Elecciones en Francia
Macron se corona como una esperanza para Francia y para Europa
Arranca hoy la era Macron con su investidura en París y mañana viaja a Berlín. Merkel quiere «moldear» junto con su aliado el futuro europeo.
Arranca hoy la era Macron con su investidura en París y mañana viaja a Berlín. Merkel quiere «moldear» junto con su aliado el futuro europeo.
«No paso el poder a un adversario político, es todo más fácil». Con esta elocuente frase explicaba hace un par de días el presidente saliente François Hollande cómo estaba preparando desde el Elíseo la ceremonia de hoy en la que el palacio presidencial cambiará de inquilino para los próximos cinco años. Se tratará de una ceremonia sencilla que se desarrollará en una atmósfera «amistosa», según fuentes de la Presidencia. Durante la semana, François Hollande ha estado preparando al detalle su despedida. Lo hizo el miércoles con su último consejo de Ministros tras el que despidió con cariño uno a uno en la puerta del Elíseo a los integrantes de su gabinete, y lo ha seguido haciendo hasta el fin de semana con sus consejeros más próximos y el personal del palacio.
La entrevista del saliente Hollande y el entrante Emmanuel Macron podría ser «más larga de lo habitual», según cita la prensa francesa por el buen entendimiento entre el nuevo presidente y el que fuera su mentor en política. Una relación político-filial que es asunto predominante en las tribunas de la prensa francesa este fin de semana. Hace tan sólo un año Hollande confíaba en una mejora económica que le permitiera presentarse a la reelección. Sus bajos niveles de popularidad le llevaron a descartar esa idea en otoño, y desde entonces, tenía clara su mejor opción para sucederle, su pupilo Emmanuel Macron, una especie de extensión de su mandato, por mucho que el líder de ¡En Marcha! haya tomado, estratégicamente, distancias suficientes de un quinquenio que la mayoría de franceses considera «fracasado».
Paradójicamente, en estos últimos días, a Hollande lo han aplaudido en la calle. El pasado miércoles, tras su último discurso oficial con motivo de la ceremonia de la abolición de la esclavitud en Marsella, el hasta hoy presidente recibió calurosas muestras de afecto, algo casi inédito durante su quinquenio. Una especie de nostalgia final, que según los analistas, también se produjo al final de otras presidencias de la V República, en esa curiosa relación de amor-odio que tienen los franceses para evaluar su pasado. La popularidad de Hollande en los sondeos comenzó a subir solamente a partir de su anuncio de partida en el mes de diciembre.
Durante la entrevista que mantendrán hoy, Hollande pondrá en conocimiento de su joven sucesor «todas las informaciones que tiene que conocer, incluídas las más sensibles», según él mismo declaraba esta semana. Todo ello, en una ceremonia estudiada al milímetro pese a que su protocolo no figure en ningún artículo de la Constitución. El inquilino saliente acude al encuentro del nuevo presidente en una larga alfombra roja que cubre la escalinata de la puerta delantera del patio del Elíseo. Una imagen inmortalizada en cada cambio presidencial.
Una vez pasada revista a la guardia republicana de palacio, los dos hombres charlarán en uno de los salones y será entonces cuando Hollande ponga en manos de Macron los «códigos nucleares». La ceremonia se desarrollará sin la presencia de la nueva primera dama, Brigitte Macron, que según la emisora Europe 1, no va a participar en la parte más institucional, dejando el protagonismo a los dos políticos. La compañera de Hollande, la actriz francesa Julie Gayet, permanece fuera de toda agenda institucional. Al término de los actos de traspaso de poder, es el ya nuevo presidente quien acompaña hasta su coche al presidente saliente.
Todos estos movimientos, aunque estrictamente estudiados, son analizados al milímetro por analistas y comentaristas. En 2012, el hecho de que el por entonces recién nombrado presidente Hollande sólo acompañara al saliente Nicolas Sarkozy hasta la escalinata –y no hasta su vehículo– fue interpretado como un gesto de desconfianza y mal entendimiento entre ambos.
Emmanuel Macron podría dar a conocer el nombre de su nuevo primer ministro en cualquier momento, aunque lo más probable es que eso suceda el lunes a primera hora. Ese mismo día conoceremos el nuevo gabinete. Previsiblemente, será un gobierno reducido, de entre 14 y 15 ministros (el gabinete de François Hollande contaba con 34) que responderá a dos criterios fundamentales: será paritario e incluirá a miembros de la sociedad civil.
Macron confesó antes de la segunda vuelta que ya había elegido el nombre de su primer ministro. Entre los candidatos suenan con fuerza los nombres de Richard Ferrand (socialista, secretario general de ¡En Marcha!), François Bayrou (presidente del partido de centro-derecha MoDem, con el que se alió en campaña), o incluso de su mano derecha Marielle de Sarnez, si optara por una mujer en el cargo, rol que también podría encarnar Anne-Marie Idrac, ex directora de la red francesa de ferrocarriles.
El que parece uno de los fijos en su gabinete es el hasta ahora ministro de Defensa socialista Jean Yves Le Drian, que podría repetir en el cargo o bien tener alguna función aún superior. Las quinielas son un deporte constante en la prensa y las tertulias televisivas de este fin de semana.
Tanto Hollande, en 2012, como Sarkozy en 2007, viajaron a Alemania poco después de ser investidos para encontrarse con la canciller germana Angela Merkel. Éste será también el destino elegido por Macron para su primera visita fuera de Francia apenas 24 horas después de tomar posesión.
Merkel expresó ayer su deseo de trabajar con él. «Haremos todo lo posible no sólo para ayudar a Francia, sino también para moldear junto a Francia el camino europeo», dijo la canciller en el contexto de un horizonte marcado por las negociaciones para consumar la salida de Reino Unido de la UE. Es probable, sin embargo, que visite también algún emplazamiento de las tropas francesas por el mundo en una visita relámpago de inicio de quinquenio. Todo ello podría ocurrir en las próximas horas. Serán los primeros pasos de un quinquenio que tendrá su primera prueba de fuego en las legislativas de junio. Macron necesitará orquestar una mayoría parlamentaria para llevar a cabo su programa.
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