Italia

Italia en el alambre

Ante un referéndum incierto

La Razón
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El representante italiano en el Consejo Europeo de Asuntos Generales presentó esta semana un veto sobre la reprogramación a medio plazo del Marco Financiero Plurianual 2017-2020, aprobado en noviembre de 2013. Los medios de comunicación nacionales e internacionales y los políticos y líderes de opinión italianos vieron en ello un nuevo esfuerzo desesperado de Matteo Renzi para luchar contra el «no» en el referéndum constitucional del 4 de diciembre y recurrir al populismo contra Europa.

Hay tres razones principales para poner en peligro el equilibrio europeo a causa del referéndum italiano. La primera, que es la declaración clave de Di Maio, uno de los líderes del Movimiento Cinco Estrellas (M5E), es que esta oposición podría ser puesta sobre la mesa mucho antes o después. Renzi elige el momento adecuado para capturar parte del voto del «no».

La segunda es que en la misma semana Italia está negociando el equilibrio presupuestario propio y la coherencia con el Pacto de Estabilidad europeo. En otras palabras, el veto abrió un paralelismo entre las negociación para luchar contra las preocupaciones europeas y las inversiones italianas para 2017.

El tercero, declarado por el propio Matteo Renzi, es renegociar los fondos de inversión europeos y la contribución total italiana al presupuesto comunitario. Una negociación llevada a cabo por el ex primer ministro Mario Monti en 2013 y que dejó a Italia entre los «contribuyentes netos» (con Alemania y Francia) en los presupuestos de la UE de 2014-2020. Todas estas tres razones no son ciertas y para demostrarlo debo mencionar el marco legal del veto italiano contra el presupuesto comunitario. Las leyes son raramente claras, pero a veces son la única forma para entender una cierta acción. El marco financiero plurianual europeo ha sido aprobado por unanimidad por los países de la UE a finales de 2013 de conformidad con el artículo 312 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea y entró en vigor gracias a la REG 1311/2013 de la UE. De acuerdo con este marco legal, por un lado, no es posible que Matteo Renzi renegocie la contribución neta al presupuesto europeo, pero por otro es absolutamente correcto llamar la atención europea a la actividad de reprogramación. Un debate más sustancial sobre las nuevas prioridades europeas debe ir mucho más allá de la propuesta eslovaca de transferir de un capítulo a otro 6.000 millones de euros (menos de 1/1000...) y tiene que considerar los principales expedientes como la estrategia común de inmigración, la lucha contra el desempleo juvenil y el aumento de las inversiones en el desarrollo de la investigación. Los demás países mediterráneos deberían apoyar esta iniciativa italiana que se ha puesto en práctica de manera correcta y en el momento oportuno. El asunto es suficientemente trascendental y va más allá de la dinámica del referéndum y del pacto de estabilidad. Nada que ver con la dietrología permanente de Peppe Grillo. Espero que los socios mediterráneos italianos entiendan eso.

*Profesor de Política Económica Europea de la Universidad LUISS de Roma