una primera dama en la Casa Blanca

No descarta que su marido Bill sea el nuevo «zar» económico de su Gobierno o asesor diplomático

Bill Clinton se empleará a fondo en la campaña de Hillary
Bill Clinton se empleará a fondo en la campaña de Hillarylarazon

No descarta que su marido Bill sea el nuevo «zar» económico de su Gobierno o asesor diplomático

¿Qué va a hacer Bill Clinton en la Casa Blanca en caso de que su esposa Hillary gane las elecciones presidenciales en noviembre? Hace meses, en el programa del cómico Jimmy Kimmel, la ex jefa de la Diplomacia de EE UU abordó el asunto con una broma: «Puede ser el primer tío, primer compañero o primer caballero. No estoy segura», afirmó sobre el tratamiento que debería tener el esposo de la presidenta del país. Hasta ahora siempre ha sido una función desempeñada por una mujer, y el término utilizado ha sido el de «primera dama», aunque no es un cargo oficial.

El propio Bill también ha abordado este asunto con sorna. «Me pueden llamar Adán (dijo en referencia al primer hombre según la Biblia). Hacemos bromas al respecto, pero es una decisión seria que tiene que tomar Hillary. También la tiene que tomar el país y el mundo», reconoció el ex presidente de Estados Unidos.

Sea cual sea el tratamiento que reciba, Bill Clinton no debería asistir a las reuniones de una Administración dirigida por su esposa si es que finalmente ésta gana las elecciones. Tradicionalmente, las primeras damas se han embarcado en causas humanitarias o han ayudado en diferentes campañas del país. Por ejemplo, Michelle Obama tiene su programa «Let’s move» (Vamos a movernos), en el que lucha contra la obesidad infantil animando a hacer ejercicio y a seguir una dieta a base de frutas y verduras.

Sin embargo, no parece fácil imaginar al ex presidente estadounidense de esta guisa. Más bien lo contrario. Hillary Clinton ya tiene planes para él, según dejó caer hace unos días durante un discurso en Kentucky, al afirmar que «a mi marido lo voy a poner a cargo de revitalizar la economía. Más que nada porque va a saber lo que hay que hacer», señaló en un claro reconocimiento a los tiempos de bonanza económica que marcaron las dos legislaturas del demócrata. «Ya le he dicho a mi marido que, si tengo la suerte de ser presidenta y de que él sea el primer caballero, esperaré que se ponga a trabajar para que suban los sueldos», añadió. También podría desempeñar algún puesto de consejero en política exterior, aprovechando su agenda internacional y su cercanía a líderes de otros países.

En los ocho años que Clinton estuvo en el Despacho Oval, la economía estadounidense creó más de 22 millones de puestos de trabajo, más que con los cuatro últimos presidentes republicanos juntos. Durante su último año en la Casa Blanca había abundancia de dinero tanto en los hogares como en las empresas. Pero aquella expansión de la economía no fue sólo resultado de la política económica, sino que se sostuvo con el rápido despegue de Internet y de la burbuja bursátil de las empresas tecnológicas. También contribuyeron otras medidas como la eliminación de una serie de regulaciones que, según sus críticos, llevaron al derrumbamiento financiero del país en septiembre de 2008. A esto hay que añadir la apertura de la economía norteamericana hacia mercados internacionales gracias a la aprobación de tratados comerciales como que el que firmó con México, Canadá y China. Su hipotético regreso como «zar económico» podría generar rechazo entre el electorado de hoy, muy crítico con la desregulación de Wall Street y los acuerdos comerciales con terceros países que han llevado a la deslocalización de las empresas estadounidenses.

Durante las próximas semanas, Bill se va a emplear a fondo en la campaña de su esposa. Será una estrategia cuidadosamente articulada, preparada en gran parte por el presidente Barack Obama, para asegurarse de que al menos durante los próximos cuatro años la Casa Blanca se mantiene en manos demócratas.

Donald Trump, el candidato republicano a la Casa Blanca, ha reaccionado al posible retorno de Bill Clinton a la Casa Blanca. «¿Cómo puede la deshonesta Hillary poner a su esposo a cargo de la economía cuando fue el responsable del Nafta (siglas en inglés del Tratado de Libre Comercio de América del Norte), el peor acuerdo económico en la historia de Estados Unidos?». Trump también ha acusado al ex presidente de violador en alusión a la acusación de Juanita Broaddrick de que Clinton la violó en 1978, algo que éste ha negado desde que surgió la denuncia en 1999.