Berlín

La gran coalición atasca a los socialdemócratas alemanes en las encuestas

Las principales leyes aprobadas por el Gobierno alemán en la tercera legislatura de Angela Merkel llevan la firma del Partido Socialdemócrata (SPD), pero esta formación se ve incapaz de capitalizar sus éxitos en la gran coalición y permanece atascada en las encuestas. Aunque, si no hay sorpresas, faltan todavía dos años y medio para las próximas elecciones generales, varios medios alemanes han comenzado ya a hablar del nerviosismo y pesimismo que cunde entre los socialdemócratas, capitaneados por el vicecanciller y ministro de Economía, Sigmar Gabriel.

Las encuestas publicadas esta semana son coincidentes: la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y sus socios bávaros de la Unión Socialcristiana (CSU) se harían con el 41 % de los votos si se celebraran ahora los comicios, mientras que el SPD rondaría el 24 %.

En las últimas elecciones, en septiembre de 2013, la CDU/CSU obtuvo el 41,5 % de los sufragios y los socialdemócratas consiguieron el 25,7 %.

El SPD no logra rentabilizar su trabajo en la gran coalición, a la que decidió sumarse tras recibir la invitación de la canciller y tras consensuar un ambicioso programa de gobierno con los conservadores.

Nadie había olvidado la sangría de votos que sufrió el partido en 2009, al concluir la primera legislatura de Angela Merkel, también en el formato de gran coalición.

La canciller aceptó buena parte de las reivindicaciones socialdemócratas y varios de los puntos estrellas del programa del SPD ya son realidad, como el salario mínimo interprofesional, la posibilidad de jubilación a los 63 años o la cuota de mujeres en las grandes empresas.

Pero los sondeos ratifican la capacidad de Merkel de fagocitar los éxitos de sus compañeros de gabinete. El último barómetro político de la segunda cadena de la televisión pública ZDF la volvió a situar como el miembro del gobierno mejor valorado por los ciudadanos, seguida del titular de Finanzas, Wolfgang Schäuble.

El primer socialdemócrata en esa lista es el ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, que se sitúa por encima del líder del partido, Sigmar Gabriel.

Unas presuntas declaraciones de Gabriel difundidas por el digital del semanario "Der Spiegel", en las habría dejado traslucir ante sus compañeros de partido su pesimismo, dando prácticamente por perdidas las elecciones de 2017, han reavivado el debate este fin de semana, con el consiguiente enfado del líder del SPD.

"Le deseo suerte al Spiegel online en su transformación en revista satírica", ha sido la respuesta de Gabriel, en declaraciones al popular diario "Bild".

No ha frenado así las especulaciones ni los análisis políticos en los medios, que ratifican las dificultades de los socialdemócratas para hacer valer su labor en el ejecutivo y recuperar su imagen de partido "social", gravemente dañada por los recortes y la dura reforma laboral que diseñó el canciller Gerhard Schroeder en la Agenda 2010.

El descontento de los ciudadanos aupó a la cancillería en 2005 a Angela Merkel y su partido ha capitalizado los progresos económicos del país, a pesar de que la canciller no ha tenido empacho en atribuir a esas reformas la capacidad de Alemania de sortear la grave crisis financiera en mejores condiciones que muchos de sus socios europeos.

Ella guarda silencio, pero la mayoría de los analistas políticos apuesta por que volverá a ser la candidata del bloque conservador en 2017, sin olvidar dos factores que podrían empañar su futuro político: la crisis en Grecia y las relaciones con Rusia, lastradas por la guerra en Ucrania.