Atenas
La ola de calor en Reino Unido se cobra 760 muertos
Las autoridades de Reino Unido, país en el que la gabardina y el paraguas conviven durante todo el año en el armario, decretaron ayer nivel de «alerta tres», un paso previo a la «emergencia nacional», por la ola de calor que ha pillado desprevenidos a los británicos. Se trata del mes de julio más seco desde 1776 y la primera vez desde 2006 que se han registrado seis días consecutivos con temperaturas superiores a los 30ºC. Normalmente, los veranos no pasan de los 22ºC, pero el miércoles se alcanzaron los 32,2ºC y los termómetros superaron los de Madrid, Atenas, Roma y otras capitales del sur de Europa.
En un principio, el sol fue acogido con júbilo, pero a lo largo de la semana, el calor extremo e inusual en las islas está preocupando seriamente a Sanidad. Según el periódico «The Times», en la última semana al menos 760 personas habrían podido morir por consecuencia de las temperaturas, sólo en Inglaterra. En Gales, dos soldados fallecieron el pasado fin de semana durante unas maniobras debido a las condiciones meteorológicas. Los servicios de ambulancia confirmaron ayer un «aumento considerable» de llamadas. Las autoridades aconsejan no exponerse directamente al sol entre las 11 y las 15 horas, especialmente a los niños y ancianos, los más vulnerables en estos casos. El hospital de West Sussex ha ingresado a 10 bebés en las últimas semanas por quemaduras graves de sol. Las previsiones apuntan a que no habrá respiro, al menos, hasta finales de la próxima semana, por lo que las víctimas mortales podrían superar las 2.000. La ola de calor ya se cobró 15.000 vidas en Francia en 2003.
Los efectos se hacen notar especialmente en Londres, donde conspiran con el termómetro la intensa humedad, la ausencia de aparatos de aire acondicionado –normalmente innecesarios– e incluso el metro, cuya escasa ventilación lo convierte en un desafío diario. Los servicios de ambulancia de la capital señalaron ayer que estaban recibiendo una media de 5.500 llamadas al día comparadas con las 1.000 del año pasado. La parte positiva es que el «trópico» también ha impulsado la economía, no sólo por el aumento de turistas, sino también por el número de británicos que han cambiado sus planes de irse a otros países de sol para disfrutar del verano británico. La emblemática colina de Hamsptead Heath, al noroeste de Londres, donde se ha disparado la alerta antiincendios, se ha convertido en una manta amarilla de hojas secas que poco o nada recuerda a la habitual campiña inglesa. El cambio de color no impide, sin embargo, a los transeúntes tirarse al césped para soportar las altas temperaturas.
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