El Cairo
La violencia ensombrece el referéndum constitucional
Al menos nueve personas han muerto en varias ciudades de Egipto por enfrentamientos entre partidarios del expresidente Mohamed Mursi y las fuerzas de seguridad durante la primera jornada del referéndum constitucional, según un balance recabado por el periódico estatal 'Al Ahram'.
Los egipcios empezaron ayer a votar en un referéndum constitucional marcado por la violencia y el enfrentamiento entre las autoridades interinas y los islamistas, que no ha cesado desde el golpe de Estado contra el ex presidente Mohamed Mursi hace siete meses. El ambiente festivo que se vivía en muchos colegios electorales, con cánticos patrióticos y aullidos de celebración de las mujeres (típicos en bodas, bautizos y momentos de alegría) contrastaba con la muerte de al menos once personas en todo el país, según cifras oficiales. El primer día de votación dio comienzo con una explosión en el barrio popular de Imbaba, en la capital egipcia, que no causó víctimas pero sí daños materiales en el tribunal de este distrito, antaño un bastión islamista. El despliegue de cerca de 200.000 efectivos de la Policía y el Ejército egipcio en todo el país no impidió que tuviera lugar ese ataque, a poca distancia de un colegio electoral, donde la votación dio comienzo, sin retraso, a las nueves de la mañana. Los curiosos que se acercaban a ver los destrozos causados por la explosión, así como los ciudadanos que acudían a votar, aseguraban que no tenían miedo y que el incidente no afectaría a la participación. «Ahora irán a votar incluso más persona, también aquellas que no iban a hacerlo, porque somos un pueblo valiente», aseguró a LA RAZÓN Shaima, una joven mujer que se acercó al lugar de los hechos. Los curiosos aprovecharon para mostrar su apoyo al general Abdel Fatah al Sisi, que se ha convertido en el salvador de Egipto desde que derrocó al presidente islamista y el nuevo hombre fuerte. En las calles y en las colas frente a los colegios electorales, su foto y su nombre son omnipresentes porque el referéndum constitucional es de hecho un examen de popularidad para el militar, que se plantea ser candidato presidencial, tal y como cada vez más sectores de la sociedad le piden.
También el presidente interino, Adly Mansur, admitió que «el referéndum no es sólo sobre la Constitución, sino también sobre la «hoja de ruta» para que el país pueda tener un presidente y un Parlamento elegidos» en las elecciones que están previstas en los próximos meses. Por su parte, el Ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, pidió a los egipcios que demuestren que lo que tuvo lugar el pasado verano fue una revolución popular y no un golpe de Estado, sobre todo de cara a la comunidad internacional, que todavía desconfía de las verdades intenciones de los militares, así como de sus métodos represivos. En esta ocasión, hay pocos observadores internacionales sobre el terreno, ya que las principales instituciones han preferido no supervisar la votación y enviar sólo algunos expertos para hacer seguimiento, como es el caso del centro Carter, que siempre ha estado presente. La Liga Árabe tiene desplegada una misión de cien observadores que dijeron no haber detectado irregularidades en el primer día del plebiscito. La Comisión Electoral egipcia aseguró ayer que la jornada desarrolló con normalidad y con una elevada participación en algunas zonas, aunque habrá que esperar a los resultados oficiales para conocer este dato clave.
Los depuestos Hermanos Musulmanes han llamado al boicot del referéndum sobre la «Constitución ilegítima» de los militares y aseguraron ayer que «los líderes golpistas recurrirán al fraude electoral generalizado del régimen de [el ex presidente Hosni] Mubarak» para maquillar la baja participación.
Los islamistas bajaron a la calle para protestar en lugar de para votar, y se enfrentaron con las Fuerzas de Seguridad en varias provincias de Egipto. Además de las víctimas mortales y una treintena de heridos, al cierre de esta edición, decenas de seguidores de la Hermandad fueron arrestados, acusados de intentar impedir la participación pacífica en el referéndum.
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