Cumbre de la UE
Los líderes de la UE recuerdan el pasado con la promesa de salvaguardar la paz
La ciudad belga de Ypres, escenario de cruentas batallas durante la I Guerra Mundial, recibió hoy a los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) para conmemorar el centenario del inicio de ese conflicto en señal de unidad y con el compromiso de salvaguardar siempre la paz.
Los líderes, vestidos de oscuro en señal de duelo, llegaron sin orden protocolario al Museo "In Flanders Fields (En los Campos de Flandes), donde fueron recibidos por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el alcalde de Ypres, Jan Durnez.
El primero fue el ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien representó al Gobierno en la ceremonia ya que el jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy, participaba en Malabo en la cumbre de la Unión Africana.
Unos 200 agentes de la Policía belga vigilaban el amplio perímetro de seguridad, pero, pese a tratarse de un día laboral y a los constantes puntos de control en las calles, muchos habitantes se acercaron a la plaza central.
Entre ellos se encontraba el exprimer ministro belga Yves Leterme, según fuentes diplomáticas, y vecinos como Anne Lazeuvre, para quien el que los líderes europeos conmemoren en Ypres este centenario "es un símbolo de que nunca más habrá guerra", dijo a Efe.
Su marido añadió que la UE "encarna la conservación de la paz", pese a que la Unión "no es perfecta".
Otros dos vecinos de Ypres se quejaron, sin embargo, del gasto que supone la cumbre europea para la ciudad, totalmente reconstruida tras el conflicto y que cuenta en la actualidad con 35.000 habitantes.
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, se acercaron por separado a saludar a los espectadores, quienes observaron el desfile de los Veintiocho hasta el museo del arco conmemorativo Menin, situado en el enclave en el que se erigía la puerta de Amberes, que cientos de soldados atravesaron en su partida hacia el frente.
En sus muros están grabados los nombres de los que no volvieron y cada tarde, desde 1928, son recordados con la interpretación del Last Post, un toque de retreta que advertía a los soldados británicos allí destacados de que la jornada había terminado.
Los líderes, apostados delante de la bandera de sus respectivos países, guardaron un minuto de silencio frente a una corona de rosas blancas y crisantemos, rodeados por una cinta azul con las estrellas amarillas de la bandera europea.
Una lluvia de pétalos de papel que simulaban amapolas -las flores que crecían en los campos de batalla y que, tras el conflicto, se convirtieron en el símbolo para recordar a los caídos y los veteranos- cayeron sobre los líderes en el momento más emotivo de la ceremonia.
Todos los líderes mantuvieron un gesto solemne, mientras que el primer ministro belga, Elio di Rupo, se agachó para recoger una de las "amapolas"y guardarla, mientras una banda interpretaba el "Himno de la Alegría"de Beethoven.
Hollande portaba en la solapa de su traje otra flor, un aciano azul, la flor con la que los franceses recuerdan a sus caídos.
"Esta conmemoración no es sobre el fin de la guerra, sobre ninguna batalla ni ninguna victoria. Es sobre cómo ha podido ocurrir, sobre la marcha ciega hacia el abismo y, por encima de todo, sobre los millones que murieron en todos los frentes y en todos los bandos"enfrentados, declaró Van Rompuy.
Posteriormente, los líderes fueron recibidos en el jardín ubicado en las instalaciones de la puerta Menin por un grupo de jóvenes que les ofrecieron una amapola de cerámica en la que ondeaba la bandera de cada país.
"Han pasado cuatro generaciones, cien años, pero nuestra memoria sigue intacta", afirmó Van Rompuy, quien dijo que hoy los Veintiocho países miembros de la UE están "juntos y unidos"en Ypres como "guardianes de la vigilancia"contra otra guerra en Europa y para "salvaguardar la paz".
"Una paz -agregó- que uno puede soñar que sea perpetua", un deseo que simboliza el simple "Banco de la Paz"que los jefes de Estado y de Gobierno inauguraron hoy.
En el banco, redondo y de piedra natural, está inscrita la palabra "paz"en las veinticuatro lenguas de la Unión.
Éste, dijo Van Rompuy, "propicia la reflexión y representa nuestro círculo europeo, nuestro esfuerzo por convivir feliz y en paz y abiertos al mundo".
Los líderes fueron clavando uno por uno su amapola en el césped interior del "Banco de la Paz", acompañados por la interpretación de la soprano Hanne Roos y una pieza musical de la violonchelista France Springuel.
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