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Los republicanos, aliviados por el fin del “Rusiagate”

El círculo de Trump celebra que la investigación ha acabado sin nuevas imputaciones

Donald Trump recibió la noticia sobre el fin de la investigación del «Rusiagate» en Florida, rodeado de su familia y de amigos / Ap
Donald Trump recibió la noticia sobre el fin de la investigación del «Rusiagate» en Florida, rodeado de su familia y de amigos / Aplarazon

El círculo de Trump celebra que la investigación ha acabado sin nuevas imputaciones.

24 horas después de que el fiscal especial encargado de investigar el «Rusiagate», Robert S. Mueller,entregase su informe al vicefiscal general, Rod Rosenstein, su inmediato superior, el fiscal general de los EE UU, William Barr seguía enfrascado en su análisis. Ha prometido enviar sus conclusiones a los líderes de los comités de Justicia del Congreso y el Senado antes del lunes.

Todo está pendiente de lo que haya concluido el investigador Mueller y su formidable equipo de fiscales y detectives. Han empleado para su investigación más de 25 millones de dólares, han hecho aflorar más de 50 fraudes, han imputado a espías rusos y han tomado las riendas de indagaciones colaterales sobre el posible caso de colusión entre los servicios secretos extranjeros y la campaña electoral de Trump. Esas investigaciones han acabado, de momento, con la condena de Paul Manafort, jefe de campaña y gran fontanero y lobbista del Washington republicano durante décadas. También cayó el fiel abogado Michael Cohen, que fue su garante y mamporrero principal durante años y el otro día acusó a su antiguo patrón de pedirle que mintiera en sede parlamentaria.

Pero el muestrario de nombres no acaba aquí y emboca a otros que colaboran con Mueller desde hace meses. Caso del ex general Michael Flynn, el hombre que menos días ha permanecido como consejero de Seguridad Nacional después de mentir al vicepresidente Mike Pence y al FBI. Flynn mantuvo varias conversaciones con el entonces embajador ruso en EE UU y habrían tratado la posibilidad de aflojar las sanciones tomadas por Obama como contrapartida por las actividades de su espionaje de cara a las elecciones de 2016.

Sí sabemos que Mueller ha cerrado su trabajo sin presentar nuevos cargos. Ni contra el presidente ni contra otros colaboradores. A falta de que lleguen a los legisladores y a la prensa sus conclusiones, si es que no son declaradas como material clasificado, por lo que vamos sabiendo, y las decenas de imputaciones y confesiones, está más que claro que muchos asociados de la Casa Blanca trabajaron en los límites de lo legal a fin de que descarrilara la candidatura de Hillary Clinton. Eso y que las agencias rusas trabajaron para desestabilizar las elecciones presidenciales. Incluso que hubo gente, como Flynn o Manafort, que por codicia, egolatría o torpeza ayudaron a que así fuera.

De ahí a deducir un plan coordinado para la conspiración, la gestación de una trama pseudomafiosa entregada a la adulteración de la democracia con el apoyo del enemigo exterior, media un trecho, inmenso, que solo Mueller sabe si fue cruzado.

También habrá que comprobar la solidez de las acusaciones respecto a la supuesta intromisión de Trump en las investigaciones. ¿El despido del entonces director del FBI, James Comey, estaba ligado de forma irrevocable a la incomodidad que provocaban los trabajos de sus agentes? Al decir de la CNN, y de Kevin Liptak, con acceso a los círculos del poder, el propio Trump lo tiene bastante claro: celebró que Mueller no haya imputado a nadie más con el convencimiento de que aquí acaba la persecución.

La noticia de que Mueller había concluido su trabajo encontró al presidente en Florida, en compañía de su esposa y su hijo pequeño, rodeado de amigos y áulicos. Según Liptak el partido comparte su opinión y ya habría distribuido un argumentario de guerra que puede resumirse en que «después de dos años, millones de dólares de los contribuyentes y múltiples investigaciones del Congreso que confirman que no hubo colusión, es bueno que este informe finalmente haya concluido». Normal que horas antes el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, celebrase el final de la pesadilla y proclamase su interés por conocer el trabajo de Mueller cuanto antes. A fin de cuentas, «muchos republicanos han creído durante mucho tiempo que Rusia representa una amenaza significativa para los intereses estadounidenses. Espero que el informe del fiscal especial ayude a informar y mejorar nuestros esfuerzos para proteger nuestra democracia».