Unión Europea
«Líneas rojas» a las cuotas de refugiados
La canciller alemana, Angela Merkel, se reunió ayer en Berlín con el presidente francés, François Hollande, y con el de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Oficialmente, el encuentro estaba convocado para el desarrollo de temas concernientes a la economía digital, la energía y el empleo juvenil. Sin embargo, la presencia de tres figuras cruciales para el panorama general de Europa la convierte en la ocasión idónea para poner sobre la mesa cuestiones como la posibilidad de la salida británica de la Unión Europea, la integración del euro y la crisis migratoria en el mar Mediterráneo.
Y es que el encuentro entre Merkel, Hollande y Juncker tiene lugar en el mismo día en el que la crisis migratoria y el sistema de reparto de cuotas diseñado por la Comisión Europea vuelven a estar de actualidad. Los ministros del Interior de Francia y Alemania, Bernard Cazeneuve y Thomas de Maizière, respectivamente, presentaron ayer un comunicado conjunto en el que rechazaron algunos puntos de la propuesta de Bruselas, que se basa en repartir los refugiados que buscan asilo en Europa entre los Estados miembros. La distribución de asilados entre los países se calculó según la población y el Producto Interior Bruto, su tasa de paro y el número de solicitantes de asilo ya acogidos. No obstante, París y Berlín no se mostraron totalmente de acuerdo con los criterios escogidos para la aplicación de este sistema, que nació como respuesta a los sucesos ocurridos en el Mediterráneo.
«Francia y Alemania están dispuestos a examinar la propuesta de la Comisión», afirmaron los ministros en el comunicado germano-francés enviado ayer, añadiendo, sin embargo, que el mecanismo debería estar fundado sobre unos principios sólidos de solidaridad y responsabilidad. Cazeneuve y Maizière piden una revisión de las claves de reparto que deberá «tener más en cuenta los esfuerzos ya realizados» por los Estados miembros en materia de asilo y de refugiados. Los países que más inmigrantes de fuera de Europa acogen –Alemania, Francia, Suecia, Italia y Hungría– no consideran equitativo que tres cuartas partes vayan a parar únicamente a cinco Estados de los Veintiocho. De acuerdo con el mismo comunicado, esta cuestión está lejos de quedar resuelta, ya que el equilibrio justo «aún no se ha producido». Estas correcciones llegan tras la reciente petición de la Comisión presidida por Juncker de hacerse cargo de los 40.000 demandantes de asilo originarios de Siria y de Eritrea que llegaron a las costas italianas y griegas, así como a 20.000 refugiados sirios.
Además, alertaron de que hay «abusos manifiestos» tras la liberalización de los visados atribuidos a los países balcánicos occidentales, e hicieron hincapié en que eso no debe crear «cargas excesivas en los sistemas de asilo de los Estados miembros, ni desestabilizarlos». «Es inaceptable que esas situaciones retrasen» la concesión del asilo a quien sí lo necesita, y por eso reclamaron «un seguimiento y una evaluación sólida» de la atribución de visados a los ciudadanos de los Estados balcánicos, e incluso «una suspensión temporal» de la liberalización en el reparto «en caso de necesidad imperiosa».
La cita de ayer en Berlín era la primera reunión a tres de los líderes tras las visitas del «premier» británico, David Cameron, a París y Berlín el jueves y el viernes pasados respectivamente. Durante las mismas, Cameron mostró sus propuestas de cara a lograr una renovación de la Unión Europea, lo que será determinante para la aprobación de la permanencia de Reino Unido en la UE tras la convocatoria de un referéndum antes de finalizar 2017. Las demandas de Cameron, que pretende dar más fuerza a las naciones, contrastan con las medidas de Berlín y París, encaminadas a fortalecer la integración en la eurozona.
Las peticiones del primer ministro británico encontraron gran oposición en países como Francia, mientras que la canciller alemana se mostraba, a priori, algo más conciliadora, rehusando descartar completamente la posibilidad de cambios en los tratados. Respecto a las demandas de Cameron, Merkel aseguró que, «si hay interés, hay formas de hacerlo también» y que trabajaría en estos debates «de forma constructiva» porque era su voluntad encontrar una solución. Aun así, la canciller añadió que había ciertas «líneas rojas» que no estarían sometidas a cambios en las disposiciones actuales europeas. Quizás la reacción de Merkel se explica, porque la salida de Reino Unido, un país que representa cerca del 15% de la economía europea, podría conllevar un debilitamiento a largo plazo de la UE.
El encuentro de ayer celebrado en Berlín se inició con una breve rueda de prensa que tuvo lugar antes de una cena de trabajo. Se trataba, por tanto, de una reunión rutinaria que contó además con la asistencia de una veintena de fabricantes europeos.
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