Grecia
Merkel y Tsipras, dos polos opuestos en Bruselas
Grecia y el Eurogrupo acuerdan buscar puntos comunes en sus propuestas
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, se estrenaba ayer en su primera cumbre europea en Bruselas, en la que consiguió desbloquear las negociaciones con el Eurogrupo al acordar en un encuentro con su presidente, Jeroen Dijsselbloem, retomar las conversaciones.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, se estrenaba ayer en su primera cumbre europea en Bruselas, en la que consiguió desbloquear las negociaciones con el Eurogrupo al acordar en un encuentro con su presidente, Jeroen Dijsselbloem, retomar las conversaciones. Un avance después de que la reunión de ministros de Economía de la Eurozona acabara el miércoles sin conclusiones consensuadas, aunque no significa que se haya cerrado ningún acuerdo, según fuentes europeas.
Ambos líderes acordaron que comiencen desde hoy los trabajos técnicos entre el Gobierno heleno y «las instituciones» para encontrar los puntos comunes entre las propuestas del nuevo Ejecutivo griego y los compromisos que exige Bruselas, según confirmaba la portavoz de Dijsselbloem, Simone Boitelle. Por el momento, se prefiere dejar a un lado la denominación «troika» para referirse al trío de instituciones formado por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea. En su lugar, se elige el término general «instituciones». Los trabajos técnicos servirán de base para la próxima reunión del Eurogrupo del lunes. «La troika ha acabado», decía Tsipras en rueda de prensa al terminar el Consejo, al mismo tiempo que reconocía que, aunque Grecia no está de acuerdo con las reglas, se ve obligada a cumplirlas. También destacaba la singularidad de su país, que «no puede compararse con ningún otro de la UE» por la grave crisis que atraviesa.
En la segunda visita a la capital belga de Tsipras, el líder griego apretaba su agenda con entrevistas de forma bilateral con varios primeros ministros europeos, entre ellos el británico David Cameron y el belga Charles Michel. Antes de su cita con los líderes europeos, también se entrevistó en París con el presidente de Francia, François Hollande.
Pero el encuentro estrella de la cumbre llegó cuando el primer ministro griego se encontró por primera vez con la canciller alemana, Angela Merkel. Enfrentados en sus políticas, ambos se saludaron amablemente y se dedicaron incluso alguna sonrisa. Tsipras acudía sin corbata a la cumbre y se sentaba entre el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y la presidenta lituana, Dalia Grybauskaite, confiado en poder encontrar «una solución» con los socios europeos sobre la situación griega. «No hemos recorrido todo el camino, pero hemos avanzado», señalaba al finalizar.
La predisposición a escuchar a Grecia no encuentra los mismos niveles entre los diferentes Estados miembros ni entre los grupos políticos. Así, Finlandia se mostraba tajante. Su primer ministro, Alexander Stubb, reconocía que a su país «le queda muy poca paciencia» con Grecia y aseguraba que no habrá ningún rescate «gratis». Stubb recordaba el préstamo de 1.000 millones de euros para Grecia por parte de Finlandia. «No estamos hablando de poco dinero», advertía. Asimismo, Stubb señalaba que aceptar nuevas condiciones para Atenas supondría ser injusto con otros países que también han pagado y que se han sometido a reformas estructurales «como Irlanda, Portugal o España». Esta línea es la marcada por la canciller alemana, a la que se afilian la mayoría de los Estados europeos cuando recuerdan que las reglas son iguales para todos.
En este sentido, el presidente del grupo Popular Europeo (PPE), Joseph Daul, instaba al Gobierno griego a no entorpecer el progreso económico conseguido durante el liderazgo de su antecesor, Antonis Samaras. «Los sacrificios hechos por el pueblo de Grecia no pueden ponerse en riesgo por un comportamiento unilateral. Tsipras tiene que respetar todos los compromisos hechos por el anterior Gobierno griego», indicaba.
La cercanía del agotamiento del actual programa, que expira el 28 de febrero, hace que sea necesario con urgencia encontrar la vía para que Grecia siga recibiendo dinero europeo. No se descarta que pueda haber otro Eurogrupo hasta esa fecha. El «crédito puente» que pide Atenas no entra dentro de las alternativas en Europa, que busca la extensión del programa actual, aunque algunas fuentes comunitarias reconocen que las negociaciones no deberían bloquearse por la forma en la que se denomine el programa griego, sino más bien en que el contenido sea satisfactorio para las dos partes.
Grecia necesita 10.000 millones de euros hasta el próximo verano. Sólo hasta el mes de marzo tiene una necesidad de financiación de 4.500 millones, de los que tendría que pagar 2.300 millones al FMI.
✕
Accede a tu cuenta para comentar