Política

Angela Merkel

La ola de xenofobia abre un cisma en la sociedad alemana

La localidad germana de Chemnitz ha acogido hoy una manifestación de la extrema derecha contra la llegada de inmigrantes. «La situación es tan crítica que incluso está dividiendo a las familias», explica una vecina de la ciudad.

Decenas de manifestantes ultras participaron esta semana en varias marchas de protesta en la ciudad de Chemnitz, al este de Alemania, contra la llegada de inmigrantes
Decenas de manifestantes ultras participaron esta semana en varias marchas de protesta en la ciudad de Chemnitz, al este de Alemania, contra la llegada de inmigranteslarazon

La localidad germana de Chemnitz ha acogido hoy una manifestación de la extrema derecha contra la llegada de inmigrantes. «La situación es tan crítica que incluso está dividiendo a las familias», explica una vecina de la ciudad.

Hace ahora tres años, cuando miles de refugiados se veían atrapados en Hungría en su camino hacia Alemania y oleadas de solicitantes de asilo cruzaban de forma irregular las fronteras europeas, Angela Merkel pronunció una frase que todavía le persigue y que mantiene: «Lo lograremos». Convertida en el bastión de la ultraderecha alemana, la ciudad oriental de Chemnitz ha acogido una nueva manifestación de extrema derecha para denunciar la supuesta criminalidad asociada con la llegada de migrantes.

Cara y cruz de una realidad que, contenida durante años, ha explotado en el seno de la sociedad germana y que, ante la estupefacción de la esfera política y de la escena internacional, promete abrir un cisma de proporciones que pocos, hasta el momento, se atreven a pronosticar. «Nunca había vivido una situación como ésta –aseguró al periódico “Bild” una ciudadana de Chemnitz-. La situación es tan crítica que incluso está llegando a dividir familias».

Ella no tuvo el valor de decir su nombre al diario pero, al contrario, otros muchos alemanes no han tenido reparos en quitarse el antifaz de lo políticamente correcto para gritar, sin ningún tipo de recato, su aversión hacia los inmigrantes y en especial hacia los refugiados. Detrás de ellos, encaramados en el estrado más oficial, el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y el movimiento xenófobo Pegida han dado hoy su respaldo a la manifestación ultra de Chemnitz pese a los incidentes desatados en las concentraciones del pasado domingo y el lunes.

La rama de AfD en Sajonia explicó que, con esta movilización, todo el mundo podrá recordar a Daniel H., un alemán que falleció el pasado fin de semana a manos supuestamente de un sirio y un iraquí. También se recordará «a todas las víctimas del multiculturalismo obligatorio», añadieron. El lunes, una movilización espontánea convocó a 6.000 personas contrarias a la llegada de migrantes, mientras que una marcha organizada como réplica reunió a unos mil manifestantes. La coincidencia de ambos actos derivó en choques con una veintena de heridos, entre ellos dos miembros de las Fuerzas de Seguridad. Un líder de AfD, Joerg Meuthen, declaró a la cadena pública SWR que su partido no está «avivando las llamas», sino que todo se debe a un malestar generalizado en la sociedad que, en su opinión, «está muy justificado», dijo en aparente alusión a la llegada de más de un millón de extranjeros desde 2015. No obstante, no estarán solos. Chemnitz ha acogido también hoy una manifestación antifascista con la que buscaba mostrar que es un lugar tolerante y abierto con personas de todo el mundo. Bajo el lema «Corazón en vez de persecución», más de 70 organizaciones llamaban a la sociedad a salir a la calle a la misma hora que la ultraderecha, así como el movimiento de derecha radical «Pro Chemnitz».

La contramanifestación pretende evitar que colectivos ultraderechistas instrumentalicen el asesinato del joven para justificar su odio hacia ciudadanos de otros países y para llamar a la caza de «criminales extranjeros». Entre los grupos convocantes de esta protesta se encuentran también partidos políticos tradicionales como Los Verdes, el Partido Socialdemócrata (SPD) o la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Merkel. En la misma línea, miles de personas volvieron a salir ayer a las calles de Berlín para manifestarse en contra de la ultraderecha. «Nosotros somos más», fue el lema de los asistentes que se congregaron frente a la delegación del Gobierno federal Sajonia. En otras pancartas se podían leer lemas como «Abuelas contra la derecha», «Servid a la mayoría y no a la turba» o «Nazis fuera».

La ministra de Familia de Alemania, Franziska Giffey, depositó ayer un ramo de seis rosas blancas en el lugar del crimen, convertido ahora en una especie de altar improvisado en recuerdo de la víctima.

Giffey fue la primera representante del Gobierno de Merkel en acudir a Chemnitz. El este de Alemania, donde el extremismo de derecha goza de mayor aceptación entre la población que en el resto del país, es un territorio hostil para miembros del Gobierno de Merkel. Los ultraderechistas atacan de forma constante a los partidos tradicionales y los acusan de utilizar su poder en el Gobierno para dejar entrar de forma descontrolada a los migrantes en Alemania. Además, es habitual que cuando miembros del Gabinete de Merkel acuden a zonas de la extinta República Democrática Alemana sean abucheados. La propia canciller, en una visita oficial al este del país, fue recibida al grito de «traidora del pueblo». Previendo que la de hoy pueda llegar a ser una jornada violenta, el Gobierno alemán ha enviado a Chemnitz refuerzos policiales desde Berlín y otras regiones de Alemania.