Política

Espionaje en EEUU

Obama contra las cuerdas

La Casa Blanca insiste en que la vigilancia es por el bien de Europa, pero anuncia «futuras restricciones» en la recopilación de datos de inteligencia

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, asiste, ayer en Washington, a la investidura del nuevo director del FBI, James Corney
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, asiste, ayer en Washington, a la investidura del nuevo director del FBI, James Corneylarazon

La Casa Blanca insiste en que la vigilancia es por el bien de Europa, pero anuncia «futuras restricciones» en la recopilación de datos de inteligencia

Barack Obama acudió ayer a la sede central del FBI, donde tuvo lugar la ceremonia de toma de posesión del nuevo director de los agentes federales, James Comey. Después, se reunió a puerta cerrada con su secretario de Estado, John Kerry. El presidente estadounidense volvió a hacer caso omiso del escándalo por las escuchas y la vigilancia al otro lado del Atlántico.

Ayer fue su secretario de Prensa, Jay Carney, quien abordó el asunto con los periodistas en un lenguaje medido sobre el que se pudo leer entre líneas su justificación de que EE UU espía a Europa por su bien. En Europa, los funcionarios estadounidenses han repetido el mismo mensaje. «Reconocemos que habrá nuevas restricciones de cómo recopilamos información», concedió Carney sobre las prácticas de la Agencia de Seguridad Nacional.

En Washington, políticos y diplomáticos repiten la misma cantinela de que «todo el mundo espía», y el sentir general es que el enfado al otro lado del Atlántico tiene más que ver con una respuesta de los políticos europeos a sus votantes que con un posible enfriamiento de las relaciones con Washington. Madeleine Albright, ex secretaria de Estado del ex presidente Bill Clinton, indicó que «espían todos. Incluso los franceses me pusieron un micrófono cuando era embajadora en la ONU», reconoció. Mientras, la casualidad quiso que esta polémica coincidiera con una visita de un grupo de europarlamentarios a Washington. Fuentes diplomáticas consultadas por LA RAZÓN indicaron que «este viaje ya estaba programado antes de que saltase el escándalo. Suelen venir una o dos veces al año», confirmaron, mientras que lo que más destacaron de su agenda fueron los encuentros relacionados con el acuerdo comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos, cuyas previsiones estiman que podría generar 12 millones de empleos. Aun así, a nadie escapó una mesa redonda programada por la misión de la Eurocámara, donde hay cuatro españoles (Teresa Jiménez-Becerril Barrio, Salvador Sedó i Alabart, José Ignacio Salafranca Sánchez-Neyra y Francisco José Millán Mon), programada para hoy en la que se tratará la protección de datos, la privacidad y seguridad y la recuperación de la confianza entre Europa y Estados Unidos. Desde Washington, se siguen las críticas más relacionadas con las políticas internas de cada país, mientras fuentes consultadas por este diario reconocen que la «fingida indignación» se puede utilizar para negociar otros asuntos. Si bien es cierto que las mismas fuentes apuntan que «no hay ninguna coordinación multilateral y todo se lleva al terreno bilateral». En cada país, se escribe en un lenguaje y un tono diferentes. Mientras el presidente francés, François Hollande, lo vive en horas bajas, el enfado de la canciller Angela Merkel le beneficia de cara a la opinión pública, y al «premier» británico, David Cameron, parece no inquietarle. Con todo, Obama rompe otra promesa que hizo en 2008 cuando se comprometió a reparar la imagen de Estados Unidos en el mundo. Ahora la opinión pública internacional descubre que el líder demócrata no ha hecho más que continuar con las políticas de su antecesor, el republicano George W. Bush, criticado por su desdén con las libertades civiles y por ignorar la postura internacional con el uso de la tortura.