Manifestación

Los franceses se revuelven contra Hollande

El presidente se enfrenta a una «semana horribilis» en la que los sindicatos paralizarán el país a partir de hoy en protesta por el «decretazo» laboral

Participantes de las concentraciones contra la reforma de la ley laboral protestan con un adhesivo con el 49.3 pintado
Participantes de las concentraciones contra la reforma de la ley laboral protestan con un adhesivo con el 49.3 pintadolarazon

El presidente se enfrenta a una «semana horribilis» en la que los sindicatos paralizarán el país a partir de hoy en protesta por el «decretazo» laboral

Tras un apacible lunes de Pentecostés, François Hollande se enfrenta a partir de hoy a una semana difícil, repleta de huelgas y manifestaciones que tienen en común un rechazo visceral a la reforma laboral con la que persigue dinamizar la creación de empleo en Francia. Salvo una parte de los sindicatos y de los diputados socialistas, la mayoría de los franceses (tres de cada cuatro) se opone al proyecto de ley. A pesar de todo, Hollande mantiene que «las cosas van mejor». Desde que pronunció esta frase por primera vez el 14 de abril en una entrevista en France 2, el presidente ha estado intentado justificar lo que el 86% de los franceses no ve, aunque a título personal la mitad piense que a ellos les va mejor. «Sí, las cosas van mejor», insistió Hollande, «hay más crecimiento, menos déficit, menos impuestos, más competitividad, más márgenes para las empresas, más poder adquisitivo para los trabajadores». Este fin de semana, el Elíseo ha emitido un vídeo promocional de los cuatro años de Hollande como presidente de la República. En sus cinco minutos de duración, brilla por su ausencia la más mínima alusión a la reforma laboral y a las huelgas y manifestaciones que ha generado.

La semana pasada, el Gobierno echó mano del artículo 49.3 de la Constitución, que permite al primer ministro, Manuel Valls, imponer la adopción de una ley de forma inmediata y sin pasar por el voto de los diputados. Pero la adopción en primera lectura de la reforma laboral no ha aplacado la ira de los que se oponen a este texto, que quieren seguir manteniendo la presión sobre el Ejecutivo y continúan exigiendo la retirada completa del proyecto.

Es cierto que el mismo día del voto, el jueves, las manifestaciones no tuvieron el eco de ocasiones anteriores, pero la determinación de los sindicatos que se oponen y la multiplicación de las protestas podrían poner en un apuro a Hollande esta semana. El presidente de la República francesa ha hecho del diálogo y el sosiego la razón de ser de su acción como jefe de Estado, pero esta forma de hacer, con la que quiso marcar la diferencia que le separaba de su antecesor, el tajante e inquieto Nicolas Sarkozy, ha resultado ser un arma de doble filo que parece volverse contra él. Donde él ve diálogo y sosiego, sus oponentes ven, según qué casos, autoritarismo o inacción. Esperan obligarle a recular, como ya tuvo que hacer este año, con motivo de la denostada reforma constitucional en la que quería incluir la privación de nacionalidad a los condenados por terrorismo. Ante las críticas de la oposición y de la mayoría gubernamental, terminó renunciando al proyecto que había anunciado con toda la pompa en Versalles.

Los siete sindicatos que siguen manteniendo la llama de la oposición a la reforma del código de trabajo, entre ellos Fuerza Obrera (FO) y Confederación General de Trabajadores (CGT), han convocado huelgas y manifestaciones para hoy y el jueves. Desde anoche, los camioneros han sido los primeros en iniciar las movilizaciones. Para los representantes de FO y CGT en el sector de transportes, el Gobierno «ha optado por empobrecer la profesión». Piden la retirada de la ley, pero denuncian sobre todo dos aspectos clave: la subordinación de los convenios colectivos a los acuerdos de empresa, que según ellos va a generar un «dumping franco-francés»; y la posibilidad que se da a las empresas de negociar la remuneración de las horas extra, lo que afectará al poder adquisitivo de los camioneros, cuyo tiempo de trabajo «es muy superior a las 35 horas por semana». «Somos responsables y no habrá bloqueo completo» de las carreteras, para que la gente que quiera pueda ir al trabajo, ha dicho Jérôme Vérité, secretario general de la CGT transportes, pero quieren jugar con el efecto sorpresa.

También los conductores de trenes se suman a la huelga, con un doble propósito: protestar contra la reforma laboral y presionar en las negociaciones sobre las condiciones de trabajo. Con este objetivo han decidido convocar huelgas cada miércoles y jueves hasta la final de la Eurocopa de Fútbol. En los aeropuertos de París, el tráfico se verá alterado desde hoy y el tráfico aéreo en general, el jueves.

El presidente va a madrugar hoy y desde las 7:30 de la mañana estará respondiendo durante una hora a las preguntas de los oyentes en Europe 1. Si, como parece, quiere presentarse a su reelección, Hollande tendrá que reconquistar a sus electores, que son los que llenan las calles de Framcoa con sus protestas.