Italia
Napolitano lee la cartilla a la «casta»
«El enfrentamiento entre los políticos nos ha condenado a la esterilidad», denuncia el presidente italiano en su duro discurso de toma de posesión
El presidente de Italia, Giorgio Napolitano, justificó hoy su decisión de aceptar la reelección como jefe del Estado ante la necesidad de ofrecer una señal de "cohesión nacional"y de voluntad de recuperar la confianza internacional.
En los cuarenta minutos que duró su discurso al Parlamento después de jurar de nuevo como presidente de la República, Giorgio Napolitano demostró por qué le han vuelto a elegir para sacar a Italia de la parálisis. Fue una alocución intensa, emotiva y en la que los partidos se llevaron un buen tirón de orejas. Paradójicamente, cuanto más les criticaba el jefe del Estado, los parlamentarios más le aplaudían. Llegó incluso a amenazarles con la dimisión: «Tengo el deber de ser franco: si me encuentro otra vez frente a una sordera como contra la que he chocado en el pasado, no dudaré en sacar las consecuencias delante del país».
Tras la presentación de su receta para intentar que el país supere la ingobernabilidad, Napolitano mantendrá hoy con los representantes de todos los grupos políticos una rápida ronda de contactos que llevará a la formación del próximo Ejecutivo. El jurista izquierdista Giuliano Amato, quien ya actuó en dos ocasiones como primer ministro de emergencia, será probablemente el jefe de Gobierno. La principal misión del Gabinete será reformar la ley electoral, responsable en buena parte de la situación de ingobernabilidad que dejaron los últimos comicios. Napolitano consideró «imperdonable» que no se haya cambiado el sistema electoral, que «suscita nuevamente frustración entre los ciudadanos».
Las fuerzas parlamentarias, subrayó el presidente, deben «sin ninguna excepción» dar su contribución para lograr la «renovación del país», sin tener miedo de las alianzas. Todos los diputados y senadores deben tener claro que «forman parte de la institución parlamentaria no como exponentes de una facción, sino como depositarios de la voluntad popular». Esta conciencia, tan alejada de la que en demasiadas ocasiones demuestran muchas de su señorías, ha de llevarles a formar cuanto antes un Ejecutivo que afronte los «problemas calientes del país». Para ello, no hay más opciones que formar acuerdos entre «fuerzas diversas», pues con el Parlamento que salió de las elecciones ningún partido puede gobernar solo, recordó Napolitano, quien se vio interrumpido por los aplausos.
En su alocución se detuvo en particular en el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo que, en la primera ocasión que se presentaba a unos comicios generales, ha logrado convertirse en la fuerza política más votada (sin tener en cuenta las coaliciones). A los «grillini» les dijo que «apreciaba» su compromiso, pero les instó a que no hagan una contraposición entre «la plaza y el Parlamento» ni entre internet y la forma de organización política típica de los partidos.
Al final de su discurso, que concluyó dando vivas al Parlamento, a la República y a Italia, el octogenario presidente dijo que permanecerá en su puesto mientras «la situación del país y de las instituciones se lo sugieran y si las fuerzas se lo consientan».
Hacia la refundación de la izquierda
¿Qué va a pasar con la izquierda italiana? Es la pregunta que se hace buena parte de los italianos, sobre todo los votantes del Partido Democrático (PD), la principal formación progresista. La sensación de desastre que ha dejado su actuación estos dos últimos meses ha hecho que surjan hasta canciones satíricas con el título «PD, ¿quién te votará otra vez?», interpretada por La Sora Cesira. Hoy se reunirán los miembros de la dirección nacional del partido para marcar los pasos a seguir hasta la celebración de la próxima asamblea nacional de la que saldrá su nuevo líder. El alcalde de Florencia, Matteo Renzi, el aspirante más claro, explicaba ayer en «La Repubblica» cómo pensaba refundar el PD y pedía que el nuevo Gobierno no dure más de un año.
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