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Los socialdemócratas, favoritos en Dinamarca tras asumir el discurso antiinmigración

Los sondeos vaticinan el hundimiento de la ultraderecha en las elecciones de hoy

Rasmussen y Frederiksen en un debate
Rasmussen y Frederiksen en un debatelarazon

Los socialdemócratas, favoritos para volver al poder en Dinamarca tras asumir el discurso antiinmigración.

La izquierda danesa parte con una abrumadora ventaja de entre 10 y 14 puntos en las elecciones que se celebran hoy, lo que le permitirá regresar al poder tras cuatro años en la oposición. Los socialdemócratas de Mette Frederiksen serán los más votados tras endurecer durante la última legislatura su discurso sobre inmigración, lo que les ha ayudado a arrebatar parte de su electorado a la derecha populista del Partido Popular Danés (DF), que ha sido el árbitro de la política del país nórdico en la última década y con los que no descartan llegar a acuerdos.

«Para mí, cada vez está más claro que el precio de la globalización no regulada, de la inmigración masiva y de la libre circulación de la mano de obra lo están pagando las clases más bajas», lamentaba en una reciente biografía Frederiksen, que, si se cumplen los pronósticos, se convertirá a sus 41 años en la primera ministra más joven de la historia de Dinamarca.

Como líder de la oposición ha apoyado fijar cuotas para inmigrantes no occidentales, expulsar a solicitantes de asilo a un campo de refugiados al norte de África, prohibir el “burka” y el “niqab” en lugares públicos o condicionar las ayudas públicas a los migrantes a trabajar 37 horas semanales.

Para imponer este giro copernicano, la joven líder socialdemócrata no ha dudado en enfrentarse a los críticos dentro del partido como la ex ministra de Agricultura Mette Gjerskov, relegada por su oposición a la ley contra el “burka”. “Era consciente de que cambiar la postura del partido llevaría mucho tiempo, pero sabía que tenía que ganar esa pelea”, escribió Frederiksen en su biografía. “Por lo general, traté de llegar a acuerdos, pero no en política de inmigración”, sentencia.

Esta postura le puede crear problemas para sumar el apoyo de sus eventuales aliados del centro izquierda. Si bien la ex ministra de Empleo y Justicia, que se hizo cargo del partido tras la dimisión de Helle Thorning Schmidt en 2015, aspira a formar un Gobierno socialdemócrata en minoría que busque el apoyo de la derecha en política migratoria y de la izquierda en política socio-económica. El “parlamentarismo negativa” danés permite al Ejecutivo gobernar en minoría siempre que no tenga una mayoría en su contra en el “Folketing” (Parlamento), es decir 90 de los 179 diputados.

"Me parece raro que un cambio así sea posible, no sólo en su política sino también en sus valores fundamentales", señalaba Morton Østergaard, líder de la formación de centro Partido Social Liberal, al semanario “The Observer”. “Lo que estamos viendo diferente en Dinamarca es que partidos cuya base de votantes es de valores liberales o socialdemócratas están acaparando el espacio de los nacional conservadores en una carrera hacia la baja, han decidido que para los votantes indecisos no hay política lo suficientemente dura con relación a los inmigrantes”, critica al semanario “The Observer” Morton Østergaard, líder del Partido Social Liberal, la formación de popular comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager.

En lo que muchos analistas consideran un reconocimiento de una derrota anunciada, el actual primer ministro, el liberal Lars Lokke Rasmussen, se mostró en el cierre de campaña dispuesto a romper la tradicional política de bloques y formar una Gran Coalición con los socialdemócratas. Un escenario sin precedentes desde finales de los años setenta y descartado de plano por Frederiksen. «Llegué a la conclusión de que, si el Partido Liberal obtiene un mandato fortalecido mañana [por hoy], usaré toda mi energía y experiencia para ver si será posible formar un Gobierno con partidos responsables y experimentados en el otro lado», aseguró Rasmussen a la cadena TV2.

Lo cierto es que el bloque de derechas llega a las urnas muy debilitado por la caída de su tradicional socio parlamentario, los ultras de DF, envueltos en un escándalo de uso indebido de fondos de la UE. En las recientes elecciones europeas, los populistas cayeron del 26,6% al 11% siendo relegados al cuarto puesto. Su discurso antiinmigración está siendo enarbolado por nuevas formaciones xenófobas con posibilidades de superar la barrera del 2% que permite entrar en el Parlamento.

La insistencia de centrar la campaña en la política de inmigración, como ha venido ocurriendo desde 2001, contraste con las principales preocupaciones de los daneses. Un 46% señala el medio ambiente como su principal inquietud, frente a un 39% que apunta al futuro de la sanidad. La inmigración, que hace cuatro años era el mayor problema del electorado, cae al tercer lugar con el 29%.

“El tema del clima encabeza todas las encuestas que preguntan a las personas cuáles son los temas más importantes en las elecciones”, confirma Rune Stubager, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Aarhus. “Ésta es la primera vez que hemos visto eso. “Las discusiones sobre cómo reformar el sector de la salud también es una prioridad en la agenda, al igual que el plan de pensiones y la jubilación anticipada”. El deterioro de la sanidad pública en una de las cunas del Estado del Bienestar es tan importante que

La victoria de Federiksen dará oxígeno a una socialdemocracia europea en horas bajas tras unas elecciones europeas donde sufrieron importantes retrocesos en Francia, Alemania, Reino Unido e Italia. Con el cambio de Gobierno en Copenhague, la familia socialista contará con ocho primeros ministros en la UE (Portugal, España, Malta, Eslovaquia, Rumanía, Suecia, Finlandia y Dinamarca). Aunque lejos de la hegemonía del pasado la izquierda gobierna en todos los países nórdicos menos Noruega, donde la conservadora Erna Solberg lidera una coalición con la derecha populista.