«No queremos a un político en la Casa Blanca»

Cory Dowling tiene 34 años y nació en Oklahoma. Se crió en Texas. Es contratista en Dallas, Houston y San Antonio. Dowling está enfadado. Aborrece la deriva de su país. «Si la gente abre los ojos», dice, «comprenderá que Hillary Clinton es una mentirosa patológica, una corrupta, una criminal. ¿Quién en su sano juicio la elegiría de presidente? Yo no la contrataría ni para un trabajar en el 7-Eleven». Con su acento texano, que uno asocia a pétreos vaqueros y «sheriffs» con el rostro de Tommy Lee Jones, explica que durante las primarias republicanas «no tenía un favorito, y no tenía nada contra Ted Cruz, que es un buen chico, con un buen currículum, pero seamos claros, Trump los destruyó a todos en los debates».

¿Cuál es, a su juicio, el rasgo que separa a Trump del resto de la competencia? «Que los americanos no quieren a un político en la Casa Blanca. Los políticos están corruptos. Es la naturaleza de la bestia. Y, ¿sabe? Trump no es perfecto. Es un ser humano, pero la diferencia entre él y Hillary es que él es honesto. Puede que no te guste lo que dice, pero es honesto. Es un hombre. Y al igual que sucedía con Henry Ford, tampoco necesita saberlo todo respecto a cómo se construye un coche. Lo que requiere es gente en su Gobierno que le asesore. Trump se limita a decir lo que el resto opinamos cuando estamos en casa o en el trabajo, pero él lo dice en voz alta. No admitirá chorradas de nadie. Respecto a la idea de que el presidente tiene que ser un modelo de conducta, sinceramente me da igual, no necesito que el tipo me guste. Sólo me importa si soluciona problemas». ¿Cuáles? «Bueno, por ejemplo, tenemos trillones de dólares de deuda, y el tipo tiene bastante experiencia en el asunto».

Para Dowling «es aterrador pensar que el dólar no sea ya la moneda de cambio, vivimos en un colapso. Todo lo que sucede con China... Va a empeorar. Nuestro presidente, Obama, fue allí y dijo ‘mierda’ de los americanos y de nuestro sistema político. Mire, los demócratas no son los que eran. Son unos izquierdistas radicales. Al final no hacen nada excepto comprarse casas y coches nuevos, y ese dinero no llega a la gente». «Hay demasiados ‘lobbies’», dice, «y Clinton está entrampada por completo en los intereses de esos grupos, como las farmacéuticas, piense en el precio de las medicinas, carísimas... Al menos un tipo como Trump no necesita ser políticamente correcto porque no les debe nada».

Pero los números dicen que la economía ha superado la crisis, ¿no? «La gente no ha visto los beneficios de la recuperación económica. Todo ese dinero ha ido a los grupos de interés, a las grandes corporaciones, mientras el Gobierno se dedica a crear problemas para luego decir que sólo ellos pueden resolverlos. Hay demasiado gobierno en este país, dependemos del Gobierno para todo, lo controla todo, y se supone que las cosas no deben de ser así».

Preguntado por la cuestión migratoria, sostiene que «la gente encargada de controlar la frontera necesita dinero y recursos de forma desesperada, armas, vehículos, etc. ¿El muro? No detendrá a nadie. Tienen kilómetros y kilómetros de túneles, el muro no les detendrá, pero es icónico, es un símbolo, simbolizaría lo que América solía ser. Cuando Trump dice ‘Hagamos América fuerte otra vez’, quiere decir, y tiene razón, que América ya no lo es. Estamos muy lejos de donde empezamos. Es fácil culpar a los demócratas, pero en realidad tienes a la mitad de América votando por una delincuente. Culpamos a los demócratas, y no, la culpa es de los americanos».

Así las cosas, «la gente tiene que despertar, la III Guerra Mundial está a la vuelta de la esquina y Clinton es una instigadora, igual que lo fue Obama. Crearon el Estado Islámico, lo financiaron, y los mercenarios trabajan para el que más paga. Los entrenamos, los armamos y ahora se van con los que más pagan, y esa gente quiere matarnos».

Fallos de Trump

- Racismo. El insulto a los mexicanos y latinos exhibió su perfil más racista y clasista.

- Abuso. El vídeo sexual de 2005 y el desprecio a las mujeres le han quitado votos.

- Pánico a la derrota. No sabe encajar un no y menos una derrota electoral.