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Las FARC declaran el alto el fuego definitivo

"Este 29 de agosto empieza una nueva historia para Colombia. Silenciamos los fusiles. ¡SE ACABÓ LA GUERRA CON LAS FARC!", escribió a la medianoche en punto el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, en su cuenta de Twitter.

El líder de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, alias "Timochenko", al término de la lectura de un documento, donde declaró el alto el fuego definitivo
El líder de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, alias "Timochenko", al término de la lectura de un documento, donde declaró el alto el fuego definitivolarazon

"Este 29 de agosto empieza una nueva historia para Colombia. Silenciamos los fusiles. ¡SE ACABÓ LA GUERRA CON LAS FARC!", escribió a la medianoche en punto el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, en Twitter.

Colombia es un país con un amplio historial en guerras. En el siglo pasado, desde la guerra de los Mil Días, que enfrentó a liberales y conservadores y provocó la pérdida de Panamá, hasta la lucha contra las FARC, que después de 52 años y de fallidas negociaciones se acerca como nunca a su fin. Aunque el cese de los combates ya estaba vigente, faltaba la rúbrica de ambas partes. El líder de la narcoguerrilla, Rodrigo Londoño, alias «Timochenko», declaró ayer desde La Habana el alto el fuego definitivo antes de convocar la X Conferencia de la guerrilla entre el 13 y el 19 de septiembre.

«Ordeno a todo nuestro mando, unidades, a todos y cada uno de nuestros combatientes, a cesar el fuego de manera definitiva a partir de las 24 horas de la noche de hoy. Se acabó la guerra, convivamos como hermanos y hermanas», explicó.

«Nunca perdimos la esperanza de llegar a ese día tan afortunado para nuestra patria y su gente», dijo «Timochenko» quien en nombre de las FARC manifestó la «clara y definida vocación por la reconciliación» a «los soldados, marinos, pilotos de la fuerza aérea, policías y organismos de seguridad e inteligencia del Estado». Y añadió: «Las rivalidades y rencores deben quedarse en el pasado. Más que nunca, lamentamos tanta muerte y dolor ocasionados por la guerra. Hoy, más que nunca, queremos abrazarlos como compatriotas y comenzar a trabajar unidos por la nueva Colombia».

En sintonía, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, firmó también el decreto para el alto el fuego definitivo. «Eso es ni más ni menos que el fin de la guerra. A partir del domingo, las partes en conflicto cesarán para siempre sus hostilidades. Pero que quede claro: la fuerza pública seguirá persiguiendo a los grupos criminales que continúan al margen de la ley delinquiendo y atacando a la población civil». «Por definición, no hay acuerdo perfecto. En una negociación, ambas partes ceden. Nosotros teníamos claras las ‘líneas rojas’ y nunca las traspasamos. Éste es un acuerdo bueno para los colombianos. Es razonable, y lo podemos cumplir. Es el mejor acuerdo posible y nos da la oportunidad histórica de poner fin a la guerra y construir con optimismo un país más seguro y mejor para nuestros hijos».

El mandatario hizo el anuncio al entregar al Congreso el texto del acuerdo de paz con la solicitud de que convoque para el 2 de octubre el plebiscito en el que los colombianos dirán en las urnas si aceptan o no lo aprobado con la principal guerrilla del país. El alto el fuego y de hostilidades bilaterales y definitivas entre el Gobierno y las FARC son ingredientes fundamentales del acuerdo de paz, como parte del punto del «fin del conflicto», que incluye, además, el abandono de las armas por parte de la guerrilla, que serán entregadas a una comisión internacional, así como su posterior desmovilización.

Las FARC activarán esta semana un comando de monitoreo con 16.500 efectivos para vigilar la seguridad de sus guerrilleros durante el proceso de concentración en zonas especiales antes de que entreguen sus armas. Como parte de los acuerdos, unos 7.000 combatientes deberán salir de sus campamentos en medio de selvas y montañas para concentrarse en áreas especiales.