Italia

Mattarella concede más tiempo al M5E y la izquierda para alcanzar un pacto

Crisis política en Italia. El presidente de la República se reúne con los partidos para buscar un Gobierno alternativo. La reducción del número de parlamentarios, principal escollo en la negociación entre el PD y los «grillinos»

El presidente de la República, Sergio Mattarella, recibió ayer en el Quirinal al líder de la Liga, Matteo Salvini, responsable de la enésima crisis política italiana / Efe
El presidente de la República, Sergio Mattarella, recibió ayer en el Quirinal al líder de la Liga, Matteo Salvini, responsable de la enésima crisis política italiana / Efelarazon

Crisis política en Italia. El presidente de la República se reúne con los partidos para buscar un Gobierno alternativo. La reducción del número de parlamentarios, principal escollo en la negociación entre el PD y los «grillinos».

La disposición mutua para llegar a un pacto existe. Pero las discrepancias entre el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y el Partido Democrático (PD) no son menores. Por eso, después de que las principales fuerzas políticas italianas se reunieran ayer con el presidente de la República, Sergio Matarella, éste concedió al M5E y al PD más tiempo para negociar. «En el curso de las consultas, me han comunicado que han activado las negociaciones y me han pedido más tiempo para desarrollarlas», pronunció a última hora el jefe del Estado desde el Palacio de Quirinal. Su voluntad es que la crisis se resuelva «rápido», aunque concedió una nueva sesión de contactos que se producirá el próximo martes.

El acuerdo parece posible, si bien nadie descarta que no termine llegando a puerto. Precedentes hay muchos y muy cercanos. No hay nada como filtrar a la Prensa una serie de exigencias para que empiece a descarrilar una negociación. El día anterior, en el PD parecían haber enterrado por un segundo las divisiones internas para abrir la puerta a un pacto con los «grillinos» bajo cinco condiciones aparentemente asequibles.

Sin embargo, en el momento de la verdad, desde el PD deslizaron a los periodistas que las verdaderas exigencias son solo tres, pero muy concretas: la abolición de los decretos migratorios impulsados por el ministro del Interior, Ma-tteo Salvini; un acuerdo previo de cara a los próximos presupuestos; y la paralización de una ley para reducir el número de parlamentarios que propone el M5E, tal y como está escrita. Los fieles del ex primer ministro Matteo Renzi, que componen la mayoría de diputados socialdemócratas, empezaron a farfullar que alguien desde dentro del partido estaba intentando boicotear el pacto. Renzi es uno de los principales impulsores de la alianza con el M5E, pero tampoco en su formación se fían de que la entente que plantea sea duradera.

Quedaba por escuchar la posición de los «grillinos», que todavía no se habían pronunciado oficialmente hasta el momento. Y las palabras de su líder, Luigi Di Maio, al término de su encuentro con Mattarella, fueron todo lo tranquilizadoras que permite una negociación con las cartas tapadas. Di Maio dejó claro que no quieren ir a elecciones anticipadas, argumentando que los italianos le dieron el año pasado un respaldo mayoritario para que cambiaran las cosas y que no iban a renunciar a ello por la traición de su ex socio Salvini.

«Hemos activado todas las conversaciones necesarias para buscar una mayoría sólida al servicio de los ciudadanos», pronunció, sin mencionar al PD. En las filas socialdemócratas echaron en falta algo más de concreción, aunque no encajaron mal el mensaje, como símbolo de que sus demandas podrían ser escuchadas. No obstante, Di Maio también impuso un decálogo de propuestas que un nuevo Gobierno debería cumplir, entre las que había una serie de políticas sociales, pero también la reducción del número de diputados que el PD veta. Ése sería en estos momentos el mayor punto de fricción, ya que con su discurso anticasta el M5E ha hecho de esta medida una de sus banderas. Si hay voluntad política, bastaría con que ambos partidos se pusieran de acuerdo en reformular la ley.

Lo que se desprende además de las imposiciones del PD es que ellos no quieren ser una mera muleta de los «grillinos». Ocurriría algo parecido a lo que ha pasado hasta ahora con Salvini, ya que el M5E obtuvo en las pasadas elecciones un 33% por un 18% del PD, un porcentaje muy similar al de la Liga. Esto incomoda al 5 Estrellas, ya que verían de nuevo reducida su mayoría por los juegos parlamentarios, aunque no tienen más remedio. También en el PD hay cierto coraje para volver a las urnas, pensando que pueden sobrepasar al M5E, si bien uno y otro siempre se necesitarían. Es el sino de uno y otro, que mantienen una antipatía mutua, después del fallido experimento populista.

Otro de los aspectos que genera recelos en el centro izquierda es aliarse con un movimiento que ha vivido en coalición durante un año con la ultraderecha, por lo que les pedirían romper absolutamente con su pasado. La elección de un primer ministro que ofrezca una versión totalmente renovada también podría suponer un problema.

Miedo a ser muleta del M5E

Por eso, tanto PD como M5E siguen mostrándose dispuestos al entendimiento, pero siempre añaden que si no es posible no temen a las urnas. Y esta es la vía preferida del resto de líderes políticos, desde Silvio Berlusconi a la ultraderechista Georgia Meloni, que fueron desfilando también por el despacho de Mattarella. Por tanto, la ecuación parece simple: o «grillinos» y socialdemócratas consiguen limar asperezas o habrá que volver a votar. La solución alternativa salió de Matteo Salvini, quien después de haber provocado la crisis aseguró que no le guarda «rencor» a sus antiguos aliados. Hagamos como que no ha pasado nada, le faltó decir, ahora que se ve desplazado del juego. Esa posibilidad parece haberse cerrado.