Elecciones en Alemania
Merkel sondea las líneas rojas de sus socios liberales y verdes
La inmigración y Europa, principales escollos tras la primera reunión.
La inmigración y Europa, principales escollos tras la primera reunión.
Acostumbrada a lidiar y salir airosa de todo tipo de envites, Angela Merkel se enfrenta al que podría ser el mayor desafío de su carrera política con la certeza de que, en esta ocasión, no tiene todas las de ganar. Tres semanas y media después de las elecciones generales, ayer comenzaron en Berlín los primeros contactos para intentar formar una coalición y la canciller parece estar ante unas matemáticas casi imposibles, tras unas elecciones en las que su formación recabó sus peores resultados desde 1949 y tras el revés sufrido el pasado domingo en las regionales de la Baja Sajonia. Si quiere gobernar por cuarta vez, Merkel tiene por delante la complicada tarea de mediar entre los centristas de su grupo con los conservadores de la CSU, los exigentes liberales y la rama más radical junto a la más moderada de Los Verdes. La que en Alemania ya se conoce como coalición Jamaica (los colores de los tres partidos coinciden con la bandera del país caribeño) supone para Merkel y su esfera política una constelación inédita a escala nacional que, ante la brecha ideológica de sus potenciales socios, hace que la posibilidad de repetir incluso las elecciones ya no se estime como algo remoto.
«Tenemos claro que las conversaciones no van a ser fáciles, pero asumimos el desafío», aseguró Merkel, que ayer recibió a los liberales del FDP y seguidamente a Los Verdes para unas entrevistas prelimimares que continuarán mañana y que buscan tomar el pulso y establecer una «hoja de ruta» para unas negociaciones que podrían durar hasta finales de año. Ayer las distintas partes hicieron un balance positivo de los primeros encuentros, aunque todos saben que lo complicado llegará ahora. «Entre Alemania y Jamaica hay 8.500 kilómetros y creo que los primeros metros han ido bien», señaló la secretaria general del FDP, Nicola Beer, para dejar claro que por delante hay un largo camino en el que todas las opciones están sobre la mesa.
No son pocos los temas que causan división. Solventadas las diferencias en la cuestión de la política de refugiados con su partido hermano bávaro, los conservadores de Merkel sitúan en el núcleo duro de las negociaciones temas como el sistema social, las pensiones, la economía, el empleo y la seguridad nacional. En lo que se refiere a las finanzas, la CDU y el FDP quieren recortes impositivos, lo que despierta el escepticismo de los ecologistas. Los liberales pretenden asimismo un cambio en la política del euro, imponer límites al gasto social y reactivar la «antigua política orientada a la estabilidad», al mismo tiempo que rechazan la propuesta de Emmanuel Macron de contar con un presupuesto para la eurozona que sí defienden y comparten Los Verdes y los conservadores.
Conflictos a los que hay que sumar ciertos roces personales. Algunos políticos apenas esconden la antipatía que sienten por el resto, como Alexander Dobrindt, de la CSU, que denunció los «delirios izquierdistas» de Los Verdes. Por su parte, el líder del FDP, Christian Lindner, afirmó la semana pasada que no había «ninguna garantía» de éxito en las negociaciones. Aunque Merkel cuenta con gran experiencia en estas lides, tendrá que echar mano de su pragmatismo y encajar visiones muy diferentes o verá fracasar la negociación y, por tanto, su Gobierno.
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