Violencia callejera
Los crímenes de odio de Portland dejan en evidencia a Trump
El presidente tarda 72 horas en condenarlos y lo hace en la cuenta oficial, no en la personal.
El presidente tarda 72 horas en condenarlos y lo hace en la cuenta oficial, no en la personal.
El vergonzoso incidente ocurrió el viernes pero Donald Trump no se pronunció hasta ayer, es decir, 72 horas después, para condenarlo. Tres hombres fueron apuñalados cuando intentaban defender a dos jóvenes musulmanas que estaban siendo insultadas en un tren. Dos de ellos fallecieron ese mismo día y el tercero continúa ingresado en el hospital. El autor de los hechos, que está detenido, tenía antecedentes penales y en sus redes sociales se podían leer sus comentarios supremacistas. La muerte de los dos héroes ha destrozado a sus seres queridos y ha indignado a los vecinos de Portland (Oregon), asombrados por un evidente crimen de odio. La lenta respuesta del presidente de Estados Unidos no ha ayudado a calmar los ánimos, sino al contrario. Trump sí tuiteó estos días sobre su enemigo número uno: la Prensa estadounidense, para él conocida como «fake news». Por lo que la excusa de que el suceso ocurrió mientras se encontraba fuera del país, en su primera gira internacional por Oriente Medio y Europa, no sirvió para acallar las críticas de los grupos de derechos civiles norteamericanos.
Asimismo, el hecho de que no utilizara su cuenta personal (la que acostumbra a usar y en la que más seguidores tiene, 31 millones) sino la oficial, que cuenta con 18 millones, también dejó constancia de que pudo haber sido un consejo de sus asesores y no una decisión del propio Trump.
Con todo, el mandatario tachó ayer de «inaceptable» el episodio. «Los ataques violentos de Portland el viernes son inaceptables. Las víctimas se enfrentaron al odio y a la intolerancia. Nuestras oraciones están con ellos», dijo Trump desde su cuenta, más inactiva que la personal.
Myrddin Namkai-Meche, de 23 años, y Rick Best, de 53, murieron después de que Jeremy Joseph Christian, de 35 años, la emprendiera a cuchilladas con ellos. Las autoridades lo detuvieron. Sobre él pesan dos cargos de asesinato agravado, uno de intento de asesinato, dos de intimidación en segundo grado, y otro por ser un criminal en posesión de un arma, indicó la Policía.
Con lágrimas en los ojos, Destinee Mangum, de 16 años, una de las protagonistas, relató ayer que Christian «nos dijo que volviéramos a Arabia Saudí. Que no deberíamos estar aquí. Que nos fuéramos de su país». Mangum recordó que les gritaba a ella, que no es musulmana, y a su amiga, que llevaba un «hiyab». Fue entonces cuando las adolescentes se cambiaron de sitio para alejarse de Christian. «Entonces, vino alguien a decirle que no podía hablarnos así. Empezaron a discutir. Cuando nos teníamos que bajar del tren, vimos que estaba apuñalando a la gente», explicó Mangum, que quiso agradecer a los dos extraños que dieron su vida por defenderla sin conocerla.
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