Internacional

El futuro de Netanyahu en el aire tras un reñido recuento electoral

Las encuestas a pie de urna arrojan un empate técnico entre el actual primer ministro y el centrista Benny Gantz. El conservador laico Liberman vuelve a ser el árbitro de la gobernabilidad

Imágenes de Netanyahu y su rival Gantz en un debate televisivo/Reuters
Imágenes de Netanyahu y su rival Gantz en un debate televisivo/Reuterslarazon

Las encuestas a pie de urna arrojan un empate técnico entre el actual primer ministro y el centrista Benny Gantz. El conservador laico Liberman vuelve a ser el árbitro de la gobernabilidad

A la espera de conocerse los resultados definitivos, que se sabrán probablemente durante la jornada del miércoles, las distintas encuestas a pie de urna de las principales televisiones volvieron a dibujar en Israel un empate técnico entre los dos principales contendientes, el actual primer ministro Benjamin Netanyahu (32), y el líder del centrista Azul y Blanco Benny Gantz (32).

En caso de concretarse esta cifra o una muy similar, los bloques de derecha (56) y centroizquierda quedarían muy ajustados (54), y la llave para conformar el gobierno de Israel quedaría en manos del ex ministro de Defensa y líder del partido ultranacionalista Israel Beitenu, Avigdor Liberman.

A diferencia de la euforia desatada precipitadamente en la ronda de abril en la base electoral de la coalición centista, Gantz, su socio Yair Lapid y el resto de altos cargos de Azul y Blanco tuvieron más paciencia, y no se lanzaron a celebrar precipitadamente una victoria a primer minuto basada en las estimaciones

El diputado Yoaz Hendel, de Azul y Blanco, dijo que «la era Netanyahu ha terminado» y su partido va a llamar a un gobierno de unidad sin el actual primer ministro. Por su parte, el ministro del Likud Tzachi Hanegbi dijo estar «convencido de que los sondeos a pie de urna están equivocados. Netanyahu continuará liderándonos durante los próximos cinco años».

La Lista Conjunta Árabe celebró las proyecciones, pues la mayoría de los sondeos a pie de urna le otorgan entre 11 y 13 diputados, convirtiéndose en el tercer partido más votado en la Knesset (parlamento). «La era Netanyahu ha terminado. Volvemos como tercera fuerza», declaró Odeh triunfante. En abril los partidos árabes fueron por separado.

La jornada electoral, que a su vez se torna en un día festivo en Israel que muchos aprovechan para pasar en la playa o en parques nacionales tras ejercer el derecho a voto, empezó entre las 7 y las 8 de la mañana, y las urnas se mantuvieron abiertas hasta las 10 de la noche. En total, casi 6,4 millones de israelíes tenían derecho a votar, en unos colegios electorales vigilados por tres mil inspectores designados por el comité electoral central y casi 20.000 policías, desplegados ante los rumores sobre posibles alborotos en el transcurso del día.

El presidente del país, Reuven Rivlin, dejó claro a través de un video en Facebook que haría todo lo posible para evitar una indeseada tercera ronda de elecciones, que supondrían un nuevo fiasco en el intento de formar coalición: «Haré todo lo que esté en mis manos para establecer un gobierno rápidamente». Ante un electorado en parte frustrado y con la sensación de que los comicios de ayer puedan resultar en un nuevo callejón sin salida, animó a los ciudadanos a votar.

La noticia a las 10 de la mañana era que el índice de votación fue de un 15%, 2,1 puntos más que en la primera ronda de abril, y a las 14:00 ya se registraba un 26,8%. Para evitar quejas tras la jornada electoral por posibles fraudes –se especuló con que Netanyahu podría no aceptar los resultados en caso de derrota–, el presidente de la comisión electoral central, Hanan Meltzer, confirmó que se hicieron grandes esfuerzos para garantizar que los resultados sean «100% verdaderos y libres de falsificaciones».

A pesar de los esfuerzos, a mitad de la jornada ya se registraron cinco incidentes por irregularidades en colegios electorales. Como ya ocurriera en abril, activistas del Likud fueron cazados colocando cámaras en puntos de votación en poblados árabes. Al cierre de la jornada, la policía detuvo a 20 personas.

Aprovechando la incertidumbre de muchos electores, los principales contendientes activaron la alerta roja y lanzaron toda la artillería durante la jornada. Desde el Likud, convocaron una «reunión de urgencia» a las 14:00 dado el «alto registro de voto en el sector árabe y en los sectores de la izquierda». Los mensajes recuerdan a la campaña de 2015 y la primera ronda de abril, donde Netanyahu ya usó las mismas cartas, con una evidente intención de intimidar al votante árabe y registrar una baja participación, ya que el actual «premier» es consciente de que una Lista Árabe Unida fuerte podría sumar fuerzas para una «coalición de bloqueo» alternativa.

Pasadas las 3 de la tarde, Facebook informó que bloqueó el chat-bot automático del mandatario, ya que difundió encuestas, a pesar de que la ley israelí prohíbe su publicación hasta el cierre de las urnas. El primer ministro también rompió la ley concediendo dos entrevistas a radios religiosas en el transcurso de la votación. Su hijo, Yair Netanyahu, publicó fotos falsas de gente haciendo cola en urnas en Turquía, para ilustrar el «voto masivo árabe».

Dado el clima de crispación predominante, el ex comandante en jefe de las fuerzas armadas y líder de Azul y Blanco, Benny Gantz, usó una estrategia in extremis de histeria, clamando que los votantes derechistas están saliendo en masa a votar. «Según datos reales del comité central electoral, los votantes de Azul y Blanco están votando en porcentajes menores que los seguidores de Netanyahu (y otros partidos de extrema derecha)». Y exclamó: «Si no salís de casa a votar, perderemos el país y quedará en manos de un gobierno de extremistas».

En los días previos, activistas de la coalición centrista –cuya web fue atacada por «hackers» durante la votación–, salieron megáfono en mano por las calles de Tel Aviv, recordando que «en la ciudad que nunca duerme» el índice de votación fue más bajo que en otras ciudades (63%), un factor que en caso de repetirse perjudicaría seriamente sus opciones de triunfo. Tras colocar el voto en la urna, Gantz declaró que «hoy votamos por un cambio. Lograremos traer esperanza, sin corrupción ni extremismo».