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Maduro entierra a Chávez
El delfín del dictador le sucede en el poder unas horas después de su funeral. El Supremo maniobra para legitimar su jura como presidente encargado. Magistrados y juristas venezolanos la consideran incompatible con la Contitución
Maduro ha pronunciado un encendido discurso durante el funeral. «La batalla continúa, ¡Chávez vive, la lucha sigue! Que viva Hugo Chávez, que viva nuestro pueblo», gritó emocionado Maduro entre aplausos.
A rey muerto, rey puesto. El delfín de Hugo Chávez acabó enterrando a su maestro e inmediatamente, pocas horas después, arrebatándole la banda presidencial. Sin dejar descansar a los muertos y con demasiadas prisas, ayer ya se hablaba dentro del oficialismo sobre posibles fechas para las próximas elecciones. En una jugada fríamente calculada por la cúpula chavista y aprovechando la presencia de 52 mandatarios, el vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro, tomó en solitario las riendas de la sucesión tras apartar del proceso a su rival, el presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, en un polémico acto que violaba la Constitución hasta escasas horas antes. In extemis, y poco antes de que celebrara la jura, el Tribunal Supremo volvió a maniobrar, como ya hizo para eludir la jura de Chávez el pasado mes de enero, y legitimó la compatibilidad de Maduro para ser actual vicepresidente y presidente encargado.
La Sala Constitucional del TSJ, en ponencia conjunta de sus siete magistrados, indicó según un comunicado del propio tribunal que, con la muerte de Chávez, Maduro «cesa en el ejercicio de su cargo anterior» de vicepresidente y pasa a ser el «presidente encargado» de la República. Como tal, añade, «ejerce todas las atribuciones constitucionales y legales como jefe del Estado, jefe de Gobierno y comandante en jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana». El texto recuerda que una vez que ha sido «verificada la falta absoluta» del presidente «debe convocarse a una elección universal, directa y secreta», e insiste en que Maduro no está obligado a separarse del cargo» de presidente encargado para participar como candidato. De esta manera, Maduro se convirtió en el responsable del poder y también será el candidato oficial del chavismo en las elecciones que deberán ser convocadas en un plazo aproximado de treinta días. Y lo hizo en el salón de honor de la Asamblea Nacional, frente al féretro donde horas antes lloraba, sosteniendo la dorada espada de Bolívar. Todos los planos captados por la televisión pública, estuvieron orientados, de cara a la campaña, retratando la «reencarnación bolivariana» que tanto le conviene a Maduro.
Antes de ser operado por cuarta vez de su cáncer, el propio Chávez había designado a Maduro como su «sucesor» y candidato presidencial, para quien pidió el voto de sus simpatizantes. Pese a que todavía no hay una decisión oficial, se estima que a partir del domingo 14 de abril, el organismo estará en condiciones de convocar los comicios para definir al sucesor de Hugo Chávez, que gobernará hasta 2019. Según pudo saber LA RAZÓN de fuentes del Consejo Electoral, las fechas que más suenan son el 21 y el 28 de abril. «Nos encontramos en una situación de facto desde hace tiempo porque el presidente (Chávez) nunca juramentó, pero el único funcionario electo que nos queda cuando no está el primer mandatario es el presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, y él no está firmando decretos» asegura a LA RAZÓN, la jurista Blanca Rosa Mármol de León, quien fue magistrada del Tribunal Supremo de Justicia hasta su destitución, en diciembre, junto con otros seis miembros, por «disidencia». La experta aseguró que constitucionalmente lo que corresponde es que se encargue Cabello «y convocar a elecciones en 30 días, que ya están corriendo. La toma de Nicolás Maduro va contra la Constitución». En todo caso se espera que, durante estos días de duelo, no se llegue a tomar ninguna decisión de alta política. Que se mantenga la pugna por el poder al margen. La oposición, que multiplica los llamamientos a la concordia y la unidad, se apresuró ayer a anunciar su candidato para las próximas elecciones. Será, como se esperaba, Henrique Capriles, aunque éste aún debe ganarse la adhesión de los sectores más críticos con su anterior campaña. La próxima semana, cuando bajen las turbulentas aguas de las emociones desatadas durante estos días tras la muerte del comandante, sí estarán abocadas a resolver las varias batallas internas que ambos bandos deben resolver antes de enfrentarse en las próximas elecciones.
Las encuestas que se manejan hasta ahora, la última de hace apenas unos diez días, dan una sustancial ventaja a Maduro sobre la oposición. Y es de esperar que la emotividad disparada en las exequias de Chávez contribuya a potenciar aún más la imagen del sucesor y le catapulte al poder como legítimo heredero de un movimiento más visceral que racional. No se espera, por tanto, una campaña basada en programas ni propuestas, sino en sentimientos, mitos y leyendas que comienzan a multiplicarse durante estos días.
Boicot de la oposición a la jura
Los trucos que el chavismo se saca de la manga cada vez que le conviene una interpretación de la Constitución ya son habituales. Pese a ello, la maniobra de ayer para que Maduro pueda ser a la vez presidente en funciones y candidato provocó una oleada de protestas entre profesionales del Derecho y también se llevó las de la oposición. Miembros de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) anunciaron que no asistirán a la toma de posesión de Nicolás Maduro como presidente interino ya que la consideran una «violación» de la Constitución». El parlamentario Ángel Medina aseguró que «hoy en día, no vamos a ver la sesión de la Asamblea Nacional, porque constituye una violación de la Constitución».
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