Relaciones EEUU/Cuba
Luz verde para que 8.000 cubanos viajen a EE UU
Tras dos meses atrapados en Costa Rica, podrán volar a El Salvador sin pisar Nicaragua
La joven cubana Liannis Rodríguez soñaba con ir a vivir a Estados Unidos. En lugar de cruzar el mar hasta Florida o tomar un avión a México, decidió volar de Cuba hasta Ecuador para desde allí emprender rumbo al norte cruzando Centroamérica. El motivo de viajar hasta Quito para iniciar su periplo obedece al hecho de que Ecuador es el país más cercano a EE UU que no exige visado a los cubanos. Esta ruta es la más utilizada por los cubanos que quieren salir de la isla para encontrar mejores perspectivas de futuro en Norteamérica.
Liannis voló con decenas de compatriotas a Quito. Después cada uno se movió como pudo, en autobús, coche, barco... Muchos recurrían a sus ahorros para sobornar a los policías de Colombia. Luego más: cientos de dólares para subirse a un barco clandestino a Panamá. Y de ahí a Nicaragua, según relata Rodríguez, quien antes de embarcarse en este duro y largo viaje hacia EE UU estaba a punto de terminar la carrera de Ingeniería en Cuba. Pero, ¿para qué acabar? ¿Para qué quedarse si no hay futuro en la isla? A pesar de los riesgos, el viaje desde Ecuador a Estados Unidos le merecía la pena. Sin embargo, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, aliado de La Habana, decidió cerrarles la frontera del sur que su país comparte con Costa Rica, dejando bloqueados a miles de cubanos desde el pasado 15 de noviembre, creando una crisis humanitaria. Liannis Rodríguez ha dormido durante las últimas semanas en un patio de cemento lleno de polvo, en un puesto fronterizo en Costa Rica. En unas circunstancias parecidas se encuentran otros entre 5.000 y 8.000 cubanos –las cifras varían mucho en función de las fuentes– que se han quedado retenidos en la frontera.
Este drama migratorio empezó a resolverse el lunes por la noche, cuando varios países centroamericanos firmaron un acuerdo para abrir «un paso excepcional, seguro y ordenado» a estos miles de inmigrantes cubanos que les permita seguir su viaje a EE UU. La decisión se tomó horas después de que el Papa Francisco llamara a los países de la zona a buscar una salida digna a esta situación.
Según el acuerdo –en el que han participado Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panamá y México, pero no Nicaragua–, los inmigrantes sandrán la primera semana de enero en avión desde Costa Rica hasta El Salvador costeándose el billete de avión ellos mismos. De allí viajarán en autobús hacia México. Una vez en este país, serán recibidos en Estados Unidos de forma legal, al acogerse a la Ley de Ajuste Cubano de 1966, que les otorga prácticamente de forma automática el permiso de residencia por el mero hecho de ser ciudadanos de la isla.
Este éxodo de cubanos ya se vio en la década de los 60 con los «Peter Pan», y en los años 80 con los «Marielitos», cuando Fidel Castro dejó salir de la isla a 125.000 personas. Eran los llamados inmigrantes económicos, con menos estatus dentro de la comunidad cubana de Estados Unidos que los refugiados políticos, que huían de la dictadura comunista.
Ahora la salida masiva se repite. Tras más de 50 años de dictadura, parece que poco importa explicar si se abandona la isla por razones económicas o políticas. Lo importante es marcharse. Nadie ve un futuro claro. Y temen quedarse atrapados en la isla si se cambian las beneficiosas leyes de Estados Unidos hacia los cubanos vigentes durante la Guerra Fría.
El número de exiliados cubanos ha aumentado desde que el presidente Barack Obama anunció el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana a finales de 2014. El crecimiento de este flujo se debe a que temen que la recuperación de las relaciones pueda modificar la conocida como Ley de Pies Secos-Pies Mojados o la citada Ley de Ajuste Cubano, las cuales otorgan de forma automática la residencia a los cubanos tras pisar suelo estadounidense. Desde la administración Obama se ha negado que vayan a cambiar estas políticas. En cambio, en la isla parece que no les creen a juzgar por los datos migratorios: más de 43.000 cubanos entraron en EE UU en el año fiscal 2015, que termina en septiembre, el mayor número en 20 años y casi el doble que en 2014.
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