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Londres señala a un cantante de hip-hop como verdugo de Foley
El rapero Abdel Majed Abdel Bary, de 23 años, es el principal sospechoso. Dejó la música por «amor a Alá» y en Twitter ya exhibía imágenes de decapitaciones
El rapero Abdel Majed Abdel Bary, de 23 años, es el principal sospechoso. Dejó la música por «amor a Alá» y en Twitter ya exhibía imágenes de decapitaciones
Los servicios secretos británicos habrían identificado ya al asesino de James Foley. Ni el MI5 ni el MI6 facilitaron detalles sobre el individuo, pero «The Sunday Times» señaló ayer a Abdel Majed Abdel Bary, de 23 años, como principal sospechoso de la investigación. El rotativo, que citaba fuentes gubernamentales, reveló que el joven de origen británico era un cantante de hip-hop que se radicalizó tras mezclarse con gente del entorno de un predicador llamado Anjem Choudary. En julio del año pasado, anunció que dejaba la música «por el amor de Alá». El supuesto asesino ya había colgado previamente en su cuenta de Twitter –ahora bloqueada– varias amenazas a Occidente e incluso fotografías en las que aparece presumiendo con cabezas decapitadas. En las imágenes las sujeta precisamente con la mano izquierda, la misma que utiliza el hombre que aparece en el vídeo para sostener el cuchillo.
Conocido por otros militantes extremistas como «John, el yihadista», Bari es el hijo de Abdel Abdul Bary, un egipcio que se enfrenta a cargos de terrorismo en EE UU por su presunta participación en el bombardeo de las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania en 1998. Con perfil en la redes sociales como Abu Klashnikov, el yihadista llamó hace poco a los servicios secretos «dekuffar» (en árabe, infieles) después de que su casa en Maida Vale, un barrio al oeste de Londres, fuera registrada. «Mi familia no tiene nada que ver con esto, ni siquiera saben dónde estoy. No vivo en casa desde hace años, paganos», escribió. El sospechoso es uno de los seis yihadistas británicos que se creen que están actualmente en Raqa, al norte de Siria. Según las autoridades, alrededor de 20 ciudadanos británicos saldrían cada mes de Reino Unido para unirse a las filas radicales. La mayoría viaja primero hasta India para burlar los controles de seguridad.
El vídeo publicado la semana pasada por el grupo terrorista Estado Islámico dio la vuelta al mundo. Las imágenes mostraban a uno de sus militantes vestido completamente de negro soltando todo tipo de diatribas contra Occidente con un perfecto acento inglés antes de decapitar al periodista estadounidense, secuestrado en Siria en 2012. Lo cierto es que el nombre de Abdel Majed Abdel Bary empezó a salir en la prensa británica ya el viernes como una de las personas clave para localizar al asesino, pero, tras la portada de ayer de «The Times», el Ejecutivo no quiso pronunciarse. Sorprendió también el hecho de que la BBC no se hiciera eco de las informaciones del dominical. En una entrevista en la CNN, el embajador británico en EE UU, Peter Westmacott, se limitó a decir que las autoridades estaban «muy cerca» de identificar al asesino de Foley y que para ello estaban utilizando un sistema de tecnología muy sofisticado de reconocimiento de voz. El diplomático advirtió de que cientos de británicos estaban preparados para asesinar y morir por el Estado Islámico. «Este problema va más allá de un criminal horrible. Alrededor de 500 súbditos británicos han ido a Siria o Irak para participar en la yihad. Y hay más procedentes de otros países europeos», recalcó. Consciente de las represalias que puede sufrir estos días la comunidad musulmana británica –ya se atacaron mezquitas tras los atentados del 7-J–, Westmacott subrayó que el Consejo Musulmán había condenado el atentado y que los extremistas tan sólo hacen un uso burdo y politizado del islam.
Yihadistas sin pasaporte
El ministro de Asuntos Exteriores, Philip Hammond, afirmó que el asesino de Foley suponía una «absoluta traición» a los valores de Reino Unido. El responsable del Foreign Office señaló que el Ejecutivo de Cameron está invirtiendo «recursos significativos» para erradicar lo que tildó de «barbarie ideológica», una «amenaza» que podría durar toda una generación. Los últimos acontecimientos han llevado al Gobierno a endurecer las medidas antiterroristas. La responsable del Interior, Theresa May, ya advirtió el sábado de que habrá cambios en la Ley para que los ciudadanos británicos que van a luchar al extranjero puedan ser despojados de su ciudadanía al regresar. «Aquellos que tengan doble nacionalidad, tengo el poder de despojarles de su ciudadanía y excluirles del país», avisó. También añadió que si bien es ilegal que un país deje sin nacionalidad alguna a sus ciudadanos, «cualquier británico que regrese de Siria e Irak se enfrenta a un proceso judicial en este país por participación en actividades terroristas en el extranjero».
El perfil
El niño rico cuyo padre fue lugarteniente de Bin Laden
Abdel Majed Abdel Bary, de 23 años, llegó a Reino Unido en 1993, cuando su padre, un prestigioso abogado Egipcio, consiguió asilo político en este país. Sus padres y sus seis hermanos se instalaron en una casa valorada en un millón de libras situada en el pudiente barrio de Maida Vale, al oeste de Londres. Pero las cosas cambiaron cuando su padre fue acusado de ser lugarteniente de Bin Laden y en 2012 fue extraditado a EE UU acusado de participar en los atentados contra las embajadas de Washington en Kenia Y Tanzania. Ése fue el punto de inflexión para Bary. En 2013 viajó a Siria, donde ejerce de cabecilla de «Los Beatles», encargados de secuestrar a occidentales. Antes de llegar a este punto, el joven tenía un grupo de rap cuyos temas («Soñador», «Volando alto» y «Sobredosis») sonaban hace años en la emisora de la BBC. Entonces su nombre artístico era Jinn Matic.
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