Hillary Clinton
La traición populista
El «Rusiagate» sigue siendo la pesadilla del presidente Donald Trump: «Los tres personajes importantes en la campaña pensaron que era una buena idea reunirse con un Gobierno extranjero en la Torre Trump en la sala de conferencias del piso 25 sin abogados. No tenían ningún abogado», aseguró Steve Bannon, ex asesor del magnate presidente en el libro «Fuego y furia, dentro de la Casa Blanca», del periodista Michael Wolff.
De «traicionero» y «antipatriota» ha calificado Bannon la reunión que mantuvo el yerno del populista presidente, Jared Kushner, con miembros del Gobierno ruso con el objetivo de aceptar información que pudiera comprometer a Hillary Clinton de cara a la campaña presidencial. En este marco, el aparente fiel y «mente maestra» del discurso populista del presidente norteamericano arremetió en contra de la familia Trump y de la dinámica que vive la Casa Blanca bajo esta Administración.
La ira presidencial no se hizo esperar. La reacción de Trump acusando a Bannon de haberse «vuelto loco» revela la capacidad destructiva de las declaraciones por no ser un personaje cualquiera, se trata de un jugador que ayudó a construir este movimiento nacionalista. El presidente está reconociendo la influencia y la legitimidad del ex asesor presidencial. Con su reacción, el líder de la nación más poderosa del mundo admite que el daño que podría infringir el ultraderechista a su Administración es real.
En la última medición de la empresa encuestadora Ipsos, y publicada el pasado 3 de enero en el portal Real Clear Politics, la aprobación de Trump alcanza solamente un 41% vs un 54% de desaprobación. En este sentido, Bannon no hace más que atentar y seguir alimentando una tendencia de rechazo desde los ciudadanos norteamericanos hacia esta Administración.
A pesar de que Bannon asegura que sigue apoyando a Trump, las interrogantes que surge son, ¿por qué el ex asesor toca puntos sensibles que sin duda alguna socavan la reputación de esta presidencia? Además, en un momento donde los números son tan negativos en términos de percepción. Sin duda, no se trata de un impulso, sino de una declaración premeditada y con el conocimiento del impacto que tendría. ¿Se trata de un verdadero sentimiento patriótico que le impulsa a denunciar y reclamar lo que no está bien o, se trata de una venganza al círculo cercano que, al parecer, lo alejó de la Casa Blanca?
Apartar a un jugador tan relevante del circulo de poder será siempre un riesgo. Al final, nadie conoce mejor las virtudes y debilidades de algo que aquel que ayudó a construirlo. Un efecto bumerán vuelve a golpear al magnate presidente. Falta por ver si se trata de un gesto genuino de patriotismo del ultranacionalista Bannon o el comienza de la venganza. Hoy es el «Rusigate», y ¿mañana?
✕
Accede a tu cuenta para comentar