Reino Unido
Un juez avala que Corbyn repita como candidato al liderazgo laborista
El Comité Nacional Laborista aprobó que se presentara sin necesidad de reunir apoyos entre su grupo parlamentario
Jeremy Corbyn podrá presentarse finalmente como candidato al liderazgo del Partido Laborista pese a no contar con el respaldo de los diputados de su propia formación.
Jeremy Corbyn podrá presentarse finalmente como candidato al liderazgo del Partido Laborista pese a no contar con el respaldo de los diputados de su propia formación. Así lo determinó ayer un juez del Tribunal Superior de Londres que desestimó la demanda presentada por el ex parlamentario Michael Foster, que llevó ante la justicia a la dirección del partido al considerar que había actuado en contra de sus normas internas.
El Comité Nacional Ejecutivo de la formación (NEC, en inglés) decidió el pasado día 12 que el actual líder estaba exento de sumar al menos 51 firmas entre los diputados laboristas para participar en las elecciones internas, como sí ha tenido que hacer su rival, Owen Smith. El antiguo portavoz laborista de Trabajo y Pensiones es el único aspirante a relevarle después de que la diputada Angela Eagle, que inició el proceso de las elecciones internas, decidió apartarse de la carrera.
“Doy la bienvenida a la decisión del Tribunal Superior de respetar la democracia del Partido Laborista", dijo en un comunicado Corbyn, que considera que el proceso judicial ha sido "una pérdida de tiempo y recursos". “No se debería poner en duda el derecho de medio millón de afiliados", recalca el texto.
Cinco días después del plebiscito del Brexit, el veterano político perdió una moción de confianza en la que el 81 % de los diputados laboristas pidió su dimisión. Pero Corbyn continúa aferrándose al respaldo que aún le muestran las bases. Fueron precisamente los simpatizantes los responsables de convertirle en líder hace menos de un año. En septiembre de 2015, el activista fue elegido en una impresionante victoria en primera ronda en la que se hizo con el 59,5% de los votos, un porcentaje mucho más alto del que Tony Blair consiguió en 1994. Nunca contó con el apoyo de los diputados, pero rompió con todo tipo de pronósticos gracias al apoyo de aquellos que, pagando 4 euros, tuvieron por primera vez derecho a voto para elegir al dirigente.
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