Política

Estados Unidos

La violencia lastra el futuro de Honduras

Cinco asesinatos empañan la jornada electoral para elegir al nuevo presidente

Un hombre vota en la capital hondureña
Un hombre vota en la capital hondureñalarazon

Los hondureños votaron ayer en unas reñidas elecciones entre la derecha y la izquierda que amenazan con quebrar el centenario bipartidismo que ha gobernado este país, el segundo más pobre de América y el más violento del mundo. Unos 5,4 millones de hondureños estaban llamados a elegir ayer el relevo de Porfirio Lobo de entre ocho candidatos, con el derechista Juan Orlando Hernández, del gobernante Partido Nacional (PN), y la izquierdista Xiomara Castro, de Libertad de Refundación (Libre) como favoritos. Al cierre de esta edición aún no habían cerrados los colegios electorales, pero los sondeos auguran un empate.

Honduras votó ayer bajo la sombra de la pobreza y la violencia. Pero la gravedad de la miseria social ha quedado en un segundo plano ante los niveles alarmantes del crimen asociados al narcotráfico y las pandillas, que tienen al país con el triste récord mundial de homicidios, 85,5 por cada 100.000 habitantes. Sin ir más lejos, ayer el país vivió un nuevo episodio de violencia en el que cinco personas murieron asesinadas a tiros por hombres no identificados a pocos metros del centro de un votación en el departamento caribeño de Gracias a Dios, conocido popularmente como La Mosquitia, limítrofe con Nicaragua y una de las regiones más afectadas por la violencia generada por bandas del narcotráfico, que utilizan el país centroamericano como puente para el envío de cocaína desde América del Sur a Estados Unidos en avionetas y lanchas rápidas. Al cierre de esta edición, las autoridades hondureñas no habían informado si el suceso tenía relación con el proceso electoral. La lucha contra el crimen ha centrado la campaña. Hernández prometió combatir al crimen organizado con una fuerza de 5.000 policías militares, y Castro propone tener a los soldados en las fronteras en la lucha antidroga y crear una policía comunitaria para enfrentarse a las pandillas.

El candidato oficialista pronosticó ayer que la participación será «histórica» y resaltó que los comicios transcurrirían «en orden». «Estamos listos para un nuevo día, un nuevo amanecer. Al bipartidismo le quedan horas de vida», afirmó la izquierdista Xiomara Castro, esposa del derrocado presidente Manuel Zelaya y que aspira a convertirse en la primera presidenta de Honduras.

Los analistas pronostican un resultado cerrado, lo que ha hecho temer brotes de violencia y fraude, aunque las autoridades electorales llamaron a vencer el miedo, en unos comicios vigilados por 800 observadores internacionales. En estos comicios, bajo un sistema electoral sin segunda vuelta, también se elegirá a 128 diputados y 298 alcaldes para los próximos cuatro años. Honduras acudió a las urnas con una sociedad polarizada y una fragilidad de las instituciones heredada del golpe que militares asestaron a Zelaya en junio de 2009, después de que su Gobierno, inicialmente del Partido Liberal, girara a la izquierda. Con dos propuestas contrapuestas, Castro pretende impulsar un «socialismo democrático a la hondureña», mientras que Hernández –del mismo partido que el actual presidente, si bien muy distante a él–, continuaría el modelo de mercado para reforzar a la empresa privada. Segundo país más deprimido de América Latina después de Haití, Honduras tiene un 71% de sus 8,5 millones de habitantes en la pobreza.