Brexit

Los euroescépticos franceses velan armas ante el Brexit

La Razón
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Un 53% de la población pide someter también a referéndum su pertenencia a la UE

Según el sondeo publicado por la Universidad de Edimburgo en marzo, los franceses son los únicos europeos que quieren mayoritariamente (53%) que se someta a referéndum la permanencia de su país en la UE. Aunque no parece que el presidente de la República vaya a colmar sus deseos. En sus intervenciones sobre este tema, François Hollande ha advertido a los británicos que una salida de Gran Bretaña de la Unión Europea tendría consecuencias «en el mercado común, el mercado financiero y el desarrollo económico entre los dos países» y «en términos de inmigración». De naturaleza optimista, Hollande espera que los británicos «se acordarán el día previsto» de los lazos estrechos que le unen a Europa.

Pero, «aunque los ciudadanos británicos opten por permanecer en el seno de la UE, los efectos de la organización del referéndum se seguirán sintiendo en los próximos años», asegura Alberic de Mongoltfier, ponente de la Comisión de Finanzas del Senado, para quien la iniciativa británica ha contribuido al «despertar de fuerzas centrífugas que podrían amenazar la cohesión europea».

Según un informe reciente de la firma de seguros de crédito Euler Hermes, Francia serían uno de los seis países de la Unión Europea más afectados en caso de Brexit. La caída de las importaciones británicas procedentes de la zona euro tendrá un impacto «directo y no despreciable» sobre las exportaciones francesas. Con un escenario favorable, Francia perdería 2.400 millones de euros en exportaciones acumuladas de bienes y servicios. En el peor de los casos serían 3.200 millones de euros. Las químicas, equipamientos y agroalimentación serían los sectores más perjudicados.

Ante la proximidad del referendum, la libra esterlina ha perdido valor frente al euro, y en caso de Brexit, podría permanecer a un nivel relativamente bajo durante un tiempo. Se habla de una bajada del 20%, lo que se traduciría en una pérdida de poder adquisitivo para los numerosos turistas británicos que visitan Francia (11,8 millones de personas y 4.7000 millones de euros de ingresos en 2015).

Otros presentan un panorama menos sombrío, que dependerá del nuevo partenariado que Londres negocie con sus homólogos europeos, y aseguran que París no ve con malos ojos el regreso de una frontera con la primera plaza financiera mundial. Si el mercado único ha erigido a Londres como base europeo de numerosos establecimientos internacionales, en caso de Brexit deberían buscarse una nueva entrada sobre el continente, y París está dispuesta ha extender la alfombra roja a los que como el HSBC evocan la posibilidad de desplazar su actividad y su personal, de Londres a la capital francesa en caso de Brexit.

El “think tank” Bertelsmann Stiftung calcula que la contribución de París al Presupuesto europeo aumentaría en 1.900 millones de euros, pero la salida de Reino Unido no afectaría al PIB francés más de entre 0,06 y 0,27 puntos en 2030.

En un plano más político, hay quien sueña con una Europa más francesa. Los “lobbies” británicos no abandonarían Bruselas, pero su diplomacia perdería peso. Francia cuenta con 26 puestos de responsabilidad en el Parlamento Europeo y 14 de dirección en la administración del Consejo Europeo en Bruselas, mientras que Reino Unido dispone de 28 y 12 respectivamente. Además, cuentan con un gran número de euroescépticos entre sus eurodiputados, lo que «les permite estructurar el Derecho Europeo», según señalan Simon Hix y Giacomo Benedetto en “The Gardian”, diluyendo así la dinámica continental impulsada por la pareja franco-alemana, que podrían ver en este nuevo panorama la oportunidad de relanzar el proyecto europeo.

Otro apartado que se resentiría es la defensa. Francia y Gran Bretaña constituyen el 60% de los gastos militares de la Unión Europea, con culturas estratégicas muy cercanas y acuerdos bilaterales que les permiten mutualizar sus medios militares. Un alejamiento de Londres obligaría a París a entenderse con un Berlín pacifista, antinuclear y reticente a combatir sobre el terreno.

En materia de inmigración, podría ser el principio del fin de la Jungla de Calais, aunque, en principio, los acuerdos bilaterales de Touquet que permiten a los británicos controlar sobre territorio francés los inmigrantes que quieren ir a Gran Bretaña, no tendrían que ponerse en solfa. Más allá de las consecuencias que tendrían para Francia una eventual salida de Gran Bretaña de la UE, para Hollande sería un fracaso. Tendría que anotar en su balance poco glorioso de política exterior la impotencia para lograr retener a los británicos, poniendo en peligro la construcción de la Unión.

Quien sí vería con satisfacción la marcha de Gran Bretaña es Marine Le Pen. El sí de los británicos al Brexit haría más creíble su proyecto de sacar a Francia de la Unión. «Yo apoyo el Brexit con todas mis fuerzas y con todo mi corazón», aseguró la del Frente Nacional, convencida de que Francia puede sobrevivir liberada del yugo de Bruselas.

Otro que no se preocupa de una salida de Reino Unido es el líder de extrema izquierda Jean-Luc Mélenchon. Para él Reino Unido no tiene cabida en la Unión Europea «porque es el 52º Estado de Estados Unidos. Han saboteado todo durante más de quince años».