Corte Penal

Italia y Países Bajos prometen arrestar a Netanyahu y Orban le invita a Hungría desafiando a La Haya

Francia se muestra más cautelosa y Canadá afirma que "acatará" las órdenes de detención del TPI contra Netanyahu y Gallant

O.Próximo.- El potencial acatamiento de la orden del TPI contra Netanyahu marca las reacciones internacionales
Netanyahu y su ex ministro de Defensa GallantEuropa Press

Hungría vuelve a apartarse del consenso europeo en política internacional. El primer ministro del país, Viktor Orban, ha anunciado este viernes que va a invitar a su homólogo israelí, Benjamin Netanyahu. Un gesto que supone un claro desafío a la orden de detención emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) este pasado jueves.

Tras conocerse este decisión, el máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, pidió a los Veintisiete respetar esta orden de detención y proceder al arresto del primer ministro israelí si éste pisaba su territorio. La Corte Penal Internacional , con sede en la Haya, es un órgano que no pertenece oficialmente a la Organización de Naciones Unidas, pero sí está avalado por la organización. El veredicto de este tribunal obliga a los 124 países que han firmado y ratificado el denominado Estatuto de Roma a efectuar la detención.

Hungría firmó este tratado en 1999 y lo ratificó dos años después, cuando Orban ya estaba en el poder. A pesar de esto, el mandatario húngaro considera que esta orden de arresto se trata de una “decisión descarada, disfrazada de decisión jurídica, que conduce al descrédito internacional”. Hungría alega que no firmó una convención asociada a este estatuto, ya que no era compatible con su constitución, y que esto le exime de tener que respetar las decisiones de esta corte.

Esta orden de detención no sólo está dirigida a Netanyahu sino también a su ex ministro de Defensa, recientemente cesado, Yoav Gallant y al jefe militar del movimiento islamista palestino, Mohamed Deif, al ser acusados de crímenes de guerra y de lesa humanidad.

Aunque las decisiones de la corte son vinculantes para los signatarios del Estatuto, en la práctica no existen medios coercitivos para asegurar el cumplimiento. Por ejemplo, Vladimir Putin,se desplazó hace meses sin ningún problema a Mongolia, a pesar de que pesa sobe él esta misma orden de detención y el país también ha suscrito el Estatuto.

Desde que estalló el conflicto el pasado 7 de octubre, tras los atentados terroristas perpetrados por Hamás, las capitales europeas han estado divididas sobre su respuesta a lo sucedido. Hungría junto a otros países como Austria o Alemania siempre han sido los más suaves en sus críticas a Israel frente al lado contrario en el que se sitúan España, Irlanda y Bélgica. Países como Italia y Holanda ya han asegurado que detendrán al primer ministro israelí si pisa su territorio.

Esta semana Borrell propuso a las capitales europeas suspender el diálogo político con Israel como modo de presión, pero la cancillerías europeas que deben aceptar este tipo de iniciativas por unanimidad, tumbaron esta propuesta lideradas por Alemania.

Cuatro soldados italianos heridos

Mientras tanto, el conflicto se recrudece. Este mismo viernes cuatro cascos azules italianos han resultado heridos por un ataque en el Líbano. Según fuentes de la misión de Naciones Unidas, estos cohetes fueron “probablemente disparados” por Hizbulá o grupos afiliados. La primera ministra del país, Giorgia Meloni, ha calificado este ataque como “inaceptable” y ha pedido a Israel y Hizbulá su colaboración para identificar a los culpables.

En el caso de Hungría, su postura no resulta tan solo controvertida en cuanto a su apoyo a Israel. También se ha convertido en el caballo de Troya de Vladimir Putin en la Unión Europea. Orban ha aprovechado la presidencia del Consejo de la UE que comenzó el pasado 1 de julio para intentar erigirse como mediador europeo y conseguir la paz en Ucrania. El resto de las cancillerías europeas desautorizaron la denominada “gira por la paz” emprendida por el mandatario y que le llevó a recalar en Rusia, Ucrania e incluso al residencia en Florida de Donald Trump antes de las últimas elecciones.

“Puede que los europeos tengamos diferentes historias y lenguas pero no hay ninguna lengua europea en la que la paz sea sinónimo de rendición o en la que la soberanía sea sinónimo de ocupación”, afirmó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen el pasado mes de octubre en el hemiciclo europeo como respuesta a Orban”.