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Obama piensa en su legado

Aboga por un Gobierno que trabaje «en nombre de la mayoría, no de unos pocos». El presidente de EE UU retirará este año a la mitad del contingente militar en Afganistán

Barack Obama
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Barack Obama se subirá hoy al «Air Force One» para hacer lo que mejor se le da tras ofrecer ayer el primer discurso del Estado de la Unión de su segundo mandato: ir a hacer campaña de sus políticas fuera de la capital para convencer a Washington de que debe seguir sus pautas.

Barack Obama se subirá hoy al «Air Force One» para hacer lo que mejor se le da tras ofrecer ayer el primer discurso del Estado de la Unión de su segundo mandato: ir a hacer campaña de sus políticas fuera de la capital para convencer a Washington de que debe seguir sus pautas. Hoy estará en Carolina del Norte, mañana en Georgia, y el viernes, en Illinois, donde vivió durante casi veinte años antes de mudarse a la Casa Blanca.

De esta forma, Obama presentó los objetivos de su segundo mandato y el suyo propio al preparar el terreno para su legado como presidente. Su mensaje entre líneas también siguió el guión de lo que suelen ser este tipo de discursos tras haber sido elegido por segunda vez. Apenas hubo dudas de que está dispuesto a echar a un lado su tono y palabras de consenso si los republicanos no cumplen con sus deseos. Sobre todo ahora que no tiene que enfrentarse a ninguna elección.

«Es el deber de nuestra generación, entonces, encender el verdadero motor del crecimiento de la economía de EE UU, una próspera clase media. Tenemos como tarea inacabada restaurar la base que hizo este país, la idea de que si uno trabaja duro y cumple sus responsabilidades puede salir adelante, no importa de dónde se venga, su aspecto o a quién quiera», indicó el presidente en clara referencia a las comunidad hispana y homosexual.

«Es nuestro deber asegurarnos de que el Gobierno trabaja en nombre de la mayoría, no de unos pocos. Que incentiva la empresa libre, premia la iniciativa individual, y abre las puertas de las oportunidades a cada niño de esta gran nación», recordó Obama con unas palabras que se adelantaron a la respuesta de la oposición republicana.

Aun así, la mayoría de sus iniciativas se encontrarán con el muro que ha sido y será durante los próximos cuatro años la oposición republicana, salvo en la cuestión migratoria. El poder del voto latino en las recientes presidenciales ha hecho tomar nota a los políticos de ambos partidos. Tras echar las cuentas de la representación del voto hispano, han decidido convertir en prioridad la reforma migratoria, a la que hicieron caso omiso durante los primeros cuatro años de su presidencia. Sacar de las sombras a los inmigrantes indocumentados no es un asunto que preocupe más a los votantes latinos que la buena marcha de la economía, la sanidad o la educación, pero sí les molesta la forma de tratar este asunto de algunos políticos.

Al cierre de esta edición, estaba previsto que el presidente abordarse la cuestión del polémico calendario de la vuelta de las tropas estadounidenses de Afganistán. Horas antes de su intervención, se filtró desde la Casa Blanca el anuncio de que 34.000 de los 66.000 soldados desplegados en este país volverán a casa a principios de 2014.

Obama también tuvo en su guión pedir una ronda de conversaciones con la UE sobre comercio, inversión de EE UU en infraestructuras, manufacturas, energía no contaminante y educación. Todo a pesar de la oposición de los legisladores republicanos al gasto público y la división política de cómo contener el déficit.

La tragedia de Newtown, en la que murieron 20 niños el pasado diciembre, ha hecho que el debate de control de armas se cuele también en la agenda del presidente. Pero Obama sabe que será una de las tareas más complicadas de su mandato por los intereses económicos y políticos, incluso dentro de su propio partido, por el miedo de los senadores y representantes de la Cámara Baja a perder votos entre el electorado de zonas con larga tradición en la cultura de armas.

Los invitados de honor

Entre los invitados al palco de la primera dama destacaron Alan Alemán, indocumentado mexicano y beneficiado de la iniciativa de impedir deportaciones de estudiantes; Carlos Evans, que perdió dos piernas y una mano en Afganistán; Desiline Victor, de origen haitiano y 102 años, que esperó tres horas en Florida para votar a Obama y los padres de la niña tiroteada en Chicago.