Reino Unido
May allana el camino a un pacto comercial con la UE tras el Brexit
La «premier» cumple algunas de las condiciones para pasar a esa fase
La «premier» cumple algunas de las condiciones para pasar a esa fase.
Tras meses de conversaciones frustradas, parece que, al fin, se ve luz al final del túnel en las negociaciones del Brexit. La premier Theresa May se reúne este lunes con Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea. Justo es hoy cuando se cumple el plazo de 10 días que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dio a los británicos para mostrar progresos significativos. Y en esta ocasión, la líder tory va con los deberes hechos.
Después de conseguir el beneplácito del ala más euroescéptica de su partido, está dispuesta a presentar planes concretos a los tres puntos clave que Bruselas quería zanjar antes de pasar a hablar de las futuras relaciones comerciales: la factura del divorcio, la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda y los derechos de los ciudadanos.
Para May resulta vital que, en la cumbre europea que tendrá lugar a mediados de este mes, se pase a la ansiada segunda fase. En este sentido, habría aceptado abonar, a lo largo de cuatro décadas, entre 40.000 y 49.000 millones de libras (de 45.000 millones a 55.000 millones de euros) al bloque comunitario, para hacer frente a las responsabilidades adquiridas antes de que los británicos decidieran abandonar el club.
Ésta era de una de las cuestiones que generaba más tensión a ambos lados del Canal de la Mancha y sobre la que más presión ejercían los tories euroescépticos que, durante la campaña previa al histórico plebiscito, aseguraron de manera errónea que la salida del bloque permitiría al país ahorrar 350 millones de libras que podrían destinarse al Sistema Nacional de Salud.
Con todo, una vez se habrían acercado posturas respecto a las cuentas y los derechos de los ciudadanos, la frontera del Ulster se perfila ahora como el gran desafío. En su visita el pasado viernes a Dublin, Tusk no lo pudo dejar más claro: “si la propuesta del Reino Unido es inaceptable para Irlanda, también será inaceptable para la UE”. El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, se convierte por tanto en protagonista indiscutible de cara a la cumbre de este mes. Su Gobierno ha pedido a Londres más claridad para que explique cuál es su propuesta para mantener la frontera de Irlanda del Norte tan abierta como sea posible cuando abandone el mercado único y la unión aduanera, clave para las dos economías de la isla y su proceso de paz.
Según la prensa local, la solución podría pasar por conferir a la provincia británica un estatus especial que pudiera dejarla incluso dentro del mercado común. Sin embargo, el Partido Unionista Democrático norirlandés (DUP) se cierra en banda ante esta posibilidad. No hay que olvidar que la postura de esta formación juega un papel muy relevante en todo el proceso, ya que, tras perder la mayoría absoluta en las elecciones generales de junio, May tuvo que recurrir al apoyo de los diez diputados norirlandeses para poder garantizar su supervivencia política y gobernar en minoría.
Sammy Wilson, diputado de DUP y euroescéptico convencido, asegura que tratar Irlanda del Norte de manera diferente “o dejarla mitad en Reino Unido mitad en la UE no es una opción”. En este sentido, señaló que May dejaría de contar con el apoyo de su formación si hay cualquier sugerencia de que “para aplacar a Dublín y la UE”, están preparados para que “Irlanda del Norte reciba un trato diferente”.
Por si la situación no fuera ya de por si compleja, Londres podría verse obligado a suspender en las próximas semanas la autonomía de la provincia, ya que lleva sin Gobierno desde el pasado mes de enero ante la imposibilidad de los católicos del Sinn Fein y los protestantes del DUP a formar coalición, tal y como establece el Acuerdo de Viernes Santo.
No obstante, no es este el único obstáculo que May tiene por delante para que las negociaciones del Brexit avancen. Más de 30 tories euroescépticos, junto con algunos líderes empresariales y economistas, entregaron ayer una carta exigiendo a la premier que abandone la mesa de negociaciones sin acuerdo si no se cumplen una serie de condiciones como exigir un acuerdo de libre comercio sin aranceles para fines de marzo o poner fin a “cualquier jurisdicción” por parte del Tribunal de Justicia Europeo en el Reino Unido.
Así mismo, los firmantes quieren que Londres pueda firmar e implementar acuerdos comerciales durante el período de transición de dos años e insisten en que, durante este tiempo, no debe existir ya la libre circulación de personas ni se deben aplicar nuevas regulaciones de la UE.
La carta dice: “Si la UE se niega a aceptar estos términos en la cumbre de diciembre, el Reino Unido, agotando todas las vías, debería suspender su participación en las negociaciones e informar a la UE que volveremos a los términos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) desde el 30 de marzo de 2019”.
Los expertos advierten que volver a los términos de la OMC tendría nefastas consecuencias para la economía. Bruselas asegura que la única forma de acordar una futura relación comercial el Reino Unido y el bloque pasaría por llegar a un acuerdo de libre comercio sólo sobre bienes –no sobre servicios-, similar al firmado recientemente con Canadá. Esto dejaría a la industria financiera basada en la City con acceso limitado al mercado más grande del mundo. Pero, debido a las líneas rojas impuestas por Londres -que rechazan la jurisdicción del Tribunal de Justicia Europeo y no quieren la libre circulación de personas- tampoco hay mucho más margen de maniobra. (fin).
Posible visita de Trump en febrero
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, podría realizar su primera visita oficial al Reino Unido los días 26 y 27 de febrero, según la versión de fuentes diplomáticas recogida ayer por The Sunday Times. El dominical aseguraba que la visita se haría coincidir con la apertura de la nueva Embajada de EEUU en Londres sin importar el reciente roce que Trump ha tenido con la primera ministra, Theresa May, cuando le dio por retuitear esta semana polémicos videos contra el Islam procedentes de la líder del minoritario grupo de extrema derecha Britain First, Jayda Fransen. La visita, cuyas fechas siguen susceptibles de variación pero que llevan fijadas más o menos los últimos 10 días, según las fuentes consultadas, cuenta con la franca oposición del Partido Laborista, que ha pedido que May retire la invitación formal, y sobre todo por el alcalde de Londres, Sadiq Khan, descendiente de inmigrantes paquistaníes. Khan exigió el pasado jueves a Trump que se disculpara por retuitear los vídeos de Fransen. "Desafía toda comprensión que el presidente de nuestro más estrecho aliado sea incapaz de ver que su respaldo a este grupo extremista (Britain First), daña los valores de tolerancia y diversidad que hacen de Reino Unido algo tan grande", declaró.
Los vídeos, que según la Casa Blanca pretendían "elevar la conversación sobre el terrorismo radical islámico", mostraban por ejemplo a un supuesto inmigrante musulmán agrediendo a un joven con muletas. Ambos, según se verificó después, habían nacido en Holanda. Según la Embajada de Países Bajos, el agresor fue juzgado y condenado. El incidente escaló más cuando May reprochó a Trump su comportamiento y el presidente, en respuesta, la recomendó que se dedicara a prestar atención a lo que estaba sucediendo dentro de sus fronteras con el problema del "terrorismo radical islámico". "¡A nosotros nos va muy bien!", escribió Trump. (fin).
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