Berlín
Merkel da una lección
La canciller hace de profesora por un día para ofrecer una imagen más cercana en la campaña electoral
La canciller alemana se suma a la moda de algunos políticos europeos de cambiar por unas horas la comodidad del despacho por otros ambientes laborales. Si hace dos días era el primer ministro de Noruega quien sorprendía a sus electores haciendo de taxista por las calles de Oslo, ahora es Angela Merkel la que ha querido pasar una mañana como profesora en una escuela de la capital alemana.
La líder de los conservadores alemanes se incorporaba así a la campaña electoral para los comicios del 22 de septiembre, tras unas breves vacaciones en el Tirol italiano. Rodeada de decenas de periodistas y fotógrafos, la canciller acudió ayer a un colegio del barrio de Prenzlauer Berg, en el antiguo sector comunista de la ciudad, para impartir una clase sobre el muro de Berlín. Merkel comenzó la clase como cualquier profesor nuevo, escribiendo su nombre en la pizarra y presentándose. Después de una pequeña charla con los periodistas y los escolares, pasó a explicar cómo era su vida en un Berlín dividido. Cuando se construyó el muro, 52 años atrás, la dirigente alemana apenas tenía siete años y no recuerda nada personalmente, aunque admitió que sus padres «estaban muy tristes». Días antes ella misma había ido de visita a casa de su abuela en el sector oeste, y pudo haberse quedado separada de sus padres, como tantos otros habitantes de la ciudad. El 9 de noviembre de 1989, casi tres décadas más tarde, la joven doctora en Física Cuántica escuchó la gran noticia: el muro había caído. Merkel cruzó entonces por primera vez el puesto fronterizo, se tomó una cerveza en el Berlín occidental y volvió a su casa para seguir con su rutina de científica educada a la soviética. Esa es la Ángela Merkel que conocen los ciudadanos alemanes, una mujer austera, diligente y trabajadora.
Los asesores de campaña de la canciller, preocupados por la imagen de distancia y frialdad que normalmente proyecta la dirigente, quieren cambiarla por otra mucho más cercana. La visita al colegio, sin ir más lejos, es parte de esa estrategia de imagen. Otro de los lugares donde se puede observar el cambio es en su propia página web.
En los últimos días, el sitio de internet de la candidata se ha llenado de fotografías personales en las que se puede ver a Merkel jugando con muñecas, montando una tienda de campaña o tomando una cerveza con unos amigos. Junto con las fotografías, la dirigente hace confesiones sobre su vida privada: «Mi primer matrimonio, por desgracia, no duró mucho», se lamenta. «Me gusta cocinar sopa de patata y carne rellena de verdura», añade.
Según los analistas de su campaña, intimidades como éstas podrían ser el complemento perfecto para humanizar la fría imagen de la canciller.
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