Unidad nacional
Israel forma un Gabinete de guerra
Netanyahu anuncia un Gobierno de unidad de cara a la operación militar en Gaza. El intercambio de misiles en el norte eleva el miedo a una intervención de Hizbulá
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el líder del partido Unidad Nacional, Benny Gantz, uno de sus grandes opositores, informaron hoy que han llegado a un acuerdo para formar un Gobierno de emergencia nacional, después de que Israel declarara el estado de guerra en el país, y justo cuando la escalada del conflicto empieza a afectar a sus fronteras con Líbano y Siria, al norte del país, motivo por el que muchos analistas temen se produzca un efecto dominó que engulla a toda la región en una guerra a gran escala.
Netanyahu y Gantz se reunieron en Tel Aviv para dirimir cómo funcionará este nuevo Gobierno con campos políticos enfrentados desde hace meses. Gantz, exministro de Defensa y exjefe del Estado Mayor del Ejército, exigió que se «cree un gabinete de guerra con un pequeño número de ministros facultados para tomar decisiones sobre la dirección del conflicto». Sin embargo, Netanyahu insistió en que «él tiene la última palabra», según informaron medios israelíes. Por su parte, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, se opuso al establecimiento de ese Gabinete y expresó críticas al historial de Gantz como jefe del Estado Mayor, aunque luego lo negó públicamente.
Mientras, la escalada del conflicto en el norte sigue siendo muy preocupante, después de la jornada de violencia que se vivió ayer. El grupo libanés Hizbulá disparó un misil antitanque contra una posición del Ejército israelí. Asimismo, desde Líbano también se lanzaron hasta 15 misiles contra el territorio hebreo. Cuatro fueron interceptados por las defensas antiaéreas, y el resto impactaron en zonas deshabitadas. Tel Aviv no reportó heridos o muertos.
Por su parte, la agencia Nacional de Noticias estatal de Líbano confirmó que los bombardeos israelíes como respuesta y contra las aldeas de Marwaheen y Duhaira, en el sur de Líbano, produjeron «tres heridos y dañaron unas 10 viviendas». Mientras, en la franja de Gaza, Hamás volvió a lanzar un ataque masivo con cohetes contra varios puntos del territorio israelí, incluida la capital, Tel Aviv. El sistema antiaéreo conocido como la Cúpula de Hierro interceptó a la mayoría, pero algunos impactaron en Ashkelon y Ashdod, poblaciones muy cercanas al muro que constriñe a los gazatíes.
El servicio de ambulancias Magen David Adom aseguró que «12 personas resultaron heridas, aunque todas ellas se encuentran en buenas condiciones. Seis de ellos resultaron heridos directamente por la metralla de un cohete, y el resto se habían caído mientras corrían hacia un refugio». Asimismo, «otros seis están siendo tratados por ansiedad aguda. Los doce fueron trasladados al hospital Barzilai de la ciudad», añadieron. Por su parte, el Gobierno de Netanyahu aumentó el número de víctimas israelíes hasta las 1.200, así como indicó que la cifra de heridos ya está en los 2.700.
Muy cerca de allí, y alrededor de la Franja, el Tsahal sigue aumentando sus fuerzas de cara a una eventual invasión. Más aún, el jefe del Estado Mayor, el teniente general Herzi Halevi, informó que los oficiales reservistas en la base del Comando Sur en Beersheba está centrando sus esfuerzos en atacar a los funcionarios y altos cargos de Hamás.
«En cualquier zona en la que sepamos que hay miembros de Hamás, líderes de Hamás, incluso si hay restricciones, atacamos... con precisión y con gran poder», informó Halevi. No obstante, la inteligencia hebrea todavía no ha dado con el paradero de Mohammed Deif, el famoso líder del grupo al que apodan «el fantasma» porque se esconde entre la población, y al que no han podido cazar a pesar de que su presencia es fácilmente reconocible. «Está tuerto y tiene amputaciones», según fuentes de la inteligencia, que también aseguran que él fue la cabeza pensante del muy organizado ataque contra los kibutz israelíes junto al muro de la Franja.
Dentro de Gaza, donde los bombardeos de Israel continúan y el número de muertos sigue aumentando, la destrucción de los barrios atestados de civiles se está convirtiendo en el pan de cada día. Sólo ayer la Fuerza Aérea israelí llevó a cabo 200 ataques. De momento, ya han muerto al menos 950 civiles y 5.000 han resultado heridas. Este es uno de los enclaves más superpoblados del mundo, en el que se calculan viven más de dos millones de personas. Por ello, a medida que prosigue la cadencia de los bombardeos, el número de fallecidos seguirá aumentando. Más aún si se produce la invasión terrestre que, según fuentes del ministerio de Defensa israelí, aseguran es «inminente».
En el interior, nadie está a salvo. Ni si quiera las organizaciones internacionales. Por ejemplo, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA) informó que «nueve de sus empleados han muerto en ataques aéreos israelíes de represalia contra Gaza desde el sábado. La protección de los civiles es primordial, incluso en tiempos de conflicto», según afirmó la directora de comunicaciones de la UNRWA. «Deben ser protegidos de acuerdo con las leyes de la guerra».
Por otro lado, Touma aseguró que el personal de la ONU falleció en sus hogares. Además, dijo que los centros escolares, donde se refugian muchos de los 183.000 desplazados por el conflicto, están bajo la mirilla de los ataques israelíes. «Hasta 18 escuelas de la UNRWA resultaron dañadas en el bombardeo, así como nuestra sede en la ciudad de Gaza, donde no se produjeron víctimas».
Peor aún, el jefe de la Autoridad Palestina de Energía, Dhafer Melhem, anunció ayer que «la única central eléctrica de la franja cerrará después de 7 horas”, aumentado así sobremanera el calvario de la población civil. “Hoy recibí un informe que indica que la mayoría de las células solares en los techos de las casas e instalaciones han sido completamente dañadas y no pueden generar energía”, aseguró. A esto hay que sumarle el hecho de que, el pasado domingo, el Gobierno israelí detuvo el suministro de electricidad en todo el territorio de Gaza como respuesta y represalia por la sangrienta operación de Hamas. Por ello, Melhem añadió que “el objetivo actual de Israel es privarnos de toda fuente de electricidad y convertirla en un lugar inhabitable”.
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