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La UE barre todas sus sedes tras ser espiadas por EE UU

La Razón
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«Resulta extremadamente perturbador». Así definía ayer la portavoz de la Comisión Europea, Pia Arhenkilde, la posibilidad cada vez más certera de que Estados Unidos haya estado espiando masivamente las comunicaciones de la Unión Europea y sus Estados miembros a través del programa de la Agencia de Seguridad Nacional «Dropmire».

Según las últimas revelaciones, publicadas ayer por el diario «The Guardian», en total, 38 embajadas y misiones diplomáticas europeas habrían sido objeto de un extraordinario despliegue de métodos de espionaje, yendo desde micrófonos escondidos en equipos electrónicos a interceptaciones del cableado o captación de transmisiones a través de antenas especiales.

Como si de un mal chiste se tratara, la portavoz europea reclamó una explicación, además de «claridad y transparencia», sobre las supuestas actividades secretas de Estados Unidos, filtradas por el ex técnico de la CIA Edward Snowden. Las explicaciones tendrán que ser rápidas, puesto que se preveía comenzar las negociaciones del acuerdo de libre comercio UE-Estados Unidos el próximo lunes, que podrían quedar en suspenso.

En juego están las relaciones entre los dos bloques y un acuerdo del que la UE podría conseguir 119.000 millones de euros al año, el equivalente a una extra de 545 euros para un hogar medio de la UE. Aunque todavía sin éxito, la maquinaria europea se ha puesto en marcha y la jefa de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton, habló ayer personalmente con el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, para conocer su versión. Éste se limitó a echar balones fuera y, sorpresa, a asegurar que «todos los países del mundo que están implicados en asuntos internacionales, de seguridad nacional, emprenden numerosas actividades para proteger su seguridad. Lo que sé es que no es inusual en muchos países». El propio Obama, desde Tanzania, explicó ayer que «todos los servicios de inteligencia», en EE UU, Europa y Asia, «tratan de entender mejor el mundo y lo que está pasando en las capitales (...) a través de fuentes que no están disponibles en el ''New York Times'' o en NBC News».

Pero los europeos no parecen estar dispuestos a hacer la vista gorda. Para la vicepresidenta de la CE, Viviane Reding, Bruselas no puede negociar el pacto comercial si «hay la más mínima duda de que nuestros socios están llevando a cabo actividades de espionaje en las oficinas de nuestros negociadores». Esta opinión es compartida por el presidente francés, François Hollande, para quien «no puede haber negociaciones ni transacciones en ningún ámbito mientras no tengamos garantías, no sólo Francia, sino toda la Unión Europea». «Sabemos bien que debe haber sistemas de control en la lucha contra el terrorismo, pero no creo que haya peligro en las embajadas de la UE», lanzó Hollande. El presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, manifestó ayer que las instituciones de la UE no planifican ataques terroristas.

Quien ha ido más allá es el Gobierno alemán, que según «Der Spiegel» ha sido objeto del espionaje a razón de 500 millones de interceptaciones de sus comunicaciones al mes, y ha advertido que estas prácticas son «inaceptables» entre «socios y aliados». Por esta razón, el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán convocó ayer mismo al embajador de Estados Unidos en Berlín y la canciller Angela Merkel solicitó una entrevista directa con el presidente de EE UU, Barack Obama. También el Gobierno belga convocó al embajador norteamericano en Bruselas.

El asunto pone en entredicho la eficacia de los sistemas de seguridad europeos. Para intentar subsanar los errores del pasado, el presidente del Ejecutivo, José Manuel Durao Barroso, ha ordenado «un barrido completo de seguridad ad hoc».