Internacional

Los huérfanos del imperio rojo: 25 años del fin de la Unión Soviética

25 años después de que Mijaíl Gorbachov anunciara el final de la URSS, la nostalgia se ha instalado en los estados que surgieron de la desintegración comunista.

Los huérfanos del imperio rojo: 25 años del fin de la Unión Soviética
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25 años después de que Mijaíl Gorbachov anunciara el final de la URSS, la nostalgia se ha instalado en los estados que surgieron de la desintegración comunista.

Se cumplen 25 años de la histórica intervención del líder soviético Mijail Gorbachov en la que el primer y el último presidente de la URSS anunció su dimisión y admitió el fin de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Pero la euforia reinante en algunos de aquellos países que integraron el imperio se esfumó poco después de su caída. Y es que el desmoronamiento de la unión se tradujo en una drástica bajada de la calidad de la vida en las repúblicas soviéticas, especialmente durante la primera etapa de su existencia en calidad de estados independientes. A eso se debe el gran número de nostálgicos de la URSS en la Comunidad de Estados Independientes (un bloque ideado como el sustituto de la Unión Soviética), que en la actualidad reúne a once países.

Según una reciente encuesta realizada por Sputnik, el 71% de armenios mayores de 35 años creen que en la Unión Soviética se vivía mejor que tras su desaparición. Este dato se explica por la fuerte dependencia de la economía de la Armenia soviética del sector de la defensa de la URSS. Una vez recuperada la independencia y roto el vínculo que unía a esta república caucásica con Moscú, la mayoría de las empresas del complejo industrial militar se cerraron y decenas de miles de profesionales altamente cualificados se vieron en la calle de la noche a la mañana.

Después de Armenia, el mayor porcentaje de ciudadanos que no dudarían en volver a los años de la URSS se registra en el vecino Azerbaiyán con un 69%. En el ranking de los cinco países donde la población mayor de 35 años añora la época soviética se encuentran Rusia (64%), Kazajistán (61%) y Ucrania (60%) que comparte el quinto puesto con Kirguizistán.

La imposible vuelta al pasado

En el otro extremo se encuentran las repúblicas asiáticas de Tayikistán y Uzbekistán, con el 39% y el 40%, respectivamente. A diferencia del resto de naciones, estos países basaron su economía en la agricultura y la ganadería, por lo que el derrumbre del gigante comunista no repercutió seriamente en su día a día.

Según el director del Instituto Internacional de Estados Modernos Alexei Martinov, ninguna de las repúblicas ex soviéticas alcanzó en este cuarto de siglo el mismo nivel de desarrollo que tenía antes de la desaparición de la «casa común». «No hablo de Rusia, aunque Rusia también vio ralentizado su desarrollo debido al derrumbe de la URSS. Me refiero a las otras 14 repúblicas soviéticas», precisa el experto en declaraciones a RIA Novosti. «Ninguna de ellas alcanzó el nivel que tenía en 1991, en primer lugar, en lo que se refiere al desarrollo económico», asegura. Martinov señala además que los que se sienten bien tras el colapso de la Unión Soviética son «las élites» de las repúblicas ya independientes, mientras que los ciudadanos de a pie siguen añorando la calidad de vida que tenían en el pasado.

Precisamente debido a las ansias de las élites, resucitar la URSS en las condiciones actuales sería prácticamente imposible. Sin embargo, los procesos de integración en el territorio del antiguo imperio deben continuar en beneficio de todos los estados que otrora formaron su parte, opina el analista.

Anteriormente, en una entrevista con la agencia Tass con motivo del 25 aniversario de la desaparición de la URSS, su mítico presidente Gorbachov afirmó que los ex miembros de la Unión Soviética pueden formar una nueva unión «voluntaria» dentro de las antiguas fronteras. «La Unión Soviética no, pero una Unión sí, creo que es posible», dijo el artífice de la desintegración del «imperio rojo». Al mismo tiempo, el líder soviético negó que fuera la «perestroika» la que remató la URSS. «Pensar de esta manera sería un gran error histórico», afirmó Gorbachov al tiempo que defendió que los «cambios realizados permitieron a los pueblos del imperio tomar un camino hacia la libertad y la democracia».

Esta semana Gorbachov volvió a rememorar los acontecimientos de hace cuarto de siglo en un artículo publicado en el diario «Rossiyskaya Gazeta». El líder soviético insistió en que era necesario y posible reformar la Unión Soviética. «Pero no logramos cumplir esa tarea y asumo mi parte de responsabilidad», escribió Gorbachov al subrayar que «tiene limpia su conciencia». También aseguró que trató de salvar la URSS hasta el último momento «aplicando métodos políticos».

Mientras, desde el Kremlin señalaron que la actualidad «dicta la necesidad de una nueva integración en el espacio postsoviético». El portavoz de la presidencia rusa, Dimitri Peskov, también reiteró la opinión del presidente Vladimir Putin sobre el fin de la URSS. «Fue una catástrofe para los pueblos que vivían bajo un mismo techo», afirmó. En 2005, Putin –que ha revivido el sueño imperialista comunista– se refirió al colapso de la URSS como la «mayor catástrofe geopolítica del siglo XX» y desde entonces todos sus comentarios sobre el histórico acontecimiento llevan el sello de esa mediática frase.