
EE UU
Trump 2.0: Entre la teatralidad y el pragmatismo
En un mundo volátil, Trump 2.0 busca redefinir el liderazgo estadounidense, navegando entre la retórica populista y un prudente pragmatismo

La política exterior de Donald Trump en los primeros seis meses de su segundo mandato, iniciado en enero de 2025, ha sido un ejercicio de equilibrismo entre la retórica populista y un pragmatismo forzado por las realidades geopolíticas. Desde tensiones internas en el movimiento trumpista hasta la redefinición de alianzas y la gestión de crisis en Oriente Medio y Ucrania, marcadas por una combinación de gestos teatrales y decisiones estratégicas.
1. La guerra civil en el trumpismo: Neo-aislacionismo con matices
El lema "America First" prometía un repliegue de las aventuras militares extranjeras, un pilar del movimiento MAGA. Sin embargo, los bombardeos selectivos a instalaciones nucleares iraníes en junio de 2025 han generado una fractura interna. Figuras como la congresista Marjorie Taylor Greene y Steve Bannon, líderes del ala dura, criticaron a Trump por romper su compromiso de no intervenir en guerras internacionales, denunciando una deriva neoconservadora.
En contraste, aliados moderados como el enviado especial presidencial e íntimo amigo del presidente Trump, Steve Witkoff así como el secretario de Estado Marco Rubio, defendidos por Donald Trump Jr., defienden un enfoque pragmático que combina disuasión militar con diplomacia transaccional. Esta división refleja la dificultad de conciliar las promesas electorales con las exigencias de la de la geopolítica y estas tensiones seguirán siendo un serio desafío para la cohesión del mundo trumpiano.
2. Inmigración, economía y guerra arancelaria
La política exterior de Trump está profundamente vinculada a sus prioridades domésticas: control migratorio y proteccionismo económico. La "Big Beautiful Bill", aprobada en julio de 2025, combina recortes fiscales con medidas proteccionistas, incluyendo aranceles generalizados que han tensado las relaciones comerciales globales. La imposición de tarifas a México, Canadá y China en febrero de 2025, vinculada a la lucha contra el fentanilo y la inmigración ilegal, ilustra cómo Trump utiliza el comercio internacional como herramienta diplomática. Además, la amenaza de aranceles secundarios del 25% a países que importen petróleo venezolano busca presionar a regímenes como el chavismo venezolano.
A pesar de las turbulencias, Trump ha mostrado flexibilidad en negociaciones bilaterales, como el acuerdo con Vietnam para reducir aranceles al 20%, según el South China Morning Post. La fortaleza del dólar y el crecimiento del S&P 500 sugieren que la economía estadounidense ha absorbido, hasta la fecha, estas tensiones, aunque los riesgos de una guerra arancelaria prolongada persisten. La "Big Beautiful Bill" va a suponer una aumento exponencial de la deuda estadounidense lo que sin duda va a impactar en la competitividad global de su economía.
3. Reconfiguración de alianzas: OTAN, Five Eyes y Asia
La relación de Trump con las alianzas tradicionales ha oscilado entre la provocación y el pragmatismo. Sus críticas iniciales a la OTAN, tildándola de "obsoleta" y amenazando con abandonarla, generaron alarma entre los aliados. Sin embargo, en la Cumbre de la OTAN de La Haya de junio de 2025, Trump reafirmó el compromiso de EE. UU. Con la OTAN, pero exigiendo un aumento del gasto militar al 5% del PIB. Sin embargo, ya había socios que antes de la llegada al poder de Trump 2.0 estaban de camino al 5% por ser plenamente consci3ntes de las graves amenazas que acechan a Europa. En este sentido países como Polonia (4,12%), Grecia (3,87%), Estonia (3,43%) y Rumania (3,21%) ya superan el 3% y están ya en camino de alcanzar el objetivo. La presión de EEUU, aunque controvertida, ha revitalizado la cohesión aliada a pesar de la rebeldía inspirada en problemas políticos domésticos, como la postura gravemente incoherente del gobierno de España.
La red de inteligencia Five Eyes (EE UU, Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda) y la alianza AUKUS (Australia, Reino Unido y los EEUU) han ganado peso estratégico. La venta de submarinos nucleares clase Virginia a Australia, junto con el desarrollo conjunto de un nuevo modelo británico-australiano con tecnología estadounidense, refuerza la contención de China en el Indo-Pacífico. En Asia, Japón, Corea del Sur, Tailandia, Singapur y Filipinas son pilares clave, mientras que la relación con Vietnam, aunque no formalmente una alianza, se ha intensificado como contrapeso a Pekín. La plataforma continental china, que restringe el acceso de su marina de guerra a aguas profundas, limita la indetectabilidad (por inventar el término) de sus submarinos de ataque y lanzamisiles, un factor que EE. UU. y sus aliados explotan para mantener la superioridad naval frente a un posible conflicto por Taiwán.
La disuasión sigue siendo el instrumento más eficaz para garantizar la paz, como lo demuestra el hecho de que, en los últimos 80 años, las víctimas de conflictos globales representan solo el 5% de los 80 millones de muertes (20 millones de soldados y 60 millones de civiles) de la Segunda Guerra Mundial, según datos de la ONU (Informe UNESCO de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial), si bien otras fuentes como National Geographic elevan el número de víctimas a 100 millones.
4. Fricciones con China: Un resumen
En mi artículo publicado en estas páginas el 12 de abril de este año, analicé los puntos de fricción entre EE. UU. y China, centrados en la competencia tecnológica, el control de cadenas de suministro, control de las fuentes de materias primas estratégica, derechos mineros de las mismas en Iberoamérica, Asia y África o el control del grifo de tierras raras (80% producido por China el y el 90% de las comercializadas son refinadas por China) y las tensiones en el Mar de China Meridional. La estrategia de Trump, intensificada en 2025 con aranceles y el desvío de inversiones hacia aliados como Taiwán y Vietnam, busca contener a China, aunque la resiliencia de Pekín limita los resultados. Las negociaciones arancelarias parecen ir por buen camino, pero la intención de la Administración Trump es de adquirir una creciente "soberanía industrial" cuyos beneficios reales son cuestionados por no pocos economistas de prestigio.
5. Oriente Medio: Disuasión y diplomacia
En Oriente Medio, Trump ha combinado un apoyo inquebrantable a Israel con esfuerzos para evitar escaladas prolongadas. Respaldó los ataques israelíes contra instalaciones nucleares iraníes, atacando también con bombas masivas (MOP) GBU-57 y misiles de crucero las instalaciones de Isfahan, Natanz y Fordow, en junio de 2025, pero presionó por un alto el fuego tras la "Guerra de los 12 Días", logrando un alto el fuego que hasta ahora ha sido respetado.
Su insistencia en un nuevo acuerdo nuclear con Irán, que prohíba las centrifugadoras y se aleje del desastroso y fallido anterior acuerdo nuclear JCPOA impulsado por la UE y Obama o de la irresponsable e incomprensible descongelación de activos iraníes bajo Biden. Se busca neutralizar de manera efectiva y controlable la amenaza atómica iraní. Sin embargo, la desaparición de 500 kg de uranio enriquecido al 60%, detectados por la OIEA, plantea serias dudas sobre los riesgos de proliferación.
La mediación saudí para levantar sanciones a Siria ha facilitado su reintegración como un régimen "respetable", mientras que los Acuerdos de Abraham se han revitalizado con nuevos acercamientos entre Israel y estados árabes. Las relaciones con Jordania y Egipto, aliados tradicionales, se han fortalecido, y la mejora de los lazos con los países del Golfo ha contribuido a la estabilidad regional.
6. Ucrania: Escenarios de paz y el desafío de Putin
La guerra en Ucrania sigue siendo un punto muerto. Trump ha abogado por un alto el fuego, pero Vladimir Putin, con una estrategia de prolongar el conflicto para agotar a Ucrania, se niega a ceder los territorios ocupados ilegalmente desde 2014, anexionando terreno, en esta última etapa de la guerra, a un ritmo equivalente a unos 80 campos de fútbol diarios. Putin, un astuto depredador político, ha tratado con cinco presidentes estadounidenses desde su llegada al poder el 31 de diciembre de 1999: Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama, Donald Trump (en su primer mandato) y Joe Biden.
Ahora, en su segundo encuentro con Trump, Putin apuesta por explotar la fatiga occidental. Las opciones de paz son limitadas, y cualquier acuerdo que legitime las ganancias rusas sería políticamente inaceptable para Ucrania y para sus aliados europeos. Habrá que ver como navega estas procelosas aguas Trump y su equipo negociador.
7. México, Canadá y el fin del ALCA
Las relaciones con México y Canadá han estado marcadas por la confrontación. Trump ha intensificado las medidas contra la inmigración ilegal en la frontera sur, incluyendo la construcción de un centro de detención en Florida apodado "Alligator Alcatraz". Los aranceles impuestos a ambos países en febrero de 2025, ligados al control migratorio y al tráfico de fentanilo, han tensado los lazos bilaterales. La liquidación del ALCA refleja el rechazo de Trump a los acuerdos multilaterales, dando clara prioridad a las negociaciones bilaterales.
En Iberoamérica, Marco Rubio ha adoptado una postura implacable contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, promoviendo sanciones y presión diplomática para contrarrestar su influencia. Ésta es una prioridad moral e ideológica de Marco Rubio, hijo del exilio cubano y convencido anticastrista y asimilados.
8. Conclusiones
La política exterior de Trump en 2025 ha sido una mezcla de teatralidad y pragmatismo, o en algunos casos, una transición del histrionismo al realismo. Lejos de un neo-aislacionismo puro, ha combinado disuasión militar selectiva, presión económica y diplomacia transaccional, que hay que reconocer que se le da bastante bien. Su manejo de la OTAN, las alianzas asiáticas y Oriente Medio refleja una adaptación a las realidades geopolíticas, aunque no exenta de riesgos, como la polarización interna en el trumpismo y la incertidumbre en Ucrania.
En el vecindario americano, su enfoque muchas veces provocador, da prioridad a los intereses nacionales sobre las relaciones de buena vecindad o por lo menos de vecindad sin sobresaltos. En un mundo volátil, Trump 2.0 busca redefinir el liderazgo estadounidense, navegando entre la retórica populista y un prudente pragmatismo del hombre de negocios metido a estadista que reconoce como pocos la perentoria necesidad de resultados concretos.
Gustavo de Arístegui es político y diplomático.
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