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Obama, atado de manos en Siria

La Razón
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- Entre los múltiples frentes abiertos que tiene EE UU en estos momentos: la guerra civil en Siria, la amenaza terrorista, las filtraciones sobre el ciberespionaje, el enfrentamiento con Rusia... ¿cuál preocupa especialmente a Obama?

–Podría decirse que Siria es un problema en el que su Administración se encuentra atrapada por los múltiples intereses que en estos momentos se encuentran en conflicto. Por un lado, se opone a que Bachar al Asad permanezca en el poder, pero, por otro, en Washington cada vez están más nerviosos por la presencia de grupos yihadistas en la zona y el peligro que pueden tener el que arraiguen allí gracias a la adquisición de cualquier tipo de activo militar.

- ¿Hasta qué punto puede ser efectiva la intervención de Estados Unidos en el conflicto sirio?

–Sinceramente, su política tiene pocas opciones para influir en la situación siria. En ningún momento la Administración Obama ha contemplado la intervención militar directa, a pesar de que el Pentágono ha hecho un plan de contingencia, y las opciones de Estados Unidos son limitadas. Se trabaja con aliados como Turquía, Qatar y Arabia Saudí, pero estos países tienen sus propias agendas. Por otro lado, la financiación privada ya está llegando a los yihadistas. Sólo hay que observar que ni si quiera Washington puede influir en la política iraquí, que, por cierto, apoya a Asad, a pesar de los fuertes intereses de Estados Unidos en Irak.

- ¿Puede asegurar Obama que las armas que envíe próximamente no llegarán a manos de extremistas?

–No. Eso no puede asegurarlo ni Barack Obama ni nadie.

- Esta semana, el número dos de la CIA, Michael Morell, afirmó que la caída de Asad provocaría la mayor amenaza de seguridad para EE UU, ¿comparte esa opinión?

–Pienso que la muerte del presidente sirio o cualquier otra persona importante dentro del régimen no implicaría un cambio en las reglas del juego.

- ¿Existe una crisis estratégica en el seno de la Administración Obama?

–En el caso de siria está claro que Obama no quiere involucrarse directamente en este país, aunque hay otros políticos y funcionarios que sí.

- ¿La caída de Asad supondría el fin de la guerra civil siria?

–No. No cambiarían las reglas del juego.

*Investigador y Asociado Senior del Centro Carnegie Middle East