Política

Reino Unido

Los “tories”, rumbo a otra humillación en las urnas

A tres días de que, según los sondeos, el Partido Conservador pierda centenares de ediles en las elecciones locales, la «premier» retoma la agenda política para tratar de salvar su acuerdo con Bruselas con una cuarta votación en el Parlamento británico

Theresa May y su marido, Philip, a la salida ayer de la iglesia, próxima a High Wycombe / Reuters
Theresa May y su marido, Philip, a la salida ayer de la iglesia, próxima a High Wycombe / Reuterslarazon

A tres días de que, según los sondeos, el Partido Conservador pierda centenares de ediles en las elecciones locales, la «premier» retoma la agenda política para tratar de salvar su acuerdo con Bruselas con una cuarta votación en el Parlamento británico.

Theresa May prepara su próxima batalla del Brexit, tras comprobar que el parón por Semana Santa no ha servido para calmar los ánimos. Todo lo contrario. Los «tories» cada vez están más nerviosos ante los comicios locales del próximo 2 de mayo, donde los sondeos auguran una gran debacle para el Partido Conservador –algunas fuentes de la formación aseguraban ayer que se temen la pérdida de hasta mil concejales–. Las conversaciones entre el Gobierno y la oposición para intentar desbloquear la mayor crisis institucional de la historia del Reino Unido no han avanzado, aunque se espera que a partir de hoy se relancen. Y no hay ninguna señal que indique que sus señorías estén dispuestos a ratificar el Acuerdo de Retirada que la «premier» cerró con la UE para garantizar un divorcio ordenado.

El texto ha sido ya rechazado hasta en tres ocasiones en la Cámara de los Comunes.Y sin embargo, May se estaría planteando volver a la carga esta semana con la pieza clave de la legislación con la que se quiere sacar a Reino Unido del bloque: el llamado Proyecto de Ley de Acuerdo de Retirada. La normativa está diseñada para legitimar la salida del club. En principio el plan era presentarla a los diputados una vez se hubiera aprobado el Acuerdo de Retirada y la Declaración Política, el segundo texto –legalmente no vinculante– que esboza, a grandes rasgos, cómo serán las futuras relaciones con los Veintisiete. Pero ante las continuas negativas de los parlamentarios a su pacto, la «premier» se ha visto obligada a cambiar su hoja de ruta.

No hay ninguna confirmación oficial. Aunque los rumores que adelanta la prensa en la mayoría de ocasiones se acaban materializando. Y en este sentido, algunos rotativos señalan incluso que la votación podría ser conjunta, es decir, presentar al mismo tiempo el proyecto de ley y el Acuerdo de Retirada como artimaña «técnica» ante el presidente de la Cámara de los Comunes. John Bercow, el conocido como «Mr. Speaker», ya ha advertido de que el pacto de salida no puede presentarse una y otra vez si no hay ningún tipo de cambio.

El pasado mes de marzo, May ya presentó el texto sólo –sin la Declaración Política–. Si ahora lo vincula al proyecto de ley podría defender que es una votación distinta. En definitiva, un proceso cargado de tecnicismos difíciles ya de seguir para la ciudadanía que está sumida en el hartazgo al ver pasar los días sin que la clase política consiga ningún avance ante el Brexit y con el resto de ministerios prácticamente paralizados.

Sea cual sea la estrategia de May, todo apunta a que, de nuevo, volverá a fracasar. Pero la «premier» tiene mucha presión por parte de su Gabinete. El ministro del Interior, Sajid Javid, y la líder «tory» en los Comunes, Andrea Leadsom, se encuentran entre los miembros del Ejecutivo que piden llevar a cabo algún tipo de movimiento de emergencia, sea lo que sea. Lo importante es hacer ver a la ciudadanía que se está intentando evitar a toda costa la celebración de las elecciones europeas.

En Westminster se da prácticamente por hecho que los británicos tendrán que celebrar los comicios el próximo 23 de mayo porque no se espera que la crisis del Brexit esté solventada para entonces. Y el hecho de tener que acudir a la urnas para elegir representación en el Parlamento de Bruselas tres años después de haber votado por salir del bloque supone una gran humillación para la clase política. De hecho, el presidente de los conservadores, Brandon Lewis, rechazó ayer especificar cuándo lanzarán la campaña. El político «tory» afirmó a la BBC que la prioridad del partido es no tener que participar en los comicios pero varios partidos, entre ellos los liberaldemócratas y los anti-Brexit de Change UK, las han lanzado ya ante la inminencia del 23-26 de mayo y la falta de novedades en las negociaciones entre conservadores y laboristas para desbloquear la situación. Y más después de que cerca de 90 diputados y eurodiputados de la formación liderada por Jeremy Corbyn firmaran este fin de semana una carta en la que piden a la dirección que incluyan un segundo referéndum sobre el Brexit en la reunión que celebrarán mañana, algo a lo que se ha negado siempre May.

Según los últimos sondeos de YouGov, la nueva formación de Nigel Farage, el Partido del Brexit, está en el primer puesto en intención de voto. El euroescéptico, que ha regresado a la política por la puerta grande, volvería ahora a arrebatar gran número de votantes a los conservadores. Ya consiguió hacer historia en las europeas de 2014. De hecho, eso fue lo que obligó a David Cameron a convocar el referéndum sobre la permanencia en la UE.

El gran varapalo para el Partido Conservador que se espera en estos comicios podría ser la gota que colma el vaso para forzar la salida de May de Downing Street. El llamado Comité 1922 –que agrupa a los «tories» sin cartera– decidió esta semana finalmente no cambiar las reglas de la formación a pesar de la presión de un gran número de diputados que querían celebrar otra moción de confianza contra la «premier» este verano.

La primera ministra sobrevivió a una moción de sus propias filas en diciembre y, según la normativa de la formación, queda inmune durante doce meses a desafíos internos. Pero la crisis por el Brexit es insostenible y muchos «tories» consideran que hay que cambiar de líder cuanto antes. Según las encuestas, el excéntrico Boris Johnson –uno de los protagonistas de la campaña euroescéptica– es el favorito para sucederla.