Venezuela

La humillante caída de la Gran Caracas, el bastión chavista

El oficialismo perdió 2,3 millones de votos en todo el país y la MUD se impuso en 19 de los 23 estados, datos que reflejan el nuevo ciclo

El lugar donde empezó todo. Un venezolano despliega una bandera nacional en San Cristóbal, en el estado de Táchira, donde comenzaron las protestas contra Maduro en febrero de 2014
El lugar donde empezó todo. Un venezolano despliega una bandera nacional en San Cristóbal, en el estado de Táchira, donde comenzaron las protestas contra Maduro en febrero de 2014larazon

El oficialismo perdió 2,3 millones de votos en todo el país y la MUD se impuso en 19 de los 23 estados, datos que reflejan el nuevo ciclo

La resaca electoral en Caracas se ha alargado dos días. El lunes la capital venezolana amaneció con muchas tiendas cerradas que se comenzaron a desperezar a partir del mediodía. A diferencia de las elecciones presidenciales de 2013, la gente sí salió a las calles con normalidad, en un ambiente de tranquilidad después de la tensión acumulada durante la campaña electoral y en los últimos meses. En los comercios del centro, dependientes y clientes se felicitaban por la victoria.

Los taxistas de la capital subían el volumen de la radio cada vez que pasaban el boletín informativo para saber si se habían anunciado los dos escaños pendientes de asignar. «Estos chambos (los oficialistas) nos van a robar otra vez, ya te lo digo», aseveraba Walter, un conductor. En un quiosco del centro de la capital, su propietario, Luis Enrique, invitaba a los transeúntes a comprar el diario: «¡El lunes fue histórico, pero hoy también y mañana más!», gritaba sobre el triunfo a intervalos de la oposición a la espera de completar el recuento. «Estos días la gente se ve relajada, tranquila. Nos hemos sacado una carga, ya no vamos arrechos (enfadados)», comentaba.

La oposición arrasó en la Gran Caracas, históricamente un bastión del chavismo, y se llevó todos los escaños nominales, ocho de los nueve que se reparten –el noveno, por lista, se otorga al segundo, en este caso, el partido oficialista–. La oposición logró recuperar en la capital cuatro circuitos con clara tendencia chavista: Catia, El Valle, Antímano y 23 de Enero. Este último, un barrio de tradición comunista, incluso antes de la llegada al poder de Hugo Chávez. En tres de esos departamentos la oposición jamás había cosechado victorias.

En Guarenas, a las afueras de Caracas, la oposición asestó un golpe simbólico al chavismo, pues esta ciudad fue utilizada como icono de la revolución bolivariana por Chávez. En Guarenas dio inició el «Caracazo» de 1989, el saqueo violento de tiendas y el desorden civil por parte de grupos procedentes de los barrios populares situados en los cerros de la capital, un episodio que acabó con más de 300 muertos y unos 1.000 heridos tras la aprobación de medidas de ajuste adoptadas por el entonces presidente venezolano Carlos Andrés Pérez.

La plataforma opositora conocida como la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) –que aglutina a una veintena de partidos de diferentes tendencias ideológicas– también sumó todas las circunscripciones en otros ocho estados del país: Anzoátegui, Aragua, Barinas, Bolívar, Mérida, Nueva Esparta, Amazonas y Vargas. En este último, fuentes encargadas del recuento, aseguraron a este diario que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) apenas sumaba 80 votos en algunas urnas. En Mérida, la MUD duplicó los votos del oficialismo y en Miranda aventajó al PSUV en un 20%. En total, el oficialismo venció en cuatro de los 23 estados de Venezuela. El resto, además del Distrito Capital, fue ganado para la causa de la oposición.

Los únicos circuitos donde el partido de Gobierno tuvo opciones fueron aquellos en los que en anteriores comicios se distanciaron de los opositores en más de 20 puntos. El PSUV perdió 2,3 millones de votos, un dato que pone de manifiesto el masivo traspaso de votantes anteriormente chavistas hacia la oposición. A pesar del aplastante triunfo, en general, la oposición ha mantenido la cautela ante la responsabilidad que deben asumir a partir de enero. «Quiero reiterar tres palabras frente a la victoria: humildad, madurez y mucha serenidad», insistió el gobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonski, quien ha representado la facción más moderada dentro de la oposición. Capriles perdió dos elecciones presidenciales, una ante Hugo Chávez en 2012 y otra ante Nicolás Maduro en 2013, al poco de morir el comandante. La posición moderada de Capriles –partidario de desalojar a Maduro mediante las urnas en lugar de aumentar la presión en la calle generando un clima de tensión– le costó las críticas internas a comienzos de 2014 por no hacer un llamamiento a participar en las movilizaciones en las calles del país caribeño. El mayor reto para algunos de los dirigentes opositores es la reconciliación con el chavismo: «Esta Asamblea Nacional (AN) debe convocar a la unión de la nación, el cambio debe ser incluyente. No venimos a cobrar facturas internas», dijo.

Para Capriles, «Venezuela no ha explotado porque los venezolanos estábamos esperando las elecciones. Pero la crisis sigue igualita», en referencia a la galopante escasez y problemas de inseguridad que sufre el país. La prioridad del dirigente opositor, como ya señaló a LA RAZÓN, es resolver esa urgencia económica de las clases más desfavorecidas, aunque subrayó: «El primer interesado en que liberen a los presos políticos soy yo», dijo sobre la ley de amnistía que ha anunciado la MUD, la primera acción legislativa que emprenderá la oposición cuando se constituya el Parlamento a partir del próximo 5 de enero. Con esa aclaración, Capriles también trató de disuadir las críticas por sus diferencias con el líder opositor encarcelado, Leopoldo López, que se manifestaron durante esas protestas del año pasado, partidario de echar a Maduro del poder cuanto antes. Unos roces que la MUD, formada por un amplio abanico de grupos ideológicos, debe superar para aprovechar la oportunidad y el desafío que tiene por delante.

Las figuras en alza de la oposición

- Leopoldo López. Es el icono de la oposición después de casi dos años de cárcel. No ha podido presentarse como diputado pero nadie duda de que será uno de los candidatos presidenciales.

- Henrique Capriles. Aunque perdió dos elecciones presidenciales (en 2012 y 2013), su visión de una oposición moderada frente al radicalismo dentro de la MUD ha triunfado.

- Henry Ramos Allup. Suena como próximo presidente de la Asamblea Nacional en sustitución de Diosdado Cabello. Es el líder del partido socialdemócrata Acción Democrática.

- Julio Borges. Diputado desde el año 2000 y fundador del partido Primero Justicia. También suena como posible presidente del parlamento. En 2006 quiso presentarse a las presidenciales.