Terrorismo yihadista
La quinta columna de la yihad
En su propaganda, el Estado Islámico anima a sus seguidores a cometer atentados en solitario en sus países de origen
BEIRUT- Australia se une ahora a Canadá como víctima de la lucha contra el Estado Islámico (EI). Su notoria participación en la coalición internacional que combate el avance de los yihadistas en Siria e Irak ha convertido al país en objetivo de ataques terroristas perpetrados por los temidos «lobos solitarios». Las alarmas saltaron ayer tras el episodio de la toma de un café en el centro de Sídney que terminó con la muerte del atacante, el clérigo iraní Seik Man Haron Monis, vinculado con el EI por usar su bandera.
Haron sigue el patrón de los «lobos solitarios». Un terrorista que actúa por su cuenta, sin el apoyo logístico de ninguna organización, y sin un motivo claro. Suelen tener poca preparación, por lo que sus atentados apenas causan víctimas, pero siempre cumplen su objetivo: sembrar el terror. Esta práctica del llamamiento a la yihad individual ya la hacía Al Qaeda en su revista «Inspire» en inglés, pero no ha tenido la misma repercusión que la revista «Dabiq» del EI, que ha inspirado a miles de occidentales a unirse a sus filas en Oriente Medio o a cometer ataques en solitario en sus países de origen. En su revista on-line dedica un apartado para instruir a potenciales «lobos solitarios» que quieran atentar contra el Times Square y otros lugares simbólicos de Nueva York. El título es «A los ‘‘lobos solitarios’’ en Estados Unidos: cómo construir una bomba en su cocina y provocar escenas de horror en sitios turísticos y en otros objetivos».
Foros yihadistas difundían hace unos meses el mensaje del portavoz del Estado Islámico, Mohamed Al Adnani, que instaba a sus milicianos y seguidores a matar «del modo que sea» a ciudadanos estadounidenses, europeos y de los países que apoyan la coalición. «Si puedes matar a un infiel americano o europeo –sobre todo de los hostiles, sucios franceses– o un australiano o un canadiense o cualquier otro enemigo infiel de los países que se han unido en contra de Estado Islámico, pon tu confianza en Alá y mátale, como sea o como puedas. No lo consultes con nadie ni busques una fatua de nadie. No importa si el infiel es un combatiente o un civil», animaba Al Adnani. Mensajes como éste que circulan por internet seducen fácilmente a personas con problemas personales, normalmente jóvenes y marginados, que encuentran su camino en la yihad y con ello van a ponen fin a sus problemas.
Estos voluntarios son la «quinta columna» del EI y están diseminados en las principales capitales occidentales listos para actuar con decisión y devoción en todo momento. Este tipo de sujetos sólo necesitan acceso a internet y son libres de actuar en cualquier escenario. Se trata de un fenómeno que va en aumento, una amenaza creciente porque cada vez son más los «lobos solitarios». El principal problema es que son muy difíciles de identificar, ya que actúan como ciudadanos normales sin levantar sospecha al no tener vinculación con una organización o grupo terrorista. Esto plantea un verdadero reto a las Fuerzas de Seguridad y los servicios de Inteligencia de los países occidentales para poder localizarlos antes de que actúen. Aquellos yihadistas que regresan a casa tras combatir en las guerras de Irak o Siria son «bombas de relojería» a punto de estallar.
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