El Futuro de Venezuela
Maduro estrecha el cerco a Guaidó
El fiscal general, dependiente del chavismo, ordena el bloqueo de las cuentas del presidente de la Asamblea Nacional y le impide salir de Venezuela. Las sanciones de EE UU a la petrolera estatal PDVSA amenazan con un colapso económico.
El fiscal general, dependiente del chavismo, ordena el bloqueo de las cuentas del presidente de la Asamblea Nacional y le impide salir de Venezuela. Las sanciones de EE UU a la petrolera estatal PDVSA amenazan con un colapso económico.
La Fiscalía venezolana quiere congelarle las cuentas a Juan Guaidó y prohibirle salir del país. El titular de ese departamento, nombrado por la asamblea constituyente chavista, Tarek William Saab, solicitó ayer al Tribunal Supremo dictar medidas cautelares contra el presidente del Parlamento y proclamado como encargado del Poder Ejecutivo. Aunque el fiscal todavía no había anunciado una orden privativa de libertad, afirmó que investiga si ha cometido delito, ya que «se han suscitado hechos violentos, pronunciamientos de Gobiernos extranjeros y el congelamiento de activos de la República, lo que implicaría la comisión de delitos graves que atentan contra el orden constitucional». El Supremo, controlado por magistrados oficialistas, dio una respuesta afirmativa horas después a la solicitud, por lo que se bloquearán las cuentas de Guaidó y se le impedirá salir del país.
Un primer paso para frenar al presidente interino, aunque éste respondió con tranquilidad, asegurando que, aunque la amenaza de cárcel no es para ser desestimada, tampoco es algo nuevo. «La única respuesta de este régimen es la represión. Nos preocupamos más por los más de 40 muertos de esta semana, por los niños encarcelados».
Otras cuentas congeladas son las que tiene Venezuela en Estados Unidos, por donde recibe los pagos de la venta de petróleo a ese país. La Casa Blanca le ha quitado a Maduro el control sobre ellas para dárselas a Guaidó, a quien reconoce como mandatario legítimo, y ha impuesto sanciones a la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), cerrando la fuente de 80% de los ingresos del Gobierno. Así, el régimen chavista se arriesga a quedarse sin dinero con qué mantenerse. No se trata solo de no comprar más petróleo o bloquear activos y propiedades en jurisdicción americana, tampoco se permitirá la exportación a Venezuela de diluyentes y otros productos químicos para la industria petrolera, y se limita el comercio de bonos de Pdvsa. Además, la empresa Citgo, de propiedad venezolana y en territorio norteamericano, podrá seguir operando, pero solo recibir crudo de Venezuela tres meses.
Estados Unidos es el único país que paga la factura al contado por los 550.000 barriles diarios de crudo que recibe, la mitad de la producción total del país latinoamericano, que se ha desplomado desde los 3,2 millones diarios en un lustro. Rusia y China reciben el hidrocarburo como pago por deudas ya contraídas. Petrocaribe lo hace con créditos a 20 años firmados por Hugo Chávez. Cuba lo intercambia por servicios sociales. «Ahora Pdvsa va a tratar de redirigir estas exportaciones a China e India, teniendo que dar descuentos y cubrir mayores costos de transporte por lo que los márgenes son menores», razona el economista Francisco Monaldi, experto en el área y académico de la Universidad de Columbia (Nueva York). Su colega Asdrúbal Oliveros añade que ese cambio, además, «no podrá ser inmediato, puesto que hay que considerar fletes, seguros y reaseguros».
Además, Maduro va a tener que buscar proveedores alternativos de diluyentes y gasolina con la que abastece al mercado interno, pero también usa para refinar el crudo extraído de la rica Faja Petrolífera del Orinoco y poder venderlo a otros países. Desde Estados Unidos se provee de unos 150.000 barriles, que ahora deberá procurarse con suplidores más costosos, agrega Monaldi.
El impacto puertas adentro
«Viene escasez de gasolina», dice Oliveros. Pero es lo previsible, ya que la producción del combustible de Pdvsa no alcanza para abastecer el mercado interno. Para ello se necesitan 190.000 barriles diarios. En 2017, el país produjo 179.000. Además, el contrabando se lleva al menos 80.000 barriles. Un negocio muy rentable para aliados del Gobierno, según el diputado Rafael Guzmán, presidente de la Comisión de Finanzas del Parlamento. Luego están los convenios internacionales, que incluyen 52.000 barriles que se apartan para ser enviados a Cuba. Entonces hay que importar, y se hace de EE UU por facilidad, costos y tradición.
Sin efectivo para gastar, Maduro no podrá comprar las pocas medicinas, alimentos y demás equipamientos importados que procura. Una situación que traerá mayor precariedad. Por ejemplo, la comida subsidiada por el Gobierno ya cubre el 70% del consumo calórico en el país, según un estudio conjunto de tres universidades nacionales.
Pero la amenaza que se cierne sobre Maduro por parte de Washington no solo es económica. En una ampliación de fotografías tomadas durante la rueda de prensa en la que la Casa Blanca anunciaba las sanciones contra la petrolera venezolana, era visible una anotación en el cuaderno de Bolton: «5.000 tropas a Colombia». Con lo que cobró más sentido que nunca la frase que repiten los responsables de la Administración Trump: «Cualquier opción está sobre la mesa» si Maduro ataca a Guaidó. Farol o no, el caso es que la sombra de una intervención de EE UU es una opción. Colombia es uno de sus principales aliados en Suramérica y su Gobierno ha reconocido como mandatario legítimo al presidente de la Asamblea. Preguntado al respecto, el secretario interino de Defensa, Patrick Shanahan, no confirmó ni desmintió el eventual envío de soldados. «No he discutido eso con el secretario Bolton», respondió.
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