Unión Europea

La gran muralla de la vergüenza de Calais

El Gobierno británico anuncia la construcción de un muro de cuatro metros de altura en el campo de refugiados galo para impedir que los exiliados lleguen a las costas de Reino Unido.

Tres refugiados en la entrada de «La Jungla de Calais»
Tres refugiados en la entrada de «La Jungla de Calais»larazon

El Gobierno británico anuncia la construcción de un muro de cuatro metros de altura en el campo de refugiados galo para impedir que los exiliados lleguen a las costas de Reino Unido.

Los más de 9.000 inmigrantes y refugiados afincados en condiciones infrahumanas en la bautizada como «Jungla de Calais» verán cómo en los próximos días apisonadoras y grúas destruyen sus tiendas de campaña. El pasado mes de febrero ya fueron derribadas junto con la mezquita y la escuela, aunque en cuestión de días el campamento volvió a resurgir. Pero en esta ocasión será distinto. Este mismo mes comenzarán las labores de construcción de un gran muro que el Gobierno británico ha diseñado como último intento de evitar los asaltos a los camiones por parte de aquellos que buscan, a la desesperada, cualquier vía para entrar en el país. Está previsto que las obras acaben a finales de año.

El secretario de Estado de Inmigración, Robert Goodwill, desveló esta medida ayer en la Cámara de los Comunes y explicó que el muro, que tendrá un kilómetro de largo y cuatro metros de alto, forma parte del paquete de medidas de seguridad de 17 millones de libras (20,2 millones de euros) acordado de manera conjunta por las autoridades anglo-francesas para reforzar las precauciones en el puerto. «La valla ya está hecha pero ahora hace falta un muro porque la gente continúa pasando», matizó el secretario de Estado ante las críticas de la oposición.

Goodwill, que se hizo cargo de la cartera el pasado 16 de julio, explicó que aún tenía que visitar Calais para ver por sí mismo las condiciones en las que se vivía en «la Jungla». Defendió además el historial del Gobierno en ayudar a los niños refugiados aunque reconoció que sólo había tenido una larga conversación con Alfred Dubs, el lord británico y refugiado de guerra, responsable de la petición que se ha hecho al nuevo Ejecutivo de Theresa May para que acoja a cerca de 400 menores. «Estamos profundamente entristecidos por la falta de acción del Gobierno y por la promesa demorada de acoger a los niños de Calais», denunció Dubs.

La gran muralla –que tendrá un coste de 1,9 millones de libras (2,3 millones de euros– será construida en dos secciones a ambos lados de la carretera para proteger a los camiones y coches de los inmigrantes que, en los últimos meses, han utilizado piedras, carritos de la compra e incluso troncos de los árboles para tratar de detener a los vehículos antes de subir a bordo, unas actuaciones que han provocado varios accidentes. De hecho, esta misma semana numerosos trabajadores y transportistas se manifestaron para pedir a las autoridades que controlaran a los exiliados.

Para hacer más difícil la tarea de la escalada, el muro estará compuesto de cemento liso, que será pintado con plantas y flores en la cara que dará al área local para reducir el impacto visual en la ciudad portuaria francesa de 70.000 habitantes, que desde hace más de un año se encuentra en una situación límite. Según lo indicado por Goodwill, la construcción podría estar acabada para finales de año, si, como está previsto, las obras comienzan estemismo mes.

El plan ya ha sido objeto de críticas por parte de los residentes locales, que han comenzado a llamarlo «la gran muralla de Calais». Por su parte, François Guennoc, de «Auberge des migrantes», una ONG francesa que trabaja con los refugiados, asegura que «este muro es la última extensión de kilómetros de vallas y puestos de vigilancia ya existentes». «Simplemente la gente irá más allá en otro intento por saltarlo», matizó al rotativo británico «The Guardian». «Cuando se ponen paredes en cualquier lugar en el mundo, la gente encuentra maneras de sortearlas. Es un desperdicio de dinero. Simplemente va a suponer más peligro para estas personas. Ademas, subirán más las tarifas de los traficantes de personas y la gente terminará asumiendo más riesgos», advirtió.

Pese a que la inmigración ha sido la protagonista absoluta del referéndum europeo y sigue siendo ahora el tema que más preocupa en las negociaciones del Brexit, la mayor aportación al campamento ha venido de los grupos de voluntarios en el Reino Unido, que siguen organizando expediciones todos los fines de semana con provisiones para los inmigrantes. Las imágenes de las condiciones infrahumanas en las que viven los refugiados han dado la vuelta al mundo.

El ex premier David Cameron (que dimitió el pasado junio tras el inesperado resultado del histórico plebiscito) advirtió que uno de los primeros efectos indeseados de la salida de la UE sería la revisión del Tratado de Le Touquet, con el que se acordó el establecimiento de los puestos fronterizos del Reino Unido en Calais y de Francia en Dover. La nueva ministra de Interior, Amber Rudd, viajó recientemente a París para intentar convencer a su homólogo, Bernard Cazeneuve, de la necesidad de mantener el tratado intacto, si bien el Gobierno de Francois Hollande se muestra ahora como uno de los más duros en las negociaciones que tendrán lugar en Bruselas para llevar a cabo el divorcio británico.