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Los aspirantes demócratas abren la batalla
La crisis migratoria y el uso del español protagonizaron el pistoletazo de salida de la campaña.
La crisis migratoria y el uso del español protagonizaron el pistoletazo de salida de la campaña.
La batalla por la arena demócrata estalla con dos debates consecutivos. El miércoles hablaron diez de ellos, entre otros Elizabeth Warren, el hombre que a punto estuvo de arrebatar su escaño al republicano Ted Cruz, o sea, Beto O’Rourke, el senador por Nueva Jersey Cory Booker, el ex alcalde de San Antonio, Julián Castro, o el actual alcalde de Nueva York, Bill de Blasio. Anoche estaba prevista la segunda tanda, con pesos pesados, como Joe Biden, ex vicepresidente con Barack Obama y favorito en todas las encuestas a pesar de su tendencia a meterse en todos los charcos imaginables. Le acompañaban Bernie Sanders, que logró el milagro de mantener un pulso a Hillary Clinton con ideas propias de la socialdemocracia europea. Añadan a estrellas emergentes, como la ex fiscal de California, Kamala Harris, que ya mostrado su potencia dialéctica cuando se trata de asuntos controvertidos como la raza.
En el debate del miércoles, que abría la batalla demócrata, se hizo poca mención directa Donald Trump, aunque hubo unanimidad en los ataques a sus medidas más polémicas. O sea, sus políticas migratorias, la reforma fiscal a favor de los más ricos y el retroceso en la lucha contra el cambio climático. En cuanto a la economía, el punto fuerte de Trump, el ataque vino por el injusto reparto de la riqueza. Una «porción cada vez más pequeña» disfruta de la bonanza, mientras que no le está «yendo tan bien al resto de los estadounidenses», dijo Warren. Los aspirantes también recuperaron las banderas del partido, el derecho a la educación y a una vida digna. En sanidad, incluso, fueron más lejos, defendiendo incluso la atención universal, algo inmensurable en anteriores campañas. Y muchas de esas propuestas llegaron en español. Nunca antes se había oído expresarse a tantos aspirantes en la lengua de los millones de migrantes a los que ha acogido este país y que acapararon gran parte de la atención pública en los últimos meses.
Pero el fragor de los opositores no parece hacer mella en la maquinaria de los republicanos y, muy especialmente, en Trump, cada día más crecido. Justo antes de embarcar hacia Japón, a la reunión del G20, el presidente de EE UU encontró tiempo para burlarse del primero de los debates. «Aburrido» tuiteó, al tiempo que se mofaba del fallo en la emisión que provocó la caída de la señal televisiva unos minutos.
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