París
Hollande pide a los judíos que no abandonen Francia
Esta mañana, François Hollande visita Sarre-Union, un pueblecito de Bas-Rhin donde el domingo descubrió que había sido profanado el cementerio judío. Un acto que fue condenado firmemente por el presidente de la República y su primer ministro, Manuel Valls. Ambos quisieron pararle los pies al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que la víspera había invitado de nuevo a los judíos a abandonar Europa y vivir en Israel. «No dejaré pasar unas palabras pronunciadas en Israel que puedan hacer entender que los judíos no tienen su sitio en Europa y concretamente en Francia», afirmó Hollande. «La casa de los franceses judíos es Francia», añadió Valls.
A las diez y cuarto de la mañana, un joven de 15 años se presentó en la gendarmería de Sarre-Union para confesar que él y otros cuatro amigos habían sido los autores de la profanación. El jueves por la tarde habían ido al cementerio, donde dañaron 250 tumbas, en la mayoría de los casos tirando las estelas al suelo, y deterioraron el monumento dedicado a las víctimas de la deportación. El fiscal, Philippe Vannier, confirmó que se trata de cinco chicos de entre 15 y 17 años. Todos ellos fueron detenidos después de que el primero se presentara en la gendarmería aconsejado por un amigo al que se había confiado al ver el cariz que tomaban los acontecimientos. «Están impresionados por la resonancia de sus actos, por las declaraciones que han hecho las autoridades del Estado, y por su detención», comentó Vannier, que añadió «no se conocen las motivaciones de estos adolescentes, no tienen antecedentes y hasta ahora no eran conocidos por tener unas convicciones ideológicas que pudieran explicar su comportamiento». Ahora la Gendarmería investiga su entorno y sus familias, y cruzan sus declaraciones. Aunque están separados, todos dan las mismas explicaciones: pensaban que el cementerio estaba abandonado y fueron allí para divertirse. Aseguran que se dieron cuenta de que algunas tumbas eran judías cuando las echaban abajo. Pero es la sexta vez que este cementerio es profanado en 70 años.
La Gendarmería determinará si se trataba de un nuevo acto antisemita. En cualquier caso, el Gobierno parece dispuesto a no dejar lugar a la ambigüedad. Valls comentó ayer que «son los fundamentos mismos de nuestra República, de nuestra sociedad y de nuestra civilización los que son atacados» y añadió que «aquellos que han hecho esto van a saber que no se perturba impunemente el sueño de los muertos». Valls también habló de «islamo-fascismo» para definir los atentados de Copenhague y París. Una definición que no comparte todo el mundo, pero que llevó a Roland Dumas, ex ministro de Exteriores de François Mitterrand, a insinuar que el primer ministro está bajo influencia judía, evocando sus «alianzas personales», refiriéndose sin nombrarla a la esposa de Valls, Anne Gravoin. La condena a Dumas fue unánime.
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